Cuatro errores que explican el funeral político de Mariano Rajoy

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español y Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno español. / RR SS.

A pesar de que sus apologetas lo describen como la injusta víctima de una conspiración “frankestiniana” contra su figura, no es imposible encontrar errores muy notables en la estrategia política que siguió desde su llegada a la Moncloa.

Cuatro errores que explican el funeral político de Mariano Rajoy

En menos de dos meses se ha registrado una doble derrota de Mariano Rajoy: la primera tuvo lugar a manos de la triunfante moción de censura promovida por Pedro Sánchez y la segunda se verificó mediante el descarrilamiento de la candidatura de Saenz de Santamaría a la presidencia del PP.

Rajoy, que fue uno de los tres presidentes que, desde 1977, pudo disfrutar de una mayoría absoluta en el Congreso (los otros dos: González y Aznar), sucumbió ante un cúmulo de circunstancias que provocaron su salida abrupta del poder y una indisimulada sensación de fracaso.

A pesar de que sus apologetas lo describen como la injusta víctima de una conspiración “frankestiniana” contra su figura, no es imposible encontrar errores muy notables en la estrategia política que siguió desde su llegada a la Moncloa. Hay cuatro que tienen especial relevancia:

I) El tratamiento de la corrupción. Siempre infravaloró la trascendencia de esta cuestión y eligió la vía judicial como el único instrumento que cabía aplicar.Con él no podía suceder lo que vivió A. Merkel en su gobierno:la dimisión inmediata de un ministro de Defensa al trascender que había copiado una parte de su tesis doctoral.El calvario que representó Bárcenas -y el resto de la colección de imputados- no se zanjó mediante la asunción de responsabilidades políticas porque nunca creyó que sufriría una penalización electoral insoportable por ese asunto.

II) La pasividad y falta de iniciativas políticas en la crisis de Cataluña. Para la historia quedará una estadística demoledora:cuando Rajoy llegó al gobierno, el independentismo se movía en el entorno del 25% de las preferencias electorales; en el momento de abandonarlo, el porcentaje se encuentra en el 47%.Además de la problemática mochila histórica que portaba (haber impulsado el recurso contra el Estatut ante el TC, condimentado con una recogida de firmas populista por buena parte de la geografía española), no quiso o no supo encontrar fórmulas de entendimiento con el govern de la Generalitat cuando estaba presidido por Artur Mas (desaprovechó la ocasión de pactar un sistema de financiación específico para la Hacienda catalana).Cuando acometió una rectificación parcial -la famosa “operación diálogo” encomendada a Santamaría- ya era demasiado tarde y tenía un competidor -el partido de A. Rivera- que le había comido su espacio electoral en Cataluña y amenazaba con hacerlo en otros territorios del Estado.

III) La creencia dogmática en los efectos benéficos automáticos de la mejora del cuadro macroeconómico. Apostó por un silogismo de claro perfume burocrático:si el PIB se recuperaba y las cifras de empleo cambiaban su tendencia descendente ello iba a suponer un cambio en la percepción de la crisis por parte de la mayoría de la sociedad.Semejante planteamiento hacía abstracción de la fuerte desigualdad provocada por la conjunción de tres circunstancias lesivas:mayor precariedad laboral, fuerte descenso salarial y disminución de la cartera de prestaciones públicas por los recortes registrados en los presupuestos generales del Estado.

IV) Durante muchos años, Mariano Rajoy consintió la evidente confrontación entre Santamaría y Cospedal a pesar de que ambas ocupaban importantes responsabilidades en el gobierno y en el partido. La falta de diligencia presidencial en esta controversia soterrada no tuvo consecuencias prácticas mientras el PP disponía de un poder institucional absoluto pero ha sido un factor desestabilizador muy notorio en el desarrollo del reciente Congreso y ha posibilitado el triunfo claro del candidato -Pablo Casado- que cuestionaba de facto el legado del ex-presidente.

Cuatro errores que han conducido al funeral político del personaje que ejerció durante muchos años un liderazgo incontestado en la organización tradicional de la derecha española. @mundiario

Comentarios