La crisis en Venezuela agita la situación política en la vecina Colombia

Juan Manuel Santos durante la ceremonia de los Premios Nobel. / Facebook.
Juan Manuel Santos durante la ceremonia de los Premios Nobel. / Facebook.

El radical cambio de postura de Juan Manuel Santos respecto al caos en la república bolivariana le ha abierto nuevos frentes con las FARC y el ELN.

La crisis en Venezuela agita la situación política en la vecina Colombia

Colombia llamará a sus habitantes a votar el próximo año en una fiesta cívica que dependerá en gran parte de lo que pase a unos cuantos kilómetros de su territorio. Los terremotos por el deterioro institucional de Venezuela empiezan a tener réplicas en la política de su país vecino, que prácticamente está iniciando una nueva era postconflicto entre el Estado y las FARC, pero que también se encuentra en negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El caos de la república bolivariana no tendrá efectos directos en el desarrollo de la paz en tierras colombianas, pero sí que ha abierto todavía más la ya de por sí profunda grieta entre el Gobierno, su oposición y las fuerzas guerrilleras.

Venezuela lleva ya casi un mes con protestas masivas y violentas contra el régimen de Nicolás Maduro, presidente de aquel país. La situación se ha salido de control y ante ello, Juan Manuel Santosb, jefe del Estado colombiano, ha alzado la voz en un tono que hasta ahora no se había permitido, cuando menos en público. Santos criticó el último 19 de abril la "preocupante militarización de la sociedad venezolana” y solicitó a la Cancillería de su país que demandara más atención de parte de la ONU ante la insostenible situación de sus vecinos. Al día siguiente, fue un tanto más directo, esta vez desde su perfil de Twitter. "Hace seis años se lo advertí a Chávez: la revolución bolivariana fracasó”. Y así empezó una serie de mensajes y declaraciones públicas encaminadas a condenar el destino en que Caracas ha llevado a los venezolanos.

 

Las declaraciones han llevado a Maduro a distanciarse de Santos pese a que ambos fueron socios en las negociaciones del proceso de paz con las FARC. Pero las consecuencias políticas van más allá. El presidente colombiano se desmarca de esta forma de las acusaciones de ser un miembro más del clan de Hugo Chávez y Fidel Castro que ha recibido desde hace tiempo de Álvaro Uribe, expresidente colombiano y uno de los más grandes críticos del actual mandatario y sus acuerdos de paz con las FARC. Al mismo tiempo, se ha ganado que Maduro le etiquete como uno más de los poderes enemigos de la revolución bolivariana, acompañando así a México, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y, por supuesto, Estados Unidos. El heredero de Hugo Chávez acusó a Colombia de ser un "Estado fallido" y amenazó con hacer públicos todos los secretos del proceso de paz, explica El País. Santos respondió de inmediato. "Este Gobierno y este país afortunadamente tienen una democracia sólida, donde se respeta los poderes públicos, donde se respeta la independencia de los poderes públicos, se respetan las libertades".

Pero Maduro todavía cuenta con apoyos en Colombia. El líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, comunicó que tanto su guerrilla como el ELN respaldaban "a Nicolás Maduro y la revolución bolivariana, denunciamos la embestida criminal de que son víctimas, llamamos al pueblo colombiano a no dejarse engañar".

Problemas con el ELN

El Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional retomarán sus conversaciones por la paz en este mes de mayo. No obstante, las mismas estarán empañadas por la condena de Santos a Venezuela. "El conflicto político que atraviesa Venezuela merece respeto de Gobiernos vecinos, en especial del colombiano, desprovisto de autoridad moral", comunicó el ELN.

Y con la situación cerca de su punto de ebullición, Bogotá presentó este lunes un documento para monitorear el flujo de trabajadores y migrantes. De acuerdo a Christian Krüger, director general de Migración, esta iniciativa fue creada para "facilitar la movilidad" en territorio colombiano con una longitud de no menos de 2.000 kilómetros, luego de que en tan solo cuatro meses han transitado de entrada y salida de Colombia al menos unas ocho millones de personas.

El presidente colombiano estuvo el viernes en Cúcuta, en el departamento Norte de Santander, vecino a Venezuela, y pidió a los colombianos que fueran generosos y solidarios con los venezolanos. "No podemos caer en la xenofobia, en la discriminación. No podemos dedicarnos a culpar a otros ni señalarlos con el dedo, porque eso no es lo correcto, no es lo que conviene en este momento", le cita El País. “Llamo a que los colombianos adoptemos esa actitud, que no comencemos a culpar a los venezolanos, sobre todo en la frontera, de todos nuestros males. Todo lo contrario, entendámosles, vamos a extenderles una mano solidaria y decirles: hermanos, estamos con ustedes”, agregó.

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