¿Cómo cambió Donald Trump la economía más grande del mundo?

Donald Trump, expresidente de Estados Unidos. / Mundiario
Donald Trump, expresidente de Estados Unidos. / Mundiario
El Gobierno de ese magnate republicano pasará a la historia como el que movilizó los mayores flujos de dinero en la historia reciente de Estados Unidos, pero con un desempleo del 6,2%.
¿Cómo cambió Donald Trump la economía más grande del mundo?

El agresivo 'efecto Trump'. Hace tan solo poco más de cuatro años, un empresario surgido de la alta esfera social y financiera de Nueva York salió de los shows de telerrealidad para irrumpir como un fenómeno mediático en la escena política de la mayor potencia mundial, en las elecciones más competitivas y observadas del mundo. Donald John Trump se puso como meta “hacer a Estados Unidos grande otra vez”, pero también dar un giro de 180 grados a la que es, de lejos, la primera economía del planeta. Aunque este es un resumen de su legado económico, podrás descubrir más detalles en el libro Trump, ¡estás despedido!, del escritor y periodista Andrés Hernández Alende, ya disponible en Amazon.

¿Luego de una época de relativa estabilidad y crecimiento durante el Gobierno de Barack Obama tras la Gran Recesión de 2008-2009, era posible cambiar el estatus quo de una economía que ostenta el astronómico valor de 20,54 billones de dólares? Para Trump, sí, aunque tal vez nunca midió el impacto real de sus decisiones. Así que el republicano avanzó con todo y contra todo.

Hastiada del estancamiento en el mercado laboral y el bajo rendimiento de los ingresos, la sociedad estadounidense le dio el poder a un exitoso empresario en el cual vio una especie de ‘salvador de la economía’. Tras una intensa campaña, Donald Trump llegó a la presidencia con una promesa poco realista para el momento de incertidumbre económica que vivía EE UU en ese entonces ante el competitivo ascenso de la producción y exportación mundial de China: crear 25 millones de puestos de trabajo.

Pero no conforme, el magnate republicano se propuso acelerar el crecimiento económico con una intensidad explosiva sin seguir el más mínimo estándar académico basado en las principales leyes de la ciencia económica. Fue entonces cuando dio el batacazo al anunciar una drástica reducción de los impuestos y un sorprendente incremento del gasto. La intención de Trump era buena; hacer que los estadounidenses gastaran más en consumo y ahorro propio que en pagos de impuestos. El problema es que no lo hizo de manera gradual, sino de tajo, y eso provocó un aumento del déficit fiscal, es decir, el Gobierno inyectó mucho dinero en estímulos al consumo de la población, mientras que ese flujo de dólares era mucho menor al que entraba por exportaciones, cobros de aranceles y pagos de otros países aliados por servicios de defensa militar en la OTAN.


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Menos impuestos, más dinero para las empresas y para Wall Street

Durante todo su mandato, Trump colocó el centro de la recuperación y la prosperidad económica en el comportamiento de Wall Street -la Bolsa de Valores de Nueva York, que es también el mercado financiero más grande y rentable del mundo- como si esa fuese la economía real de un estadounidense de a pie que trabaja 12 horas diarias por un salario mínimo de 7 u 8 dólares la hora. La política de recorte de impuestos benefició más a las empresas y a los grandes tenedores del capital que a la población en sí misma. 

Esto se debe a que los más ricos gastaron menos en tributos de su patrimonio, pero aunque los ciudadanos de clase media también pagaron menos impuestos y sus ingresos tenían mayor poder de compra, la desigualdad en asuntos clave como el salario se profundizó, pues ese recorte fiscal se reflejó de cierta forma en los precios ante una espiral de sobreexpectativa en las redes empresariales por el impacto positivo de esa flexibilidad fiscal de Trump hacia Wall Street, la cuna del sistema capitalista mundial.

Aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI), el principal prestamista del mundo, pronosticó en 2012 que la economía estadounidense crecería al 3% anual para 2016 (el año en que Trump se lanzó a la carrera por la Casa Blanca), el republicano llegó a la presidencia con un crecimiento de 2% y salió del poder con una recesión del 30%, ocasionada por la pandemia de coronavirus, la cual destruyó 30 millones de empleos, más de los 25 millones que Trump prometió cuando era candidato presidencial. Aun así, en su discurso de despedida el 19 de enero pasado, dijo que su Administración generó 50 millones de puestos de trabajo, pero las cifras del Departamento de Trabajo muestran otra realidad: más de 33 millones de personas quedaron desempleadas y más de 10 millones solicitaron subsidios por paro al Gobierno para poder subsistir en medio de la crisis. Lo que sigue a continuación es una serie de gráficos sobre el desempeño económico del Gobierno de Trump en EE UU, según The Economist. 

Gráficos sobre el desempeño económico del Gobierno de Trump en EE UU. / The Economist

El empleo creció más lento que durante el segundo mandato de Obama   

La potente máquina de generación de empleos que ha caracterizado históricamente a Estados Unidos perdió fuerza incluso antes de que Trump llegara al poder. En 2009-2016, la tasa de desempleo en el país cayó a su nivel más bajo con respecto al promedio de las otras economías del G-7 (las siete economías más poderosas del mundo), según un análisis de The Economist.

Esto implica que a pesar de que el ingreso per cápita (por habitante) se ubicó en 62.794 dólares hasta 2018 y el ingreso real anual promedio de un trabajador estadounidense creció a 66.778 dólares en 2019, el desempleo se elevó al 6,2% al final del mandato de Trump, lo cual incrementó la desigualdad en la distribución de esos ingresos y, por ende, la dependencia social de subsidios, bancos de alimentos y otras ayudas federales.

Bajo la Administración Trump, el desempleo cayó a su nivel más bajo desde la década de 1960. Se ubicó en 3,7% en 2019, pero la pandemia, las distorsiones creadas por el recorte masivo de impuestos y el enorme gasto público hundieron la rentabilidad de las empresas provocando una contracción del mercado laboral en 2020, es decir, se hizo más difícil para los estratos medios de la población conseguir un empleo bien remunerado, e incluso, ser aceptado para algún puesto de trabajo. Pero lo que comenzó como un aparente camino hacia el proyecto de Make America great again, en realidad hizo que la prosperidad estadounidense en comparación con el empleo durante su mandato fuera efímera y artificial, por lo cual se desplomó bajo el Gobierno de Trump. 

Sin embargo, un dato que juega a su favor es que la capacidad de los estadounidenses de clase trabajadora para conseguir buenos empleos mejoró claramente entre 2017 y 2019. Ese es un número irrebatible de su legado económico. Además, la atracción de inversión extranjera directa por parte de empresas que se motivaron ante los recortes de impuestos contribuyó a la solidez del mercado laboral, es decir, a incrementar la oferta de empleos, lo que también contribuyó a aumentar los salarios de los estadounidenses peor pagados.

La política fiscal de Trump aumentó la deuda interna de EE UU

El Gobierno del ahora expresidente Trump inyectó caudales de dinero como nunca antes se había visto en esta década. De hecho, 2020 fue el año en que la Reserva Federal (equivalente al Banco Central) de EE UU imprimió la mayor cantidad de dólares jamás vista en la historia. Donald Trump echó mano de ese enorme flujo de liquidez, derivada también de los impuestos, para financiar los cheques de ayuda de 1.200 dólares a los estadounidenses durante la primera fase crítica de la pandemia tras su estallido en marzo del año pasado. 

La política fiscal hiperflexible de Trump antes y durante la pandemia, que dejó más dinero en las empresas y generó menos ingresos públicos, colocó a Estados Unidos con una deuda mucho mayor que cuando estalló la actual crisis. Esa deuda pública interna es hoy de 20.000 millones de dólares, derivados de los compromisos del Gobierno con la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro, que compraba bonos de deuda federal para financiar a la Administración Trump. 

El Gobierno de ese magnate republicano pasará a la historia como el que movilizó los mayores flujos de dinero en la primera potencia mundial, pero a expensas del empleo, los ingresos y el crecimiento de un país que busca recuperarse de la turbulencia política que dejó el proyecto ‘America first’. @mundiario

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