Colombia le exige respeto a Venezuela por las vías de la diplomacia y el diálogo

Frontera entre Colombia y Venezuela. / diarioadn.co
Frontera entre Colombia y Venezuela. / diarioadn.co

Si el problema es el contrabando, si el problema son las bandas delincuenciales, como aduce Venezuela, nada más ineficaz y nada más contraproducente que cerrar los sitios legales de acceso fronterizo.

Colombia le exige respeto a Venezuela por las vías de la diplomacia y el diálogo

Si el problema es el contrabando, si el problema son las bandas delincuenciales, como aduce Venezuela, nada más ineficaz y nada más contraproducente que cerrar los sitios legales de acceso fronterizo.

Antes de entrar a la reunión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores hace un par de horas, hablé con una señora, Graciela Portilla. Ella es una colombiana que reside desde hace más de 40 años en Venezuela, allá tuvo sus hijos, allá hizo su vida. 

Hace tres días llegó de improviso la Guardia Bolivariana a su casa, se la marcaron, la sacaron, y demolieron la mitad de su vivienda, mientras en la otra mitad estaban sus hijos menores, uno de 16, otro de 7 y otro de 3 años. La subieron a unas cajas, la llevaron al otro lado de la frontera –a Colombia– y solo al día siguiente dejaron salir a sus hijos para que se reunieran con ella. Ahora están en un albergue en Cúcuta.

Ese es el drama que están sufriendo centenares de nuestros compatriotas en Venezuela por la decisión del Gobierno de ese país de cerrar la frontera y tomar medidas contra los inmigrantes colombianos, amparadas en estados de excepción.

La situación de nuestros compatriotas en Venezuela –y la de los que viven además en la zona de frontera– nos preocupa, nos duele, por eso convoqué la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, a la que acabo de informar con la Canciller, con el Ministro del Interior, el Ministro de Defensa, acabamos de informar en detalle sobre las acciones que hemos tomado.

Apenas se dio el cierre de la frontera –eso fue el viernes- en la mañana siguiente desde Bucaramanga –nos encontrábamos en una reunión del gabinete– le di instrucciones al señor Ministro del Interior a que se trasladara inmediatamente a Cúcuta con una delegación del Gobierno, conformada por voceros o integrantes de los diferentes ministerios.

El lunes, la Ministra de Relaciones Exteriores, la doctora Maria Ángela Holguín, viajó en la madrugada del lunes a Cúcuta y ahí se conformó, por varias entidades del Estado, lo que hemos llamado: la Mesa Humanitaria Unificada, para monitorear, para administrar la situación en la frontera y la situación que está afectando a los colombianos.

En este mismo momento, cuando el sábado llamé al doctor Carlos Iván Márquez, se encontraba en la Patagonia, en Argentina, le dije que se trasladara a Colombia- Estaba de vacaciones. Interrumpió sus vacaciones y en este momento allá está en los albergues atendiendo a los colombianos, a nuestros compatriotas. 

Hasta este momento, 1.071 compatriotas han sido deportados. De esos 1.071, 608 fueron trasladados a albergues

 

Hasta este momento, 1.071 compatriotas han sido deportados. De esos 1.071, 608 fueron trasladados a albergues, hay dos en Cúcuta, dos en Villa del Rosario, y el resto se está quedando con sus amigos, con sus familiares.

A todos desde el comienzo les estamos dando asistencia en alojamiento, en salud, en asesoría jurídica, en la búsqueda de sus familiares, y cualquier necesidad que tengan, se les está atendiendo. 

Hoy podemos decir que no hay un solo colombiano deportado que no esté durmiendo bajo techo, con un colchón, con alimentación, con sus elementos de aseo y con las condiciones mínimas necesarias para su bienestar.

El aspecto humanitario para nosotros desde el primer momento ha sido prioridad y así hemos actuado y seguiremos actuando. 

También estamos vigilando temas sensibles como el de la posible especulación con el combustible en la frontera.

Le he dado instrucciones precisas al Ministro de Minas y Energía para que se garantice el suministro, que ha sido garantizado, y que si es necesario amplíe los cupos de la gasolina subsidiada que se está enviando a Cúcuta.

No podemos permitir que los especuladores hagan su agosto con esta situación, yo le pido a la ciudadanía que nos ayude a controlar y a denunciar cuando exista esa especulación. 

Lo que más nos preocupa, por supuesto –lo que es absolutamente intolerable–, es el maltrato a nuestros compatriotas, y la afectación a la población en la zona de frontera.

