¡Una cosa es predicar y otra dar trigo, pareja Iglesias-Montero!

Irene Montero y Pablo Iglesias. / Mundiario
Irene Montero y Pablo Iglesias. / Mundiario

Hay un plus de gravedad en quien actúa de forma incongruente: cuando el inconsecuente ha criticado previamente a quienes han tenido comportamientos o actitudes semejantes a aquellas en las que él incurre

¡Una cosa es predicar y otra dar trigo, pareja Iglesias-Montero!

Incoherencia, contrasentido, inconsecuencia, incongruencia, podrían definirse como falta de relación lógica entre lo que se piensa o se predica y lo que se hace.

Si hablamos de actuaciones incoherentes de líderes políticos, sociales, sindicales, empresariales, por ejemplo, que están en el punto de mira de los ciudadanos, las consecuencias de su falta de coherencia son escándalo, denuncia pública, reprobación y rechazo.

Hay un plus de gravedad en quien actúa de forma incongruente: cuando el inconsecuente ha criticado previamente a quienes han tenido comportamientos o actitudes semejantes a aquellas en las que él incurre.

Internet nos permite recordar con facilidad algunos de los comportamientos que Pablo Iglesias, Irene Montero y sus conmilitones han criticado de forma machacona, hiriente y agria, sin conceder excusa alguna  a quienes dirigían  sus invectivas; naturalmente, siempre que no se tratara de sus correligionarios –Errejón, Monedero, Espinar o Echenique, por citar sólo  nombres conocidos.

Nadie tiene el derecho a inmiscuirse en cómo y en qué gastan su dinero lícitamente obtenido. Lo que nos llama la atención es que ustedes repitan hasta la sociedad que conocen los problemas del pueblo porque son pueblo y viven con él, y ahora se enroquen en una vivienda inaccesible e inasequible para los que ustedes llaman gente y pueblo. Y ello, con la coartada de que son una familia y quieren poner  a sus hijos a salvo de miradas, cotilleos, “escraches” y persecución – como los que con tanta frecuencia ustedes han practicado y siguen practicando.

Se lo han dicho muy clarito algunos de sus colegas, Kichi, por ejemplo, además de millones de españoles que no les votan.

Ustedes pretenden tranquilizar lo que algunos llamamos conciencia, consultando a sus militantes: Si ellos aprueban su conducta, todo está bien. El porqué es lo de menos: “porque es nuestro líder”, “porque a dónde vamos sin jefe con elecciones a la vuelta de la esquina”, “por llevar la contraria a quienes le han criticado”, “porque los pobres también tenemos derechos”, ... y vaya usted a saber.

Probablemente quedarán absueltos y podrán vivir tan a gustito en su casa, porque el sentido analítico y crítico lo que ustedes llaman “círculos” estará nublado por el apasionamiento y la devoción, como en tantas ocasiones nos sucede a los españoles.

Finalmente, aunque sus conmilitones tienen todo el derecho del mundo a expresarles su adhesión inquebrantable, debe reconocernos al  resto de los españoles el derecho a  dar nuestra opinión.

Iglesias y Montero, recuerden que, en política, lealtades y fidelidades son velas de pábilo temporal y, además, puede haber quien esté dispuesto a apagarlas soplando, ya hubo algún intento. @mundiario

Comentarios