Concentración en la Plaza Colón o la España que no nos representa

Casado y Abascal./ Cadena SER
Casado y Abascal./ Cadena SER

La concentración en la Plaza Colón muestra la decadencia de una derecha que es incapaz de entender qué es España y Cataluña.

Concentración en la Plaza Colón o la España que no nos representa

No soy un devoto de Pedro Sánchez. Egolatría, postureo y entender la política como un programa de El último superviviente han hecho de su persona un fanático de Obama, pero con el buenismo destructivo de Zapatero y con un maquiavelismo inédito en la gestión mediática de cada uno de sus movimientos. Supera en eso a Rubalcaba.

La gran mentira de Pedro Sánchez a todos fue aprovechar el triunfo de la moción de censura para perpetuarse en la Moncloa y no convocar elecciones inmediatamente, tal y como había manifestado en más de una ocasión.

Su afán de perdurabilidad, entrenado, nada espontáneo, sino rigurosamente meditado, ha logrado que, en pocos meses, Podemos se resquebraje y ha dejado al PP y a Ciudadanos en la encrucijada fatalista de elegir entre ser Falange o La Liga del Norte.

No les queda otra.

PP y Ciudadanos están condenados a eso.

Con un poco de suerte y, si aumenta la división entre el independentismo como en las derechas, el PSOE se puede plantar en las próximas elecciones como la única alternativa a la "socialdemocracia" desde Gibraltar hasta el Rosellón. Adviértase: he escrito socialdemocracia entre comillas.

La manifestación de este domingo ha puesto al descubierto la España que a muchos NO nos representa ni política ni socialmente. ¿Para esto ha quedado el PP y Ciudadanos? Para intentar llenar Colón de forma precipitada con banderas y soflamas contra Pedro Sánchez y a favor de la unidad de España. ¿Qué unidad? ¿Qué España? ¿La que se sigue sentando en el banquillo a declarar sobre blanqueos y corruptelas?

Rivera y Casado han hecho el trabajo de La Sexta y Cuatro. Cámaras, periodistas y redactores se pueden ir de vacaciones los próximos meses. Pedro Sánchez ya es un mártir. La manifestación consolida el retrato de una España que es más moderna de lo que se pensaba, porque casi toda se ha quedado en casa.

Basta ver la decepción contenida de los periodistas de Intereconomía esta mañana para comprobar que la concentración no ha sido tan multitudinaria como se esperaba. No han sido los dos millones que se concentraron en Barcelona en 2017. Ni mucho menos.

Porque esa España de la Plaza Colón es la otra España, la que está  mediatizada por el ABC y Foro Coches, la España que votaría sí al Brexit, una España que no reconoce que la Arcadia apostólica y romana desapareció con Helmut Kohl, Amazon, Netflix,  Youtube y con las academias de inglés. 

La España de Casado no existe. 

La España de Torra no existe. 

El juicio contra el procés acabará en La Haya o en  Estrasburgo y a Pedro Sánchez habrá que reconocerle algo, que ha colocado a Casado y a Ciudadanos en un punto crítico donde VOX parece de izquierdas.

Que hoy no se hubiese colapsado Madrid, como sucedió en  Barcelona, dista mucho de las pretensiones de la derecha de Casado y de la derecha de Torra. Hoy es un día triste para Intereconomía, para EL MUNDO, para la 13 y para Puigdemont.

Porque hay una España que se ha quedado en casa, que no cree en la confrontación, porque los himnos y las banderas le recuerdan muertos en las cunetas y un tiempo en el que no se podía leer a Cernuda, que sabe que los nacionalismos desaparecieron con el hallazgo del genoma y que hay muchas maneras de comprender qué es un país.

Ni Casado, ni Torra, ni Puigdemont, ni Abascal van a impedir que gente como yo siga escribiendo sobre Rosalía de Castro, sobre Antonio Machado o Joan Margarit, porque hay una España que viaja, que sabe idiomas, que cree en las reformas constitucionales, que sabe que la balcanización solo conduce al prejuicio y el prejuicio a la violencia.

Casado y sus asesores tienen que hacerse mirar su discurso de despropósitos medievalistas. Cualquier día sale proponiendo la restauración del derecho de pernada. El PP de Casado aún no se ha dado cuenta de que hay una España más allá de Cine de Barrio y El dúo dinámico.

Y el mayor error de la derecha ha sido atacar frontalmente a Pedro Sánchez. Ya lo hicieron los socialistas y ahora es Presidente y está más guapo, como dice mi madre.

La cosa promete. Estoy esperando el as en la manga que guarda el discípulo aventajado de Rubalcaba.

Por cierto, la columna de Manuel Jabois en EL PAIS es de Pulitzer, pues tiene razón en una cosa: después de vitorear a la Policía y a la Guardia Civil, ningún speaker de esa concentración ha gritado a favor de los médicos y de los maestros de la Pública.

Seguramente, porque son cosas que no van con la patria.

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