Los dilemas de la derecha española

Alberto Núñez Feijóo y Mariano Rajoy./ RRSS
Alberto Núñez Feijóo y Mariano Rajoy.

Ciudadanos ha tropezado con la realidad. Ya no tendrá que diferenciarse del PP sino del nuevo Gobierno mientras el peso de la oposición recaerá en el PP que cuadriplica sus escaños. Un baño de realismo para un partido crecido por las encuestas pero desconocido en el territorio.

Los dilemas de la derecha española

El resultado de la moción de censura altera las previsiones electorales de las últimas encuestas abriendo una etapa de cambios de actitudes de los electores. A corto plazo obliga a los dos partidos que se disputan la hegemonía del centro derecha a revisar sus estrategias.

Para el PP además se trata de algo ineludible. Ha sido desalojado del Gobierno a un año de elecciones y además tendrá que renovar a sus dirigentes. Tiene dos caminos: o elegir a alguien de entre los que han formado parte del grupo dirigente con Rajoy, tipo Feijóo o Sáenz de Santamaría o bien elegir a un dirigente con menos pasado. En el primer caso la sucesión será más tranquila pero las posibilidades de remontada menores. Además hay otros condicionantes. Por ejemplo el presidente gallego no está en las Cortes, un escaparate permanente. Por otra parte, si elige a un dirigente como los citados, no necesita revisar su programa pues no serïa creíble.

El otro camino es elegir a un dirigente con menos trayectoria institucional, que pueda disputar con sus homólogos de otros partidos desde una posición menos rígida. Sería la única forma de renovar algunos planteamientos anacrónicos de la derecha: escasa sensibilidad social, inexistente política territorial, menosprecio de las políticas de educación, ciencia y cultura. Y de hacer frente con solvencia a Ciudadanos cuyo único mérito  hasta ahora ha sido ofrecer la imagen moderna de la derecha a la que Rajoy había renunciado.

Además debe considerarse el tipo de oposición necesaria. Si se opta por la confrontación total, para la que sobran recursos parlamentarios e institucionales, el electorado se polarizará pero no necesariamente en beneficio del PP sino precisamente del nuevo Gobierno.

Ciudadanos ha tropezado con la realidad. Es la cuarta fuerza de la oposición. Ya no tendrá que diferenciarse del PP sino del nuevo Gobierno mientras el peso de la oposición recaerá en el PP que cuadriplica sus escaños. Un baño de realismo para un partido crecido por las encuestas pero desconocido en el territorio.

La transición ejemplar de uno a otro Gobierno es un magnífico indicador de la salud del sistema democrático. Un gobierno quemado ha sido cambiado por una coalición circunstancial que no gobernará como tal. Lo hará el PSOE con todas las consecuencias recabando los apoyos que en cada caso sean necesarios. Nada distinto de lo que hacía el Gobierno anterior. Habrá elecciones cuando corresponda o cuando la oportunidad lo aconseje. Y mientras tanto la posibilidad de explorar soluciones distintas a problemas enquistados.

Los primeros nombramientos conocidos conjugan experiencia y capacidad demostrada. En especial Borrell, idóneo para explicar una posición política que no entiende de fronteras: la defensa de la democracia liberal y progresista frente a sus enemigos, uno de los principales temas de nuestro tiempo.

Es un tiempo nuevo. Agotado temporalmente, intenso e interesante. Determinará los resultados siguientes. Y hasta es posible que facilite la siempre aplazada reforma del sistema de partidos. Todo por una simple votación de censura. @mundiario

Comentarios