¿Qué credibilidad tiene quien justifica el borrado de datos de valor judicial?

El extesorero del PP Luis Bárcenas.
El extesorero del PP Luis Bárcenas.

Más allá del PP también pasan cosas. Carme Chacón es puesta a parir hasta por los de su propio partido cuando resulta que demuestra su capacidad académica, lingüística y profesional.

¿Qué credibilidad tiene quien justifica el borrado de datos de valor judicial?

El hecho es que el PP ha borrado los datos del ordenador de Luis Bárcenas del que es propietario. No sé si el hecho es una villanía, un delito de daños informáticos o, al contrario, una bienintencionada protección de la intimidad personal, en dicho del dirigente popular Carlos Floriano. Pero ya me dirán qué credibilidad puede tener un político que justifica el borrado de datos de posible importancia judicial.

Después de todo esto, a lo mejor se sale de rositas el PP en el caso Bárcenas. Bien para él. A lo mejor les ocurre lo mismo a Iñaki Urdangarín en el caso Nóos y a Javier Martín-Artajo con el agujero multimillonario de J.P. Morgan. Felicidades para ellos. Pero, en cualquier caso, su imagen pública, su credibilidad y su honradez habrán quedado para siempre en entredicho.

En lo que a ellos se refiere, eso no parece inmutar a nuestros políticos, convencidos de que con su verborrea —sus dichos— refutarán unos hechos que avalan miles de datos.

Es lo que acaba de hacer la nueva presidenta andaluza, Susana Díaz, miembro hasta ahora de un Gobierno regional durante el que se han saqueado impune y repetidamente las arcas públicas, al decir que “voy a ser implacable contra la corrupción”.

A buenas horas, mangas verdes. Por si acaso, y como si no fuera con él, su predecesor, José Antonio Griñán, se aferra como senador a su condición de aforado, para blindarse así ante la Justicia.

Y es que a nuestros políticos les cuesta soltar unos cargos públicos desde donde dicen lo que quieren, aunque hagan justamente lo contrario.

Cuando surge entre ellos la excepción de alguien que es capaz de dimitir de su puesto para ganarse la vida por su cuenta, como Carme Chacón, es puesta a parir hasta por los de su propio partido. Si, además, demuestra su capacidad académica, lingüística y profesional, no sólo es que sea una excepción, sino que deja en evidencia a una clase política de inútiles charlatanes dispuestos a todo para seguir en el machito.

 

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