¿Debemos tomar las elecciones andaluzas como un presagio de las generales?

Candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía en las elecciones del 2 de diciembre de 2018. / RT.
Candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía en las elecciones del 2 de diciembre de 2018. / RT.

En el cúmulo de desaciertos de las encuestas destaca la del CIS que afirmaba que el PSOE sumaría tanto con Adelante Podemos como con Ciudadanos y que Vox sería anecdótico.

¿Debemos tomar las elecciones andaluzas como un presagio de las generales?

Como suele ser habitual, en la mayoría de procesos electorales triunfó la abstención nada menos que con un 41,4%,. Para dar relevancia a esta cifra baste recordar que si los votos se midiesen como la abstención respeto al censo electoral, el PSOE se quedaría en un 16% de apoyo, el PP en un 12%, Ciudadanos en un 10,7%, Adelante Podemos en un 9,4% y Vox en un 6,4%,. Aún considerando que siempre hay impedimentos de fuerza mayor o incluso pereza para desplazarse a las urnas, no cabe duda de que acertaremos al afirmar que una mayoría de andaluces han perdido la confianza en los dirigentes políticos y sus promesas con una particularidad, los que ocuparon cargos de poder en la Comunidad y en alcaldías - PSOE, PP, Podemos - se han hundido estrepitosamente, y los que han estado fuera del poder son los únicos que crecen - Ciudadanos y Vox - a quienes los ciudadanos han apoyado haciéndolos crecer diez puntos a cada uno aunque sea por razones diferentes. 

Para averiguar realmente el sentir del pueblo soberano conviene profundizar algo más en el análisis aparte de la evidencia de que el gobierno que se forme ha de gobernar para todos ya que sume como sume nunca tendrá el respaldo mayoritario de los andaluces. Uno de los hechos a destacar es que con las circunscripciones electorales que hay actualmente nunca habrá una representación proporcional al sentir de la ciudadanía, así al PP cada escaño le ha costado 28.818 votos mientras que a Ciudadanos le cuesta 31.411 y más a Vox o Podemos y menos al PSOE, recordándonos que el bipartidismo compra más barato, especialmente cuando las elecciones son nacionales porque a los partidos nacionalistas siempre parece que les ha tocado la lotería. Otro de los aspectos a destacar es que Susana Díaz incumplió sus compromisos con Ciudadanos creando desconfianza en sus promesas aunque no sabemos si lo hizo para provocar un adelanto electoral antes de los juicios pendientes por corrupción en el PSOE, o para detener su descenso en las encuestas.

Lo que parece más innegable es que la elecciones andaluzas han tenido un gran componente en clave nacional. Sánchez apareció por allí lo menos posible porque pese al esfuerzo de Susana Díaz por apartarse de sus decisiones, el comportamiento del PSOE en Cataluña y la entrega de los medios de comunicación a Podemos ha tenido muchos detractores en Andalucía donde una parte importante de los nacidos allí residen hoy en aquella Comunidad, ellos o sus descendientes, y son perseguidos e insultados a diario. A esto habría que sumar aquello de que lo que prometes o manifiestas como candidato en campaña electoral no tiene porqué coincidir con los que haces como presidente de gobierno porque se transforma en otra persona distinta. Susana tendrá sus propia culpa en el descenso del PSOE en Andalucía pero no le quitemos a Sánchez su parte de mérito en ese logro. Lo mismo podríamos decir del PP porque sus espectacular caída a nivel nacional tras el papelón que dejó Rajoy es imposible que no influyese en Andalucía pese al tremendo esfuerzo que hizo Casado por detener esa caída, algo que va consiguiendo pero que no llegó a tiempo. Con Podemos la situación transcurre paralela a la del PSOE, no en vano viajan juntos por la política nacional. Ha complicado mucho la situación en Cataluña y Navarra con una amistades que no gustan a muchos andaluces además de fijarse como objetivo derribar la Monarquía, algo que no es el sentir andaluz hoy por hoy.

Para completar la clave nacional a nadie se le escapa que Ciudadanos es quizás quien más ha recogido los frutos de su actitud nacional. Cierto que logró imponer muchos puntos de su pacto con el PSOE andaluz y mostró coherencia cuando tuvo que retirarle su apoyo, pero es indiscutible que sus lideres nacionales se han volcado en estas elecciones con su presencia contínúa y que son los que más han defendido a los andaluces porque para ellos todos los españoles tienen los mismos derechos y eso gusta en Andalucía. No hace falta vivir en Sevilla para darse cuenta de que Inés Arrimadas es un ídolo para muchos andaluces y que Rivera no le va a la zaga. Luego nos queda Vox pero este partido más que un fenómeno nacional es un fenómeno europeo, no en vano tiene en Le Pen su máximo apoyo. Es evidente que hay mucha gente en Europa que está preocupada por la avalancha de inmigrantes que llegan cada día de forma ilegal y también por las consecuencias que tiene el fenómeno por la falta de fronteras. Este sentir antisistema provocado por el deslizamiento de la derecha tradicional hacia posiciones de buenismo y menos radicales, han logrado que el sentimiento de nacionalismo patrio esté calando en toda Europa y España no podía ser diferente. 

Andalucía ha quedado lista para sentencia y tiene muy pocas opciones porque el poder han de repartírselo entre PP y Ciudadanos, uno argumentando que tiene más escaños y otro que él es quien crece mientras el PP desciende, todo con el permiso de Vox que pondrá sus condiciones porque es quien decidirá finalmente y si quiere incluso puede forzar nuevas elecciones, pero todo hace pensar que Andalucía será de centro derecha los próximos cuatro años. Lo que no sabemos es lo que provocará el pánico creado a nivel nacional, si Sánchez se dará tiempo para revertir la situación o adelantará las elecciones para detener su caída porque no olvidemos que la subida de votos de Vox supera la caída de los del PP lo que evidencia que hay votos que han ido del PSOE a Vox ya que Ciudadanos está entre los ganadores. Es la historia, cuando la izquierda se radicaliza en la derecha ocurre otro tanto. Veremos si el centro es capaz de contagiar la moderación a derecha e izquierda o por el contrario el radicalismo crece. @mundiario

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