Cuando Castiella cerró la verja se limitó a aplicar el Tratado de Utrecht

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Bandera española con el peñón de Gibraltar al fondo.

Al conmemorar el 50 aniversario de la verja de Gibraltar, se olvida que el Tratado de Utrecht, que legitima la posición británica, dice que la roca no tendrá comunicación por cierra con España.

Cuando Castiella cerró la verja se limitó a aplicar el Tratado de Utrecht

Se vienen publicando estos días diversos artículos, reportajes y análisis sobre el 50 aniversario del cierre de la verja de Gibraltar por parte del entonces ministro de Asuntos Exteriores José María Castiella. Curiosamente, en ninguno de ellos se cita el artículo X del Tratado de Utrecht, que es el instrumento jurídico que justifica la posesión británica de la Roca, y que literalmente dice:

Artículo X. El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra. Y como la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos, y de aquí puede resultar que los soldados de la guarnición de Gibraltar y los vecinos de aquella ciudad se ven reducidos a grandes angustias, siendo la mente del Rey Católico sólo impedir, como queda dicho más arriba, la introducción fraudulenta de mercaderías por la vía de tierra, se ha acordado que en estos casos se pueda comprar a dinero de contado en tierra de España circunvecina la provisión y demás cosas necesarias para el uso de las tropas del presidio, de los vecinos u de las naves surtas en el puerto. Pero si se aprehendieran algunas mercaderías introducidas por Gibraltar, ya para permuta de víveres o ya para otro fin, se adjudicarían al fisco, y presentada queja de esta contravención del presente Tratado serán castigados severamente los culpados…

“Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla.”

Es decir, que la cesión se hizo con tres condiciones esenciales:

1. Limitación del territorio cedido.

2. Ausencia de comunicación con zonas vecinas.

3. El Derecho de retrocesión a España en caso de que Gran Bretaña quisiera cambiar el régimen pactado, cosa que el Reino Unido ya ha hecho con respecto a los habitantes de la colonia. Ergo, España, en 1969 no hizo otra cosa que aplicar el Tratado.

Puntos aparte son la ocupación del istmo, la destrucción de las defensas frente a la Roca que estaban donde ahora la frontera (y que se hace cuando los ingleses vienen a ayudarnos frente a Napoleón) o la pretensión británica, justificándolo por la extensión del Derecho Marítimo Internacional, a una parte de las aguas de la bahía de Algeciras, fuente de tantos conflictos.

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Un chiste sobre el conflicto pesquero.

Y, sobre todo, Inglaterra ha dado a la colonia un nuevo régimen jurídico, que vulnera el propio Tratado, y que ahora no considera propiamente colonia, sino dentro del eufemismo de “territorio ultramarino”, esto es un estatuto permanente como British Overseas Territory (2006). En el preámbulo de este texto se incluye la misma promesa al pueblo de Gibraltar de no alterar su estatuto contra sus deseos, y un nuevo párrafo que denota la contradicción entre las competencias otorgadas a Gibraltar y las que se reserva el Reino Unido, como potencia colonial de toda la vida; es decir, la política exterior de la Roca. 

El Reino Unido otorgó a los habitantes de la colonia sucesivas constituciones en 1969 y 2006, pero no dejan de ser cartas otorgadas, porque la colonia lo sigue siendo a todos los efectos internacionales, con su gobernador británico incluido. Y, pese a las cesiones de España, no hemos avanzado nada. En 1980, los ministros de Exteriores de ambos países, Lord Carrington y Marcelino Oreja firmaron un acuerdo en Lisboa para desbloquear las negociaciones que tampoco dejó otros efectos que la célebre frase del británico de “Vamos a pensar juntos”. O sea, nada. De ese tipo de encuentro hubo otroa varios después con el mismo resultado.

Estos días, se recuerda en Gibraltar con una exposición el aniversario del cierre de la frontera por parte española. Aparte de que de repente quedaron sin empleo 10.000 trabajadores, a muchos de los cuales se les ofreció empleo como celadores de la Seguridad Social repartidos por España (yo conocí a varios de ellos en Vigo) o puestos similares, es cierto que aquel cierre supuso la dolorosa separación de familias a los dos lados de la frontera, aparte del bloqueo terrestre, aéreo, telefónico y de todo tipo de comunicaciones.

Claro que a veces olvidamos que los verdaderos gibraltareños no son los descendientes de genoveses, judíos y otros que viven en la roca, sino los habitantes de San Roque, donde reside Gibraltar, cuyos antepasados se trasladaron a la ermita de este nombre con sus libros municipales, registros, estandarte y bienes, salvo cuatro renegados y un cura, ante la ocupación británica.

Las cesiones de Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero rompió un consenso de siglos sobre Gibraltar cuando, con Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores, aceptó en 2006 a Gibraltar en las negociaciones como parte separada de la delegación británica en el llamado foro tripartito establecido por el “Acuerdo de Córdoba lo” que debilitó la posición histórica española, que sostuvieron los gobiernos de todos los colores habidos en nuestra historia.

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La calificada como "foto de la vergüenza".

