¿Es este el comienzo del fin para Angela Merkel?

Angela Merkel, canciller de Alemania. / RR SS
Angela Merkel. / RRSS

A pesar de su invulnerabilidad aparente, el colapso de las conversaciones deja gravemente herida la imagen fuerte de la canciller.

¿Es este el comienzo del fin para Angela Merkel?

Pensar en Alemania sin un gobierno es casi como pensar que el sol no salga para alumbrar un día de estos, algo sencillamente descabellado. Al tiempo que países como Italia han visto su 65 gobierno desde la Segunda Guerra Mundial, Alemania ha tenido solo ocho rectores en casi siete décadas. Usualmente toma de cuatro a seis semanas desde el día de las elecciones para llegar a un acuerdo de coalición. Pero eso ha cambiado. 

Por lo tanto, la alentadora y plácida Alemania atraviesa tiempos interesantes, en medio de fuerzas más fundamentales que las disputas habituales sobre los puestos del gabinete y los puntos doctrinales consagrados en el contrato de coalición. En décadas pasadas, la política alemana fue tan ultra estable porque estuvo dominada solo por tres partidos: los centristas democratacristianos (CDU), los socialdemócratas de centro-izquierda (SPD) y el siempre tan flexible FDP.

Ahora, el sistema de partidos se ha fragmentado, haciendo que la construcción de la mayoría se haga más complicada que nunca. Atrás han quedado los días felices donde solo tres partes repartían el pastel alemán entre ellos. Para formar un gobierno, Merkel tuvo que intentar acorralar a los Verdes y al FDP, dos partidos que se desprecian mutuamente. De ahí las interminables "conversaciones exploratorias" que terminaron en un desastre el domingo pasado. 

El FDP insistió en la desregulación y los recortes de impuestos, mientras que los Verdes tenían sus corazones puestos en políticas de género y de minorías, energía renovable y una generosa entrada de refugiados. A pesar de todas sus habilidades para dominar a los antagonistas, Merkel falló esta vez, una debacle que es la primera en la historia electoral alemana. No hay ningún precedente sobre el cual un grupo de expertos instantáneos pueda buscar soluciones.

Tampoco ha habido un gobierno minoritario que gobierne por mayorías ad-hoc en el parlamento. Por supuesto, el cielo no se está cayendo, al menos no todavía. Un país bien administrado como Alemania, donde los trenes en su mayoría funcionan a tiempo, puede llevarse a cabo con un gobierno provisional, como lo hizo en los últimos doce años, Merkel. ¿Pero por cuánto tiempo?

Es un hecho que eventualmente los dedos comenzarán a apuntar a la canciller, quien insiste en liderar a su partido en unas elecciones anticipadas. Merkel puede no pensarlo, pero este podría ser el principio del fin para su exitosa carrera política. @mundiario 

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