Si el problema es el contrabando, si el problema son las bandas delincuenciales, como aduce Venezuela, nada más ineficaz y nada más contraproducente que cerrar los sitios legales de acceso fronterizo.

Colombia, nosotros, somos los más interesados en combatir el contrabando y hemos estado, estamos y estaremos siempre, siempre, dispuestos a cooperar en la lucha contra el contrabando y contra las bandas criminales. 

Y en el contrabando y en la lucha contra esas bandas criminales que usan la frontera para su beneficio, hay un tema de corresponsabilidad, porque este delito ocurre a ambos lados de la frontera.

Por eso –por ejemplo–, las Fuerzas Militares de los dos países deberían dedicarse a taponar las trochas y accesos ilegales, que es donde realmente ocurre el contrabando, en lugar de cerrar los puentes por donde se mueve el comercio legal, como ha hecho el Gobierno venezolano.

Situaciones como la que hoy se presenta con el vecino país deben solucionarse con firmeza pero también con prudencia

 

Situaciones como la que hoy se presenta con el vecino país –y esto quiero ser muy enfático- deben solucionarse con firmeza pero también con prudencia, privilegiando siempre el diálogo y las vías diplomáticas, y eso es lo que estamos haciendo.

Mañana, nuestra canciller María Ángela Holguín –junto con los ministros del Interior, de Defensa– se reunirá con la Canciller venezolana para buscar soluciones conjuntas y también para sentar nuestra protesta por la forma en que han sido maltratados nuestros compatriotas.

Todo ser humano –aun si estuviera en un país sin todos los papeles legales– merece ser tratado con respeto y dignidad, y merece un debido proceso. Y eso es lo que vamos a exigir.

Allanar las viviendas, sacar a la fuerza a los habitantes, separar a las familias, no dejarles sacar sus pocos bienes y marcar las casas para luego demolerlas, son procedimientos totalmente inaceptables y recuerdan episodios amargos de la humanidad que no pueden repetirse.

Estamos haciendo todas las gestiones necesarias para que los colombianos deportados puedan rescatar los bienes y enseres que tuvieron que dejar, y para que las familias se reúnan, que sus hijos se vuelvan a reunir con sus padres.

Ya hay un principio de acuerdo para que entren a Venezuela camiones colombianos con los deportados para que ellos mismos recojan sus pertenencias.

Pero este no es momento de hacer sonar las trompetas de guerra que algunos quisieran escuchar. 

Es momento de obrar con firmeza, pero también con sensatez y eficacia para solucionar esta situación y sobre todo para defender las vidas y la dignidad de nuestros compatriotas.

Al gobierno de Venezuela le exigimos respeto, respeto por todos los colombianos: desde los más humildes hasta los más poderosos; desde los más cercanos a nuestro gobierno hasta los que nos critican ferozmente.

Pero lo haremos por las vías de la diplomacia y el diálogo, que es como se entienden las naciones civilizadas.

Qué triste ver que esta situación es utilizada –en ambos países– para promover intereses políticos, que buscan pescar en río revuelto, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones regionales en Colombia y de las elecciones legislativas en Venezuela.

No podemos permitir esto. Los intereses de la patria –de las dos patrias– deben estar por encima de los afanes politiqueros.

Así hemos obrado siempre en Colombia y así debemos seguirlo haciendo: “La Patria por encima de los partidos”, como dijo en frase célebre el general Benjamín Herrera a comienzos del siglo pasado.

Los discursos incendiarios solo hacen eso: incendian y echan leña al fuego. Esta es la hora, como decía el presidente de nuestro Congreso, es la hora de los bomberos, no de los pirómanos.

Y como Presidente, rodeado por las instituciones democráticas –y le agradezco a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, a los partidos su apoyo–, como Presidente mi deber es lograr soluciones con serenidad y teniendo en cuenta siempre como principio, como norte la protección de los derechos de los colombianos.

Con ese propósito, le he ordenado a varios ministros del Gabinete que se sigan desplazando mañana, pasado mañana a la frontera, para seguir apoyando a la población afectada y ver también cómo afrontamos el problema económico más allá también de lo humanitario que se ha presentado con el cierre de la frontera.

Los colombianos pueden tener la certeza de que, con prudencia y diplomacia –que no riñen con la firmeza y la autoridad–, vamos a seguir defendiendo nuestra soberanía y vamos a seguir defendiendo los derechos de nuestros compatriotas.

Ellos cuentan con un Gobierno y con un país que los respalda.

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