¿Hemos perdido la confianza en el futuro ante las dificultades para el consenso?

Poder. / Manel Vizoso
Poder. / Manel Vizoso

Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. ¿Por qué creerse… poseedor del conocimiento absoluto? ¿Por qué imponerse bajo las distintas formas de la manipulación y la fuerza?

¿Hemos perdido la confianza en el futuro ante las dificultades para el consenso?

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas…

en su severo ámbito en que se odian dos colores…

También el jugador es prisionero de otro tablero de negras noches y de blancos días

(Jorge L. Borges)

 

Nada disculpa más a la naturaleza humana que entender su incierto y quizá, cruel destino. Perdidos  sin remedio en el horror de la violencia. En la soledad de miles de ojos asustados con la sola misión de sobrevivir. ¿Hemos perdido la confianza en el futuro? En medio de la confrontación de intereses personales, del sectarismo de sus antagonistas, de la rivalidad de nuestros políticos.

En medio de tal competitividad, de tal confusión. ¿No habrá quién tenga el valor de interpretar el sufrimiento real y anónimo de las personas? ¿Quién tenga el valor de defender, la verdad, oculta tras la oratoria vacía de los intereses espurios? Incluso, aún imbuidos de ambición y poder, no habrá quien, utilizando esa condición, procure mejorar las expectativas que se ciernen sobre nuestro angosto porvenir.

¿Por qué? ¿Cuál es, exactamente, el objetivo de dicha confrontación?:

> ¿La consecución del poder, o por el contrario, valorar a cada uno en el respeto de sus derechos, en el agradecimiento al firme cumplimiento de sus obligaciones?

> ¿La utilización del cargo representativo para fines propios, o escuchar las necesidades del pueblo (que somos todos), de nuestra juventud, de nuestros mayores, de nuestras ciudades…?

> ¿Ejercer una suerte de dominio, o apreciar las singularidades culturales, la igualdad en la educación, mejorar y proteger nuestra sanidad, nuestras potencialidades económicas…? ¡Nuestro futuro!

Porque... Tal parece que primero nos hubiesen arrebatado los argumentos, tras ellos, esa insensata inocencia que nos lleva a creer… Después, nuestros trabajos, nuestra seguridad, nuestras ilusiones.  

Como en una obra trágica, en el “juego sin fin” al que alude Borges en su maravilloso poema… ¿Querrán arrebatarnos también las valiosas piezas del saber y la cultura? Dejándonos al fin, huérfanos de libertad.

Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. ¿Por qué creerse… poseedor del conocimiento absoluto? ¿Por qué imponerse bajo las distintas y deleznables formas de la manipulación y la fuerza?

¿Cuál es la razón última de tal afán de poder? Hablamos de consenso o control social. Como decía el gran escritor gallego Gonzalo Torrente Ballester: “Nunca he pretendido que me tengas por superior, a condición de que no me tengas por inferior”. Si la soberbia y el desprecio son difíciles de perdonar. El rencor nubla la inteligencia. No lo olviden nuestros representantes. Hoy que tienen en sus manos nuestro futuro.

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