En consecuencia, en éste como en otros asuntos, la posición de España quedó muy perjudicada por las cesiones del Gobierno del PSOE, que en tiempos de González, en 1982 a efectos peatonales y en 1985 plenamente, se abrió la verja, sin contraprestación alguna. Pero lo peor de todo fue que Zapatero y Moratinos cedieron sin contrapartidas a una exigencia fundamental de los dirigentes gibraltareños desde los tiempos de Joe Bossano, como ministro principal: contar con representación propia en las negociaciones. Es decir, se les otorgó estatus propio, algo que ni el Reino Unido exigía. Para muchos fue simplemente una traición. El gobierno de Gibraltar obtuvo de este modo un reconocimiento de facto. Ante el aluvión de críticas, Zapatero y Montesinos se disculparon afirmando que el foro no discutía cuestiones de soberanía, sino de cooperación territorial. Era falso. Nunca ningún gobernante español había llegado tan lejos. El Gobierno del PP simplemente dejó de convocar el foro.

Lo que se dice negociaciones de verdad sobre Gibraltar llevan paralizadas 17 años, desde los tiempos en que la ministra Ana Palacio, en plena crisis de Perejil, se hizo cargo de Exteriores, en julio de 2002. No ha vuelto a haber diálogo sobre el asunto esencial para España, ni en un marco bilateral (2002-2006) ni en el tripartito desde 2006 a 2012.

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Una parte de la población de la Roca vive gran parte del año en España.

El 20 % de los gibraltareños viven en España

Cada día pasan la frontera 35.000 personas, 12.000 coches y 4.000 vehículos a dos ruedas en días normales, cifra que se incrementa exponencialmente en verano. Al salirse de la Unión, Gibraltar sería parte de un país tercero, por lo que ello afecta en primer lugar al control fronterizo. Si España aplicara en este caso las normas habituales, el tránsito se haría, dado su volumen, insostenible.

Pero hay más: se calcula que un 20 por ciento de los Gibraltareños viven en España, en su mayoría en urbanizaciones de lujo, como Sotogrande, como el propio Picado (que tuvo su segunda residencia este lugar), pero sin pagar impuestos, mediante la fórmula de pasar en territorio español menos de 183 días al año. 7.000 llanitos recurren a este truco, como es bien sabido.

En Gibraltar funcionan más de 80.000 sociedades y la Roca controla el juego on-line para los que son vitales las líneas telefónicas que llegan desde España. La magnitud del tejido empresarial gibraltareño y el hecho de que numerosas investigaciones patrimoniales sobre redes de delincuencia en España acaben topando con el Peñón sitúa a la colonia permanentemente bajo sospecha. España sigue considerándola un paraíso fiscal por el que cada año cientos de millones de euros escapan al control fiscal y se evaden.

Reino Unido ha venido rechazando la propuesta formulada por el Gobierno español de mantener conversaciones bilaterales sobre la soberanía de Gibraltar y ha defendido que, en todo caso, debería haber un diálogo entre España y el Peñón sobre asuntos pesqueros.

Hasta que se dieron cuenta, se estuvo trasladando a la colonia arena de la playa de Tarifa y material de obra para ampliar las playas y el territorio de la roca. Por cierto que la llamada “Playa de los catalanes” lleva este nombre por los 300 voluntarios de esta región que colaboraron con ingleses y holandeses en el asalto al peñón.

Curiosa foto con el guardia civil del lado británico y el bobby de la española.

Curiosa foto con el guardia civil del lado británico y el bobby de la española.

Oficina de propaganda contra España

El llamado “El Servicio de Información del Gobierno de Gibraltar en España”, denominada InfoGibraaltar, con colaboradores españoles en Madrid y el Campo de Gibraltar defiende la situación colonial y ataca a nuestros ministros, especialmente a que fue de Exteriores, García-Margallo al que acusaba de una “obsesión personal con Gibraltar”

Esta agencia enviar réplicas a los medios donde publico algún reportaje desfavorable para la existencia de la colonia. Lo más sorprendente, es que el teléfono de referencia de esta consultora (34 674 283 002) utiliza el prefijo del Reino de España. Y tiene una web de pretendida información que es en realidad de pura propaganda para dar una imagen moderna e independiente del territorio colonial del Reino Unido en la península.

En su web dice: “InfoGibraltar es el Servicio de Información del Gobierno de Gibraltar en España. Con colaboradores en Madrid y el Campo de Gibraltar, InfoGibraltar está al servicio de los medios españoles y de usuarios interesados para facilitar y ampliar el entendimiento de cualquier tema relacionado con Gibraltar. Quedamos a vuestra disposición y agradecemos cualquier sugerencia para mejorar nuestro servicio”.

Es decir que, desde España, este servicio, agencia, o empresa de relaciones públicas, que tiene una web del mismo nombre, se dedica a tratar de dar una imagen moderna, eficiente, independiente y autónoma de la colonia. Si la empresa es española y españoles sus empleados, la cosa resulta especialmente abyecta. Sus réplicas o comunicados son los típicos de una agencia de Relaciones Públicas.

Estos días se puede observar el amplio espacio que esta agencia de propaganda de la colonia dedica al 50 aniversario del cierre de la veja, con titulares como éstos: “Medio siglo de una infamia. El 8 de junio de 1969 el gobierno franquista cerró la comunicación por tierra con Gibraltar, creando un verdadero Muro de Berlín español. Desde hacía más de 15 años, la dictadura había estrechado el círculo con presión contra gibraltareños, trabajadores españoles y turistas. A ambos lados de la frontera se recuerda la infausta efemérides con actividades y exposiciones”

Pero sobre esta conmemoración se proyecta la realidad actual del futuro de la colonia. A su ministro principal Picardo le preocupa sobre todo el Brexit y cómo puede afectar dicho proceso nuevamente al paso fronterizo y a las relaciones personales y comerciales que ahora existen entre Gibraltar y su campo. Si son plenamente británicos que también asuman sus consecuencias. @mundiario

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