La Covid-19 rebaja la carga viral del procés

Salvador Illa. / Mundiario
Salvador Illa. / Mundiario
Cataluña, ese país de Nunca Jamás constitucionalmente, judicialmente, eurocomunitariamente hablando, que ha confundido a Puigdemont con Peter Pan, al Parlament con la factoría Disney, a los “políticos presos” con Niños Perdidos, se puede examinar el 14-F de su asignatura pendiente: la realidad.
La Covid-19 rebaja la carga viral del procés

Contemplo con expectación el regreso de Salvador Illa, ese hijo pródigo, a ese pequeño país de Nunca Jamás en el que, los que andan sueltos no son Niños Perdidos (aunque acabarán perdiéndose a medida que les laven los cerebros en las aulas), sino adultos sin remedio, y me conmueve la insignificancia del Procés, su ínfima carga vírica ante la opinión publicada y la opinión pública, lo ridículamente necias que resultan las insistentes bravatas de sus dirigentes y dirigentas, míralos, rasgándose las vestiduras ante un Estado represor, una Constitución, una Corona, un Poder Judicial, un poder mediático y unos treinta y tantos millones de españoles considerados enemigos públicos. Siguen ahí, erre que erre, sin asimilar que, en tan solo diez meses, han pasado de ser un caso de urgencia nacional a una dolencia no hospitalaria, prácticamente asintomática, de esas que se van resolviendo con Paracetamol.

¿Qué parte de “no son ustedes ahora los chicos y chicas de la película”, no acaban de entender esos indepes catalanes “procesinómanos”? Lo que no consiguió el dichoso 155, el discurso de un Rey, la sentencia del Supremo, la caída de Quim Torra en su propia trampa de los lazos amarillos, lo están arrinconando en el trastero mediático las sucesivas cepas virulentas del Coronavirus. Si me apuras, con este ritmo de contagios, ese “mono” de vacunas, esos cierres de la hostelería, esos toques de queda, esos decretos de restricciones que se van contabilizando en el haber represivo de la Generalitat, debe faltar ya poco para que un alma caritativa inaugure la todavía inédita “Asociación de Procesinómanos anónimos” Al fin y al cabo, lo que casi la mitad de los catalanes le reprochaban al Estado español, se lo pueden reprochar ahora a los responsables de su proyecto de “estadito” catalán, ¿no? La verdad es que contra el Estado español se movían estos chicos y chicas como peces en el agua, y no como ahora, contra el estado de salud, que no digo yo que requiera todavía el ingreso del Procés en la Unidad de Cuidados Intensivos, oye, pero que se anden con ojo y recuerden que torres más altas, presidents al menos tan honorables como Torra, sin ir más lejos Donald Trump, je, ya han caído.

Contemplo con expectación el regreso de Salvador Illa a su tierra natal, ya digo, porque me han puesto cachondo las encuestas, cocinadas o no, ¿qué más da? El mero hecho de que sugieran la posibilidad de que este señor pueda ser la gran esperanza blanca de un pueblo en el que, un 50% de sus habitantes, porcentaje arriba/porcentaje abajo, llevan años, generación tras generación, bebiéndose sorbo a sorbo un iluso pasado a orillas del mar Mediterráneo, me fascina. Hombre, no tanto como que en su país de Nunca Jamás, esa fantasía que todavía no han descubierto en la factoría Disney, no solo hayan llegado a confundir a Puigdemont con Peter Pan, sino que, para mas inri, anhelen su regreso. Debe ser porque sus niñeces siguen jugando en la misma arena que Serrat, pero construyendo castillos en el aire y enterrando la verdadera historia colectiva con sus cubos y sus palas.

Ahora, como te digo una cosa te digo la otra: si al final, el 14-F o en la fecha que decidan los tribunales, la mayoría de los catalanes encomiendan su espíritu en las manos del flamante ex Ministro de Sanidad, llegaré a la conclusión de que les da lo mismo un roto que un descosido, un espejismo de Peter Pan que los maltrechos restos de un Capitán Garfio, un cuento de nunca acabar o un cuento de nunca empezar.

Mira, por lo menos ya sabemos que, esos bichitos contra los que estamos deseando vacunarnos, podrían ser la indeseable e inesperada vacuna contra los indepevirus. Coronavirus versus Indepevirus, je, paradojas de la vida... @mundiario

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