El día en que Trump defendió a Putin y desequilibró a las filas republicanas

Donald Trump, presidente de Estados Unidos y Vladimir Putin, presidente de Rusia. / RR SS
Donald Trump, presidente de Estados Unidos y Vladimir Putin, presidente de Rusia. / RR SS

La cumbre de Helsinki ha dejado algo claro: Putin está ganando la batalla de pulsos que históricamente han tenido los presidentes rusos y estadounidenses. Luego de la reunión que mantuvieron los mandatarios, Trump aseguró creer en Putin, desestimando a sus agencias de inteligencia y a su propio partido.

El día en que Trump defendió a Putin y desequilibró a las filas republicanas

La cumbre de Helsinki ha sido la peor ofensa que ha podido acontecer contra las agencias de inteligencias de EE UU, y no porque el presidente ruso Vladimir Putin niegue haber interferido en las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses, sino porque el propio Donald Trump, presidente de EE UU, se ha encargado de desestimar las investigaciones que han arrojado las agencias de seguridad e inteligencia al expresar que no ve razones para que Rusia haya querido intervenir en dichos comicios. Al apoyar a Putin, no solo desestima la investigación que acusa formalmente a 12 agentes de Moscú, sino que prácticamente desecha el discurso de las filas republicanas.

En términos simples, Donald Trump ha dado una bofetada tanto al partido que representa como a las instituciones que dirige. “Hemos sido claros en nuestras valoraciones de la injerencia rusa en las elecciones de 2016 y sus intentos generalizados de socavar nuestra democracia”, ha señalado Daniel R. Coats, actual director de la CIA. Mientras que el exdirector de la institución entre 2013 y 2017 John Brennan criticó duramente al mandatario e hizo una llamado al Partido Republicano: “La actuación de Donald Trump en la rueda de prensa de Helsinki excede los delitos graves y faltas. No ha sido menos que traición. No solo los comentarios de Trump fueron estúpidos, sino que está completamente en el bolsillo de Putin. Patriotas republicanos, ¿dónde estáis?”.

Las declaraciones del mandatario estadounidense dejan en una posición muy complicada a su partido, donde las reacciones no se han hecho esperar desde el ala más dura. Así ha sido el caso de Jeff Flake, senador republicano de Arizona quien ha señalado que: “Nunca creí que vería a un presidente estadounidense subirse a una tarima con el presidente ruso y echar la culpa a EE UU de una agresión rusa”.

Las palabras de Trump generan malestar por su complacencia además de dejar en ridículo a las altas instituciones de inteligencia estadounidense. Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes fue enfático al señalar que “no hay duda de que Rusia interfirió en las elecciones de 2016”, y no “hay una equivalencia moral entre EE UU y Rusia”.

John McCain, muy respetado por demócratas y republicanos, no dudó en declarar que la actuación del presidente fue una “de las más vergonzosas en la historia por parte de un presidente de EE UU. El daño infligido por el egoísmo e ingenuidad de los autócratas de Trump es difícil de calcular. Pero está claro que la cumbre de Helsinki ha sido un trágico error”. Por su parte, el senador Lindsey Graham fue sincero y señaló como preocupante la actuación de Trump, que a su juicio, sería considerada por Rusia como una muestra de debilidad.

Periodistas de la cadena Fox, de corriente republicana, también criticaron la actuación de Trump. El País señala los apuntes de la periodista Abby Huntsman, quien expresó que “ninguna negociación hace que valga la pena lanzar a tu gente bajo las ruedas de un autobús”; mientras que el presentador Neil Cavuto dijo que la actitud del presidente estadounidense fue “asquerosa”.

Lo único que puedo hacer es formular la pregunta. Muchos dicen que creen que es Rusia. El presidente Putin dice que no es Rusia. Yo diré esto: no veo razón alguna de por qué debe ser así. Yo quiero ver el servidor. Tengo confianza en ambas partes”, dijo Trump en una rueda de prensa para intentar calmar las aguas. El problema es que coloca en el mismo pedestal a los servicios de inteligencia, al secretario de Estado, su consejero de Seguridad Nacional, a los republicanos y a Putin, una fórmula que ciertamente está destinada al fracaso porque no hay nada más que moleste a un estadounidense que cualquier sentimiento anti-patriótico… y desde cualquier parte del mundo, que desestimes a tus agencias de inteligencia, no es nada bueno para tu país. @mundiario

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