La dimisión de Jordi Sevilla, brillante gestor público, refleja la confusión política

Jordi Sevilla. / RTVE
Jordi Sevilla. / RTVE

El informe de la CNMV procede de la sala de regulación del organismo, de la que es miembro quien es pareja de la Vicepresidenta. La pregunta es pertinente: ¿puede un organismo regulador sustraerse a la connivencia de intereses con el Gobierno en esas condiciones?

La dimisión de Jordi Sevilla, brillante gestor público, refleja la confusión política

La dimisión de Jordi Sevilla como presidente de Red Eléctrica Española (REE), cargo para el que había sido nombrado a propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez, se produce tras las diferencias de criterio con la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y con la Vicepresidenta del Gobierno para la Transición Energética. 

Es el primer cambio relevante entre los altos cargos del Gobierno tras la marcha obligada del Ministro de Exteriores y el cese de aquellos que debieron hacer hueco para los representantes del partido asociado al Gobierno. Y es sin duda el más llamativo tanto por la trayectoria y personalidad del dimisionario como en especial por las circunstancias que concurren en la decisión, libre pero probablemente inevitable ante la falta de sintonía con la Vicepresidencia. Obsérvese que la posible controversia no se establece con el Ministerio de Industria, convidado de piedra en este proceso, sino con la Vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pomposo nombre, que ocupa Teresa Ribera.

Según las informaciones publicadas, el cese se debería a la situación creada inicialmente por el Informe de la CNMV, que supuso pérdidas de 140 millones de euros para REE y obligó a un plan de ajuste de la compañía. Además se habrían producido continuas diferencias de criterio con la ministra que estaría coartando la gestión independiente y profesional de una empresa en la que el Estado sólo ostenta el 20% del accionariado estando el resto repartido entre fondos de inversión y accionistas minoritarios. La compañía cotiza en Bolsa y tiene carácter internacional con presencia en varios países latinoamericanos. De la mano de Jordi Sevilla, REE adquirió Hispasat, diversificando así su actividad y entrando en el mercado, extraordinariamente interesante, de los satélites de comunicaciones.

Al igual que en el pasado verano la citada Vicepresidencia provocó un seísmo en la industria automovilística española, líder en exportación, del que aún no se ha recuperado, también con el silencio del Ministerio de Industria parece que dedicado a otros menesteres, ahora las consecuencias podrían ser mayores de lo que aparenta. Así hace unos meses, REE respondía a la decisión de la CNMC poniendo de manifiesto que privar a la compañía de recursos para invertir en las redes de alta tensión que opera, tendría efectos en la calidad del servicio.

Los hechos tienen todavía una vertiente llamativa. El informe de la CNMV procede de la sala de regulación del organismo, de la que es miembro quien es pareja de la Vicepresidenta citada. La posible colusión de intereses fue comentada públicamente en su momento. La pregunta es pertinente: ¿Puede un organismo regulador sustraerse a la connivencia de intereses con el Gobierno en esas condiciones? En MUNDIARIO hemos denotado que la actual situación en la que hay ministros con relación de convivencia no es buena ni como imagen ni como modelo. 

Cuando las empresas impiden ese tipo de situaciones en sus órganos directivos no es porque las parejas de los afectados no tengan el mismo o superior grado de cualificación, sino porque resulta imposible hacer creer a los accionistas y clientes  que puedan primar el interés de su empresa sobre otras consideraciones, o que su independencia de criterio no se pueda ver ofuscada. Todavía hay más casos entre los altos cargos. La historia abunda en ejemplos que demuestran como mezclar política y familia es siempre una mala decisión que los ciudadanos censuran con toda razón. @mundiario

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