El comportamiento de la élite nacionalista catalana conduce al partido único
Lo que sucede en Cataluña es una disputa civil entre catalanes: la élite que se auto-funda y los ciudadanos representados en la diversidad de los restantes partidos en la oposición.
El referéndum ilegal está financiado con los recursos del Estado y su fiscalización estará en manos de la élite nacionalista. Nos enfrentamos a un conflicto entre los catalanes enmascarado bajo el conflicto de Cataluña y España, pero subyace la lucha entre una élite nacionalista y los ciudadanos agrupados en diferentes partidos. Ellos hablan en nombre de Cataluña, nosotros en nombre de nuestras vidas e intereses.
La ley propia –El Estatut– es convertido en papel basura, le sustituirá una Ley de Transitoriedad que no ha sido debatida ni nadie conoce y que votarán solo el 45% de los representantes de la ciudadanía. Ello supone un ataque tan violento de parte de esta élite, que desaparecen el sistema de legalidades y contrapesos establecidos por sucesivas reformas aprobadas por mayoría desde 1978 e incluye a las establecidas por la Unión Europea.
El último acto está referido a la Policía –los Mossos– quienes han sido sometidos al poder político con una clara desfachatez: “No pensarían que vamos a nombrar un Jefe de los del PP o de Ciudadanos” (1). Se rompe la línea de jerarquía de la Policía con los jueces.
Y si ¿hablamos de legitimidad? La élite impone los cambios auto-fundando el poder. No existe más Ley que la surgida de sus expectativas y necesidades políticas. Su sanción es el referéndum. Luego expulsa a aquellos que no acepten esa nueva legalidad. Algunos la titulan al estilo cinematográfico, pero no es un choque de trenes, que nadie se engañe. Es una disputa civil entre catalanes: la élite que se auto-funda y los ciudadanos representados en la diversidad de los restantes partidos en la oposición. ¿Cómo se resolverá? ¿La élite fundará su poder sobre la desaparición de la oposición o asistiremos a un imprevisto que nos presenta la historia?
“Al comienzo, vamos a votar por el partido populista, pero los conservadores no podían gobernar el país; eran demasiado débiles. En esta lucha implacable por el pan y el poder, teníamos necesidad de ser guiados por una mano vigorosa y firme”. Krupp, en el proceso de Nuremberg, 1949.
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(1) Turull, portavoz de la Generalitat en declaraciones el18/07/ 2017.