Cuando Aznar vetó un viaje de Juan Carlos I a Cuba con la frase "Se irá cuando toque"

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Aznar y señora con los Reyes de paseo
La desconexión entre Aznar y Juan Carlos I dejó un rastro de incidencias y tensiones en el viaje a Cuba a la Cumbre Iberoamericana de 1999
Cuando Aznar vetó un viaje de Juan Carlos I a Cuba con la frase "Se irá cuando toque"

El entonces presidente del Gobierno José María Aznar, con la frase “Se irá a Cuba cuando toque” bloqueó en 1998 el deseo del entonces jefe de Estado Juan Carlos I de visitar Cuba, único país iberoamericano donde nunca estuviera. El ahora rey honorífico quería aprovechar el deshielo en las relaciones entre el régimen de Castro y la Unión Europea y visitar la isla, pero Aznar no lo permitió con la famosa frase que se hizo famosa. En ese mismo sentido añadió que eran muchas las personas que querían ir a Cuba, pero "este tipo de viajes no se realizan por razones de deseo, sino de oportunidad política”.

La verdad es que en España se daba por hecho que el Rey iría a Cuba y se interpretó como su anuncio durante la visita de Castro a Portugal en 1998. Éste llegó a elogiar al Rey, como antes lo hiciera con Fraga, con estas palabras “Es una persona especialmente agradable, amistosa y simpática. La verdad es que tuvieron ustedes la suerte de contar con un rey excepcional”. Y efectivamente, los reyes viajaron a Cuba, pero no en un viaje propiamente de Estado que estaba previsto con tal rango en la primavera del 1999 y que fue suspendido, sino en noviembre de aquel mismo año, acompañando a José María Aznar a la IX Cumbre Iberoamericana de presidentes, celebrada en La Habana.

La desconexión entre Aznar y el Rey crearon numerosas situaciones de tensión, visibles cuando ambos coincidían. El presidente del Gobierno se negó a aceptar que el Rey ---cosa que finalmente logró—se reuniera con Castro, pues entendía que daba al viaje un rango que no tenía, dado el motivo del mismo y que un encuentro de ese nivel tenía que ser preparad de modo adecuado por el Gobierno. Hubo algunos incidentes que reflejan el clima del viaje, según las crónicas de la época, como el que Aznar se despojada de la americana en un paseo por la ciudad, con los Reyes, cosa que por cierto también hizo el ministro de Exteriores, Abel Matute, lo que molestó al Rey que se hiciera en su presencia, mientras él iba de chaqueta y corbata.

Este episodio viene a cuento al analizar el veto o los vetos que el Gobierno de turno puede ejercer o ejercen sobre determinados actos de la Corona, especialmente con respecto a sus manifestaciones públicas, como discursos institucionales y otros que suelen ser consultados previamente con el ejecutivo para no desentonar de la línea oficial. Es conocido el hecho de que Juan Carlos I se entendió siempre mejor con Felipe González que con Aznar. En la visita a la cumbre Iberoamericana de 1999, el programa imponía determinadas restricciones en función de las atenciones generales a los representantes de las diversas naciones representadas. Por lo tanto, la presencia del Rey y el presidente de España hubo de acomodarse a ese programa lo que limitaba otros aspectos propiamente bilaterales, como quería el Rey.

Lo que sí que trascendió fueron los problemas de protocolo con respecto a la reina. Lo habitual en este tipo de viajes, es que a las “primeras damas”, en su caso, esposas de jefes de Estado, se les organicen actos culturales, visitas a guarderías, lugares históricos, etc. El problema radicó que al acompañar a Aznar su esposa, que no era personalmente nada de rango oficial, hubo que organizarle un programa parecido que hacía paralelas a la reina. Este error lo repitió en otro viaje parecido el presidente Sánchez, como si su cónyuge fuera un personaje público, al incrustarla en un viaje de Estado a costa del mismo.

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