¿Deberíamos incorporar un detector de mentiras a nuestros políticos?

Pedro Sánchez y Albert Rivera en su encuentro del pasado mes de mayo de 2019. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa
Pedro Sánchez y Albert Rivera en su encuentro del pasado mes de mayo de 2019. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa

Hay quien dice que un detector de mentiras incorporado en los debates preelectorales eliminaría radicalmente el populismo y curaría al que se cree sus propias  engaños, al político psicótico.

¿Deberíamos incorporar un detector de mentiras a nuestros políticos?

Creerse las propias mentiras no es algo tan raro como pudiera parecer, es algo bastante frecuente en las personas y tremendamente perjudicial en política. Es muy habitual que políticos profesionales, de los que van en las listas y hacen campaña, lleven en sus discursos y hasta en su programa promesas que jamás podrán cumplir porque no son de su competencia. Lo hemos visto en las elecciones municipales donde se hacen promesas de legislar  algo que es competencia de la Comunidad, hacer en la Comunidad promesas que son competencia del Estado, y en todas, hasta en las generales, prometer cosas que dependen de la UE. Siempre nos queda la duda de si realmente se creen lo que dicen, lo que les incapacitaría para el cargo por ignorantes o piensan que los ignorantes somos los votantes que no nos daremos cuenta o que dándonos preferimos soñar. 

Parece ser que antes de las elecciones Pedro Sánchez prometió a Pablo Iglesias presidir el Congreso y un par de ministerios de segunda fila y que Iglesias lo rechazó por ser poco para Podemos, lo cual demostraría que se lo creyó pese a saber que Sánchez y su equipo repitieron varias veces que lo que dice en campaña un candidato no tiene porqué cumplirlo un Presidente. Ahora dicen que anda en la propuesta de modificar el artículo 99 de la Constitución para que en el caso de no lograrse un consenso sea investido Presidente el cabeza de la lista más votada. Podría ser una respuesta a la idea de la derecha de dar 50 escaños al que gane las elecciones al estilo griego pero debería haber tenido en cuenta que en España no hay un régimen presidencialista y aunque Sánchez hable de conseguir con medidas así la gobernabilidad, sabemos que eso no es cierto ¿lo sabe él?

Por un lado sabemos que para tocar la Constitución es necesario un consenso que no tiene actualmente, y por otro que la investidura no es el problema de la gobernabilidad. Sánchez ya estaba investido y para eso no necesitaba elecciones, las necesitaba para lograr otra distribución de escaños que le permitieran sacar adelante las leyes que presenta al Parlamento los jueves o para aprobar los Presupuestos, y esa mayoría estable solo es posible con Cs al que se le critica desde todos los medios que no quiera incumplir sus promesas. Suena raro pero mucho más raro suena que Pedro Sánchez no haya ofrecido a Cs algo realmente tentador. Las voces socialistas a favor del indulto, el apoyo al lazo del Ayuntamiento de Barcelona que acusa a España de tener presos políticos, el apoyo a los ayuntamientos de ERC, las promesas a Podemos, los pactos con el JxCat de Puigdemont o los apoyos a Bildu de Otegui no van en esa dirección sino que circulan en dirección contraria camino de unas nuevas elecciones que no solucionarán el problema aunque si darán probablemente una disminución de Podemos y quizás a un crecimiento de Errejón y su nuevo partido  junto también a la caída de Vox que predicen las encuestas.

El único paso que realmente ha dado Sánchez es pedir la abstención de Cs y el PP para investirlo Presidente para luego gobernar con Podemos y los nacionalistas que le volverán a pedir precios inaceptables por su apoyo ¿de verdad cree que eso es aceptable para Cs y el PP cuando esa misma petición la hizo Cs en Andalucía con la respuesta conocida?

Es lamentable a donde nos ha llevado la justificada falta de credibilidad en los políticos para que nadie entienda que alguno cumpla lo que prometió. Cuesta mucho hacerse una idea pero ¿como sería la política si los políticos llevasen un detector de mentiras al menos en los debates y negociaciones? Pensemos en ello porque cada día parece más necesario para que recobren la credibilidad del ciudadano y dejen el postureo para el circo porque España no es un circo aunque a veces lo parezca.

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