Costa Rica se alista para los comicios más atípicos de su historia reciente

Luis Guillermo Solís en una visita a la ONU. / Facebook-Luis Guillermo Solís.
Luis Guillermo Solís en una visita a la ONU. / Facebook-Luis Guillermo Solís.

Un escándalo de corrupción destapado en las últimas semanas amenaza con llevarse por delante a altos mandos de los tres poderes del país y del sector privado.

Costa Rica se alista para los comicios más atípicos de su historia reciente

Pese a contar con uno de los sistemas institucionales más sólidos de América Latina, Costa Rica ha iniciado esta semana su carrera electoral para elegir al nuevo presidente del país. El proceso será anormal para uno de los países más estables de la región a raíz de las noticias más recientes que apuntan a un entramado de influencias políticas en torno a un negocio de importación de cemento desde China, aunque la veracida del mismo todavía está pendiente de comprobación.

Todo empezó en 2014, cuando se creó un proyecto empresarial diseñado para acabar con el dominio incontestable que tenían Cemex y Holcim en el mercado de cemento, pues entre ambas se embolsaban una rodaja de hasta 500 millones de dólares al año cada una. Aquel ambicioso emprendimiento es ahora el epicentro de una serie de ataques y cuestionamientos hacia los tres poderes del país, incluyendo al partido oficialista Partido de Acción Ciudadana (PAC). Expertos locales aseguran que este escándalo tendrá consecuencias directas sobre las elecciones del 4 de febrero, en el que los ticos elegirán a su nuevo presidente, dos vicepresidentes y los 57 representantes del Congreso nacional.

De acuerdo a estudios recientes conducidos por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), apenas una tercera parte de los votantes han elegido ya a quien elegirán para cada posición. El CIEP, dependiente de la Universidad de Costa Rica, asegura también que la corrupción es la principal preocupación de los costarricenses, seguido del desempleo, que con una tasa del 9% es una auténtica joya en una región tan inestable como Latinoamérica y especialmente el istmo. El centro también refleja que a estas alturas es el díscolo Juan Diego Castro quien más ha crecido en intención de voto, aprovechando el enfado casi generalizado de los costarricenses con el establishment político de su país.

Ese enfado tiene como principal blanco el Organismo Ejecutivo, mas sus consecuencias llegan también a diputados, hasta líderes de la oposición e incluso al Banco de Costa Rica y el Organismo Judicial. Especialmente preocupante es el caso de las dos últimas instituciones, pues la primera patrocinó nada menos que 30 millones de dólares para el emprendimiento que ha desatado todo esto mediante procesos que ahora son investigados de cerca, mientras que la segunda, que por cierto se encuentra entre los mejores 25 de su tipo en el mundo según un informe de Rule of Law Index, manipuló el proceso del negocio. De hecho, uno de los principales magistrados del poder Judicial ha sido suspendido a raíz de varias evidencias que apuntan a que habría actuado en beneficio del negocio mismo o cuando menos de políticos involucrados en él, según explica El País.

El nombre del togado es Celso Gamboa, un magistrado de experiencia y amplia preparación fiscal y uno de los hombres de confianza de Jorge Chavarría, fiscal general de la República. Tan cercanos que Chavarría también ha sido suspendido en tanto se determina la razón por la que sus investigaciones de este caso sufrieron sosprechosos retrasos al igual que acusaciones contra dirigentes políticos. La Fiscalía General es dirigida de forma momentánea por Emilia Navas, quien ha retomado las investigaciones de este escándalo al igual que otras en las que también podría llevarse por delante dirigentes, políticos, empresarios y hasta más magistrados y funcionarios, incluido el expresidente Óscar Arias.

Los ciudadanos de a pie, por su parte, ya tienen marcadas cuáles son las primeras cabezas que deberían rodar. De entrada está la de Gamboa, quien ha sido parte de dos Gobiernos distintos, al igual que la del diputado Víctor Morales Zapata, uno de los más cercanos al presidente Solís y descrito como representante del empresario Juan Carlos Bolaños (uno de los cabecillas del negocio cementero en cuestión) por Mariano Figueres, mandamás de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), amigo suyo e integrante de la mesa redonda de Solís. De igual forma, los empresarios tienen su particular lista de trofeos, que es encabezada por un viceministro de Hacienda, mas el presidente no comparte la iniciativa. De momento, las peticiones de unos y otros han sido en vano y no hay ningún detenido con culpas ya verificadas.

Todo este escándalo ha sido transmitido poco a poco por los principales medios de comunicación y mediante comparecencias públicas ante la comisión legislativa que investiga "el caso más grande de corrupción político empresarial de nuestra historia", en palabras de la izquierdista Patricia Mora, del partido Frente Amplio (FA).

Otras versiones se hablan en voz baja y evitando el uso de teléfonos por temor a que sus llamadas puedan ser interceptadas, tal y como delató el mismo Bolaños en un audio filtrado a los medios de comunicación, en el cual se puede escuchar al empresario platicar con un exgerente bancario para planear una trama que les ayudaría a cubrir los créditos del Banco de Costa Rica. El escándalo es tal que todos los días, de forma religiosa, hay una noticia nueva. Los dirigentes de los principales partidos políticos vuelan sobre la escena como buitres a la espera de una oportunidad para atacar a sus oponentes con cada detalle que sale a la luz.

A estas alturas, a algo más de tres meses para que se celebren los comicios, el candidato que lidera los sondeos es el aspirante por el Partido de Liberación Nacional (PLN), Antonio Álvarez Desanti, quien cuenta con la bendición del expresidente Arias, aunque también se vio obligado a dar de baja a uno de sus candidatos al congreso a raíz de sus nexos con Bolaños. Detrás viene el antisistema Castro, quien promete mano dura contra los delincuentes entre incansables críticas al golpeado sistema costarricense. Hay quienes le han apodado el "Donald Trump de Costa Rica", y pese a que siempre niega ser semejante personaje, tampoco parece molesto del todo con la idea.

Detrás viene el candidato del rival histórico del PLN, Rodolfo Piza, quien compite por la Unidad Social Cristina, y luego Carlos Alvarado, del PAC, de apenas 38 años y exministro del Gobierno de turno, al que renunció para poder competir por la Casa Presidencial. A falta de que se comprueben todos los rumores y acusaciones, lo cierto es que este escándalo ha dejado en una encrucijada tanto a Piza como Alvarado, los más golpeados de todo esto.

Comentarios