Deconstruyendo a Aznar

José María Aznar en el Foro de Economistas de mayo 2016. / Facebook José María Aznar
José María Aznar en el Foro de Economistas de mayo 2016. / Facebook José María Aznar

Aznar siente que le están desmontando piedra a piedra la catedral de la derecha que con tanto empeño edificó. Ahora que la Fundación FAES se ha liberado de ataduras con el Partido Popular, se rebela -aún más- contra la política de los actuales dirigentes del PP.

 

La FAES aznarista asegura que lo de la voluntad de diálogo y tal está muy bien pero que lo de falsificar el pasado está fatal. Porque, asegura, este PP está empeñado en asumir lo que dicen de él sus adversarios en lugar de defender su propia historia.

A juicio de la FAES el PP, o sea, Rajoy, asume que la política económica de los populares ha sido austericida, asume el relato de los nacionalistas cuando asume que se equivocó y que el independentismo se multiplicó exponencialmente cuando los populares se pusieron a recoger firmas contra el Estatut, en vez de ponerse de acuerdo entonces con el PSOE. Asumir como un error lo que fue piedra angular de la posición del PP en aquellos años ha hecho saltar a la fiera.

En lo que sí tiene toda la razón Aznar es que hay que revisar el contexto. En 2003, como recuerda FAES en su comunicado, el PSC de Maragall firmó el pacto del Tinell con la Esquerra de Carod y la Iniciativa per Cataluña de Saura. Ciertamente se trataba de un tripartito para gobernar Cataluña pero fueron mucho más allá cuando incluyeron en ese acuerdo no pactar nunca nada con el PP. Había nacido el cordón sanitario. El Estatut lo había alentado ya Rodríguez Zapatero antes de llegar al gobierno mientras aplaudía aquel pacto excluyente e infame del Tinell. Así pues, en verdad, un acuerdo con aquel PSOE se mostraba imposible.

Pero también deberíamos contextualizar la situación política a día de hoy para valorar en su justa medida el deshielo que el Gobierno de Rajoy pretende con los nacionalistas catalanes. La dificilísima posición del PSOE, en manos de una gestora, la crisis PSOE- PSC, la deriva independentista de la antigua convergencia y su entrega -para muchos convergentes a regañadientes- al radicalismo de la CUP, abre un pequeñísimo espacio que el PP está dispuesto a tratar de agrandar. Los antisistema catalanes no le pasan una al Gobierno de Puigdemont, la última: la amenaza de no votar los presupuestos si antes no dimite el Conseller de Interior por la quema de fotografías del Jefe del Estado. Los populares pueden y deben tratar de rebajar el tono sobernista del PDC (antigua Convergencia de Cataluña) y darle argumentos para poner distancia con la CUP, engordar esa zanahoria que ayer mismo el propio Presidente de la Generalidad calificaba como esmirriada.

Para entonces los antisistema catalanes podrían quemar fotos de la Vicepresidenta pacificadora Saenz de Santamaría.

@EgeaPilar

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