Cuidemos la democracia en la Argentina

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Elecciones nacionales en la Argentina
Ya pasaron las PASO. Entre esta gran encuesta y las elecciones generales, comenzaron las maniobras desestabilizadoras por parte de aquellos que exhiben sus mezquindades en medio de un complejo contexto.
Cuidemos la democracia en la Argentina

Hace algunas semanas se llevaron a cabo las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias que no tuvieron mayor sentido que ser una gran encuesta de cara a las próximas elecciones generales del 27 de Octubre. En observación quedará cual es la verdadera importancia del formato de las PASO, una elección que ha perdido su verdadera esencia y que únicamente sirve para despilfarrar el dinero, justamente en momentos en donde éste no es un bien que abunde precisamente. Uno de los tantos legados que el kirchnerismo dejó y que son realmente pocos los políticos que cuestionan su funcionamiento.

Las PASO dejaron en evidencia la preponderancia de la inexorable doctrina del bolsillo por sobre otras cuestiones de “menor importancia” –como me dijo un amigo que milita en las filas peronistas hace tiempo– como los valores republicanos, la seguridad jurídica o el desarrollo de las instituciones. “Es la economía estúpido” repetía un famoso asesor de Bill Clinton en la tan invocada campaña electoral norteamericana de 1992. Cuánta razón tuvo.

Una gran parte de los argentinos dejó en claro su tristeza por la situación económica y llevó agua para el molino de la principal fuerza de oposición argentina, hoy a cargo de Alberto Fernández. La polarización no atinó los resultados deseados por unos, como tampoco fueron muy precisos los números que manejaban algunas consultoras con sus encuestas, esas herramientas que pasaron de ser un quirúrgico análisis científico a inescrupulosas herramientas de operaciones políticas, en algunos casos, llegando a desvanecer cualquier límite existente de moralidad. Habría que rever estas prácticas que increíblemente inciden en el voto de las personas pese a conocerse su manipulada naturaleza.

No obstante, ha sorprendido por estos días el irresponsable accionar de dirigentes políticos y sobre todo de periodistas tratando de dinamitar la gobernabilidad. Cuesta entender que motiva a estos nefastos personajes que tratan de inocular a la ciudadanía con miedo y desconfianza, presagiando un sombrío futuro. Si realmente respetamos las instituciones y los valores republicanos debemos dejar de hablar de transición en estos tiempos para tratar de deteriorar más la ya averiada imagen del Gobierno. Mucho menos en este país donde la volatilidad electoral oscila de norte a sur y de este a oeste. Personas que hoy dicen “voto a tal candidato” perfectamente cambian de postura por un candidato que está en las antípodas de su primera selección electoral. Es responsabilidad de todos ser medianamente cuidadosos para no generar falsas expectativas.

Esta semana fue un periodista de la cadena C5N quien salió a informar que los emisarios del Fondo Monetario Internacional manifestaron su preocupación por la situación y por el “vacío de poder” con el que supuestamente habrían pedido el adelantamiento electoral. El comunicado que salió del FMI nada dice de eso. Los periodistas deberían hacerse cargo de sus dichos y dejar de ser meros instrumentos de operaciones políticas. Ya bastante bastardeada esta la profesión como para que algunos sigan acrecentando tal degradación. Ampararse en el off the record es perverso y no desliga de sus responsabilidades a esos profesionales que se excitan difundiendo informaciones no chequeadas por un puñado de decimales de rating, retweets en sus cuentas de twitter o tan solo seguir alimentando su narcisismo por unos pocos followers más.

La mezquindad de estos reciclados “periodistas” debe quedar a un lado porque de nada sirve que el país esté peor para el próximo Gobierno, sea de Alberto Fernández, Mauricio Macri, Roberto Lavanga o quien sea. Estas condiciones económicas no podrán hacer de Alberto Fernández –en caso de ganar el 27 de Octubre, lo que parece casi un hecho–  ese gran estadista que muchos piensan que será. No conviene agitar las aguas para recibir el mar lo más revuelto posible y fingir ser quienes doman las olas. Sobre todo entendiendo que fueron varios de quienes hoy desfilan como los solucionadores de todos los porblemas los mismos intérpretes que entregaron un mar bastante agitado, allá por fines de 2015. El contexto internacional actual no se asimila en nada a ese benévolo panorama de mediados de la década del 2000.

Ha costado mucho llegar a tener una democracia que, con más defectos que virtudes, se ha ido consolidando en los últimos años. Debemos cuidarla y es nuestra tarea que no se dinamite aquello por lo que mucha gente ha luchado y continuará haciéndolo. Argentina solo podrá volver a ser un país medianamente serio si, por una buena vez, el pensamiento colectivo derrota a los intereses de unos pocos que prefieren el caos para hacerse pasar por héroes. No son tiempos de grandes héroes sino de gobiernos sensatos que muestren estar a la altura de las circunstancias. Hay una gran porción de la sociedad que así lo desea.

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