Despedir a James Comey es el movimiento más impredecible de Trump hasta ahora

Donald Trump y James Comey. / RRSS
Donald Trump y James Comey. / RRSS

Comey se enteró de que había sido despedido como director del FBI al igual que el resto de nosotros: al verlo en la televisión.

Despedir a James Comey es el movimiento más impredecible de Trump hasta ahora

La medida, prescindir de los servicios del hasta entonces director del FBI, James Comey, fue anunciada el martes por la tarde a través de una carta enviada por el presidente Donald Trump al propio Comey, la cual marcó el momento más impredecible de una presidencia que durante sus primeros cien días ha sido la menos ortodoxa en la memoria.

Comey fue quien se encargó de dirigir la investigación sobre la intromisión de Rusia en la campaña de 2016, y concluyó qué, si es que hubo alguna colusión, había ocurrido entre los agentes de la campaña de Trump y los oficiales de inteligencia rusos. Movimiento considerado impensable tan recientemente como esta semana.

La explicación para el movimiento tenía poco sentido lógico. Un informe del vicepresidente de la Fiscalía, Rod Rosenstein, destacó el manejo de la investigación del FBI en el servidor de correo electrónico privado de Hillary Clinton como la razón principal de su destitución. Rosenstein acusó a Comey de un intento de "usurpar" el poder del fiscal general al anunciar públicamente que no creía que se debían presentar cargos contra Clinton en una conferencia de prensa del 5 de julio de 2016.

Pero ¿Por qué, si Trump estaba tan descontento por el manejo de la investigación acerca del correo electrónico de Clinton, diría lo siguiente del director del FBI en octubre tras la decisión de reabrir el caso de Clinton: " Tomó mucho valor hacer lo que hizo el director, cuando había tanta oposición y tanta gente tratando de proteger a Clinton de una acusación penal"?

La carta que Trump envió a Comey, o que más bien, se dio a conocer a los medios de comunicación, no logra responder esa y muchas otras preguntas, tan sólo consigue levantar más. El mensaje no tan sutil que envía Trump es escalofriante: "Quiero que todos sepan que me dijiste, ¡tres veces!, que no soy el blanco de esta investigación sobre Rusia. Me lo dijiste tres veces. ¿Recuerdas las tres veces que me dijiste que no estaba bajo investigación por esto de Rusia? Además, estás despedido."

Lo que Trump está haciendo aquí no es simplemente impredecible. Es potencialmente muy peligroso para la estabilidad de los procesos democráticos. La forma no es la apropiada. 

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