Corrupción en América Latina: ¡Sálvese quien pueda!

El caso Odebrecht trae cola. / cplatam
El caso Odebrecht trae cola. / cplatam

Odebrecht, la poderosa constructora brasileña –168.000 empleados– con presencia en 28 países, repartió 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de África y América para obtener contratos.

Corrupción en América Latina: ¡Sálvese quien pueda!

La corrupción está sacudiendo las instituciones a la vez que devela los peores hábitos y prácticas en América Latina. Los damnificados: la democracia y la ciudadanía. ¿El balance? Un desolador panorama hacia donde se mire. Los hechos: Odebrecht, la poderosa constructora brasileña –168.000 empleados– con presencia en 28 países, repartió 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de África y América para obtener contratos. La mayor cantidad de ese dinero se entregó en Brasil. El escándalo explotó en diciembre a través de la División Criminal del Departamento de Justicia norteamericano pero, todo comenzó años atrás.

En 2015 fue detenido el empresario y presidente de Odebrecht, Marcelo Odebrecht, en el marco de la operación Lava Jato que investiga la trama de corrupción y sobornos a políticos del Partido de los Trabajadores y los partidos que integran la coalición de Gobierno. De los 6.400 millones de dólares desviados por Petrobras –petrolera estatal- 2.250 millones fueron destinados a Odebrecht. La constructora tuvo acceso a ese dinero gracias a los 320 millones de dólares pagados en sobornos. La justicia tiene en la mira al actual presidente, Michel Temer, a la destituida Dilma Rousseff y al expresidente –y eventual candidato- Luiz Inácio Lula da Silva, entre muchos otros personajes de la vida política brasileña.

Marcelo Odebrecht fue condenado a 19 años de prisión. El empresario y más de 70 ejecutivos de la constructora aceptaron colaborar con la justicia –delatar implicados- para rebajar sus condenas. La empresa fue multada con 3.500 millones de dólares que deberá pagar a –los países que la investigan- Brasil, Estados Unidos y Suiza y podrá participar nuevamente de los concursos para la realización de obras públicas. También –y de momento- acordó pagar compensaciones por los sobornos a República Dominicana y Panamá.

En Colombia, al parecer, pagó 11 millones de dólares en sobornos a la administración de Álvaro Uribe y a las campañas electorales de 2014 –a la del candidato de Uribe [Óscar Iván Zuluaga] y a la del presidente Santos que buscaba la reelección.Según Veja, revista brasileña, Odebrecht pagó 1,6 millones de dólares a Duda Mendonça [consultor político procesado en la operación Lava Jato] para asesorar la campaña de Zuluaga. En días pasados fueron capturados los colombianos Gabriel García y Otto Bula. Gabriel García, exviceministro de Transporte (2009-2010) durante el segundo Gobierno del presidente Álvaro Uribe, recibió 6,5 millones de dólares y el excongresista del Partido Liberal Otto Bula, recibió 4,6 millones.

Según Bula, una parte de ese soborno –un millón de dólares- habría terminado en la campaña presidencial de Juan Manuel Santos en 2014. Los ministerios emitieron comunicaciones respaldando al presidente. Santos, por su parte, pidió que se investigue rápido y a fondo. El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció una investigación para determinar “si se omitió haber reportado un gasto de campaña” y si se incumplió “la prohibición expresa de que un Gobierno, persona jurídica o natural del extranjero, haga aportes a campañas de índole nacional”.

A este respecto, el profesor Gustavo Duncan afirmó: “Gracias a Odebrecht el país va a verse obligado a afrontar el debate sobre la corrupción como un entramado de prácticas entre políticos y contratistas en todos los niveles, nacional y subnacional […] La corrupción, es cierto, varía según los entornos sociales y económicos donde ocurre. Pero el caso en Colombia es que ocurre en todos los entornos […] quien controla el aparato estatal controla los recursos y la impunidad. Así es que se gobierna a Colombia y no hay razón para esperar que quienes cierran el círculo, la élite política a cargo del Estado en Bogotá, vaya a cambiar las cosas cuando son los principales beneficiarios”.

En Perú, hubo sobornos para los ex presidentes Alejandro Toledo (2001-2006) y Ollanta Humala (2011-2016) y también para un ex funcionario del Gobierno de Alan García (2006-2011). La Fiscalía anticorrupción ya solicitó 18 meses de prisión preventiva para Toledo. Se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares de Odebrecht para favorecer a la empresa en la carretera Interoceánica Sur que comunica a Perú con Brasil. El expresidente negó la acusación. A Toledo –que estaba en París hasta donde se sabe- se le expidió una orden de captura internacional y ahora forma parte de la lista de delincuentes más buscados. El Ministerio del Interior ofreció una recompensa de 30.000 dólares por información sobre su paradero.

Odebrecht aportó tres millones de dólares a la campaña presidencial de Ollanta Humala que, al margen de esta denuncia, es investigado por lavado de activos en el financiamiento de sus campañas. Jorge Cuba, viceministro de Comunicaciones durante el segundo Gobierno de Alan García, está acusado de obtener dos millones de dólares para ayudar a Odebrecht en una licitación y ha sido detenido. El alud pasó por encima de la mayor obra de infraestructura del Perú. El Gasoducto del Sur quedó inconcluso y el consorcio constructor –encabezado por Odebrecht- fue multado.

Hubo sobornos para funcionarios mexicanos (10,5 millones de dólares); servidores del Gobierno Correa en Ecuador (más de 35,5 millones); intermediarios venezolanos (98 millones); y, también para la administración Kirchner (35 millones). En Argentina, el jefe del servicio de Inteligencia del gobierno Macri, Gustavo Arribas, también habría recibido transferencias de decenas de miles de dólares en 2013. La prensa sugirió que el soborno a este último sería para mediar en una obra en la que participaba Ángelo Calcaterra, familiar de Mauricio Macri.

Los 788 millones de dólares pagados por Odebrecht por concepto de sobornos en 12 países son demasiado pero, no son estos los únicos eventos que avergüenzan a América Latina. Recuérdese que en Venezuela, dos exministros de Hugo Chávez señalaban –tiempo atrás- que unos 300.000 millones de dólares de ingresos petroleros fueron malversados a través de importaciones ficticias y sobreprecios; y, en Argentina, la pareja Kirchner otorgó contratos de obra pública a la empresa de su amigo y servidor, Lázaro Báez, preso actualmente. El solo pago de sobreprecios a Báez –no el valor total de los contratos asignados- alcanzaría los mil millones de dólares. ¡Mil millones de dólares en sobreprecios de obras que, además, no fueron culminadas! A la corrupción súmese la mediocridad.

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* El Foro Económico Mundial elabora el Índice Global de Competitividad en el que evalúa a 138 países estableciendo cuál es el país más corrupto y cuál es el menos corrupto. Aunque Venezuela (138/138) es el país más corrupto del mundo según la medición, América Latina sobresale negativamente: Bolivia (137); Brasil (135); Paraguay (133); República Dominicana (131); Argentina (128); Nicaragua (127); México (126); Colombia (125); El Salvador (121); Guatemala (115); Ecuador (112); Perú (104); Honduras (103); Panamá (90).

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