El problema del PSOE es que se presenta como izquierda y se vuelve neoliberal

Rubalcaba exultante en la Conferencia socialista .
Rubalcaba exultante en la Conferencia socialista .

No es seguro que el deseo de librarse del Gobierno del presidente Mariano Rajoy basten al puñetero partido de la rosa para recuperar la adhesión del votante defraudado.

El problema del PSOE es que se presenta como izquierda y se vuelve neoliberal

La Conferencia Política del PSOE anuncia un giro a la izquierda, señuelo del que se valen sus dirigentes siempre que la deriva a estribor termina en bajada del machito, a veces con el espinazo tronzado. No es seguro que el deseo de librarse del Gobierno del señor Rajoy basten al puñetero partido de la rosa para recuperar la adhesión del votante defraudado.

El problema de los socialdemócratas ferraceños reside en que se presentan como izquierda en las campañas electorales y se vuelven en derecha neoliberal en cuanto pisan las moquetas de La Moncloa. No es lo peor el que hagan la misma política que sus competidores (con lo que la alternancia se limita a mero cambio de siglas, nombres y rostros), sino la renuncia a intentar hacer del mundo un lugar menos inhóspito. Sin ese norte ético y las esencias ideológicas, la política progresista deriva en gestión burocrática de lo que hay.

De las líneas programáticas que prometen desarrollar si en las próximas elecciones reciben de los españoles el encargo de gobernar, las más parecen atinadas y urgentes. Pero alguna necesitaría mejor presentación, por ejemplo la denuncia de los acuerdos con el Vaticano y la supresión de la enseñanza confesional de la religión en la escuela pública: pueden ser interpretadas como castigo a la hostilidad de la CEE con el laicismo zapateril. La opinión pública quiere oír razones bien concertadas y comprensibles.

Las hay para obligar a las iglesias a financiarse y para retirarles el privilegio de poner catequesis en las aulas del Estado aconfesional. Pero esto último perjudicaría la formación de los alumnos si no se pusiera como asignatura curricular, por supuesto obligatoria y evaluable, el estudio del hecho religioso y la historia de las religiones. Conocer su fundamento y aportaciones a la humanidad es imprescindible para la convivencia pacífica en una sociedad multicultural.

La situación actual presenta una contraindicación clara: la separación de los alumnos en la hora de religión hace que ésta sea percibida por los escolares como una barrera infranqueable. Ni el color de la piel, la nacionalidad, lengua y la clase social tienen tal poder de división.

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