La corrupción atenaza a personas, comunidades y naciones

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Corrupción y mentira.

También desvía recursos nacionales y extranjeros, con lo que da al traste con el desarrollo económico y social y acentúa la pobreza. La corrupción perjudica a todos, pero los pobres y los vulnerables son quienes más sufren sus consecuencias.

La corrupción atenaza a personas, comunidades y naciones

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es el nuevo manifiesto que nos inspira para transformar nuestro mundo y construir un futuro mejor para todos. Sin embargo, en el camino crucial que conduce a su implementación se interpone una amplia barrera a nuestro avance: la corrupción.

Ningún país está a salvo de ella, y todos los países tienen la responsabilidad de ponerle fin. La corrupción atenaza a personas, comunidades y naciones. Debilita la educación y la salud, socava los procesos electorales y refuerza las injusticias al viciar los sistemas de justicia penal y el estado de derecho. También desvía recursos nacionales y extranjeros, con lo que da al traste con el desarrollo económico y social y acentúa la pobreza. La corrupción perjudica a todos, pero los pobres y los vulnerables son quienes más sufren sus consecuencias.

El tema de este año es «La corrupción: un impedimento para los Objetivos de Desarrollo Sostenible». El Objetivo 16 insta a reducir considerablemente la corrupción y el soborno y a crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas. La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, apoyándose en su mecanismo de revisión por pares, está impulsando la honradez, la transparencia y la rendición de cuentas en la gobernanza, pero hay que hacer mucho más.

En el Día Internacional contra la Corrupción –9 de diciembre–, los invito a reafirmar conmigo nuestra determinación de acabar con el engaño y la falta de honradez que amenazan la Agenda 2030 y de buscar la paz y la prosperidad para todos en un planeta sano.

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