Clinton y Trump apuran su estrategia para movilizar a sus electores en los Estados clave, quedan horas

Trump y Clinton. / RRSS
Trump y Clinton. / RRSS

Los sondeos electorales muestran una ligera remontada del fenómeno Trump que representa los miedos, la disconformidad y el malestar de parte de la sociedad norteamericana. Quedan menos de 24 horas para conocer al nuevo presidente.

Clinton y Trump apuran su estrategia para movilizar a sus electores en los Estados clave, quedan horas

Este martes 8 de noviembre, se llevarán a cabo las 58as elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que se prevé una de las batallas electorales más singulares e impredecibles de la historia reciente. 

Con la bajada del Dow Jones y muchos inversores recurriendo a valores refugio como el oro, la reciente remontada de Trump en las encuestas preocupa a los mercados.

¿Un simple fenómeno social?

Desde que el millonario fue ratificado por los delegados, su carrera hacia la Casa Blanca nos ha regalado episodios que inhabilitarían a cualquier candidato. Proponer como vicepresidente al gobernador Mike Pence para hacerse con el ala evangélica del Partido, fue el primer movimiento estratégico.

En aquel entonces Donald Trump parecía acometer un mero rol dinamizador de una campaña que terminaría sucumbiendo por sus propios deméritos. El republicano es imprevisible y representa la antítesis a la analítica y poderosa maquinaria que llevó al demócrata Obama a la Casa Blanca.

En su campaña de degaste, el penúltimo ataque se ha basado en las nuevas filtraciones sobre la investigación de los correos de Hillary. La polémica está servida ya que John Podesta, jefe de la campaña electoral de Clinton, ha cargado contra el jefe del FBI, James Comey, por su gestión tendenciosa del caso de los correos. Este asunto parece un claro incumplimiento de la Ley Hatch, que prohíbe al FBI utilizar su autoridad para influir en unas elecciones. 

El triunfo del populismo y del mensaje único

Nos encontramos en la cuna del marketing político. El país del análisis, la estadística, la imagen y la estrategia de comunicación. La nación donde se elevó a su máxima expresión el concepto de Spin Doctor, es la misma en la que una campaña, en ocasiones cómica, está dando más frutos de los esperados. Es el triunfo de la simplicidad y el mensaje único. El discurso del miedo y el desgaste del opositor en una manida estrategia de falacia ad hominem. Básico, pero efectivo.

La política se mueve entre los ejes del miedo y la esperanza

Gustave Le Bon, psicólogo social francés sostenía ‘’La masa es siempre intelectualmente inferior al hombre aislado. Pero, desde el punto de vista de los sentimientos y de los actos que éstos provocan, puede, según las circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende del modo en que sea sugestionada". 

Pero no nos llevemos a engaño. Más allá de la idílica imagen de país ejemplar proyectada por Obama, el actual escenario es el resultado de serios problemas socioeconómicos que han sido gestionados de manera deficiente en los últimos años. Una sonrisa de un millón de dólares y las mejores habilidades de comunicación de la política mundial, no son suficientes para diluir situaciones de compleja resolución.

Ese ha sido el caldo de cultivo de Trump. Con un mensaje rudimentario, populista, xenófobo y aspiracional  ha conectado con el malestar de gran parte de la clase trabajadora blanca que ha sufrido el impacto de la crisis y los aspectos más negativos de la globalización. La promesa de eliminar la ciudadanía por nacimiento o deportar a los once millones de indocumentados que trabajan en el país es una de las piezas clave de su engranaje.

Apurando el tramo final de campaña

A escasas horas las elecciones, los candidatos apuran sus posibilidades en los Estados clave. De Florida a Ohio y de Pensilvania a Nevada no solo tratan de persuadir, sino de movilizar a su propio electorado. Si hacemos una radiografía podemos ver como Hillary Clinton, que tampoco emociona, domina ligeramente las encuestas entre los que superan los 100.000 dólares de ingresos. Entre la población negra y latina gana con amplio margen. Mientras tanto, Trump domina entre los mayores de 65 años. Donde marca la diferencia es entre la población blanca de rentas bajas, con un 47% contra 31% a su favor. Por otro lado, Clinton es la preferida entre quienes tienen un título universitario (+22 puntos) y Trump entre los que no lo tienen (+9 puntos).

Millones de latinos que apoyan a Hillary, no tienen derecho a voto y cientos de miles que apoyan a Trump, no suelen votar. Aun así cabe recordar que en el complejo sistema norteamericano el voto popular no elige al presidente, sino el colegio electoral, integrado por 538 electores o compromisarios de todos los estados. En este momento, se estima una probabilidad de un 47,8% para Clinton y 42,3 % para Trump, con 298 votos electorales y 240 votos electorales respectivamente.

Alexis de Tocqueville ya intuía las claves políticas y sociales de su época con brillantez y vaticinó el dominio del mundo por EEUU. Lo que probablemente nunca imaginó es la posibilidad de que, en pleno siglo XXI, un perfil tragicómico como el de Donald Trump fuese una seria alternativa a liderarlo. En una campaña donde el empate técnico se ha movido entre acusaciones de acoso sexual por un lado y de ineptitud y traición por otro, no cabe duda de que nos encontramos ante unas elecciones tan singulares como apasionantes.

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