¿De qué podría quejarse a Mariano Rajoy la hija de algún político español?

Escritura.
"Tenemos a esa chusma en la puerta incordiando y gritando y andamos todos de los nervios, la verdad. Mi casa, se lo digo en serio, se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en un auténtico drama".
¿De qué podría quejarse a Mariano Rajoy la hija de algún político español?

Escrache ante la sede del PP en Sevilla

Personas manifestándose por los desahucios Sevilla Report vía Compfight

Querido Mariano:

El otro día le escribió su niña -aquí está la carta-, la hija de los perroflautas, y hoy lo hago yo. Desde hace algún tiempo, vivo en un sinvivir y es que para nosotros, o sea los hijos de algunos políticos españoles, la cosa tampoco pinta nada bien. Imagínese, que tenemos cada dos por tres a esa chusma en la puerta incordiando y gritando y andamos todos de los nervios, la verdad.

Mi casa, se lo digo en serio, se ha convertido en un auténtico drama. Mamá anda agobiada porque ha tenido que cambiar su cita para la pelu tres veces en una semana, “por no verles la cara a esos fascistas” dice, y tampoco puede salir de compras por Serrano con la misma libertad.

A papá no hay quien le dirija la palabra, o sea que está deprimidísimo: el otro día se lamentaba en el desayuno mientras veía las noticias de que, este verano, vamos a tener que anular las vacaciones a Barbados y bajar un poco el tren de vida, aunque solo sea por guardar un poco más las apariencias.

Y eso, Don Mariano, no me diga que no es un rollo y desestructurar una familia. ¡Hasta el personal de servicio ha cambiado su horario habitual por no pasar el sofoco de cruzarse con esos desalmados que nos agreden repartiendo esas dichosas pegatinas verdes! O sea, que como sigamos así, vamos a tener que mudarnos durante una temporada al chalé de la sierra, con todo el fastidio que eso supone.

Mis padres nos han explicado, a mi hermano pequeño y a mí, que esa gente protesta porque los quieren echar de sus casas por “puferos”, y digo yo, o sea, para qué se metieron a comprar algo que no iban a poder pagar. Es que, como le cuenta mi madre por teléfono a su amiga Cuqui: “hay algunos que se empeñan en vivir por encima de sus posibilidades y así va el país". O sea, que si eres un perroflauta, asúmelo y no pretendas cambiar la flauta por un violín Stradivarius, a precio de saldo.

Además, ha dicho Cospedal que todo es quitarse de comer y asunto solucionado. Es que se nota que esta pobre gente ha estudiado en la pública, de verdad. O sea.

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