El "contrato militar del siglo" y otras 3 claves para entender la crisis de los submarinos

El submarino de ataque de la clase de Los Ángeles USS Jacksonville (SSN 699) tras su regreso de un despliegue de tres meses en apoyo de la guerra global contra el terrorismo. / Marina de los Estados Unidos / BL Keller.
El submarino de ataque de la clase de Los Ángeles USS Jacksonville (SSN 699) tras su regreso de un despliegue de tres meses en apoyo de la guerra global contra el terrorismo. / Marina de los Estados Unidos / BL Keller.

La alianza militar Aukus entierra un acuerdo firmado en 2016 entre Francia y Australia para la compra de 31.000 millones de euros en submarinos nucleares franceses.

El "contrato militar del siglo" y otras 3 claves para entender la crisis de los submarinos

La crisis diplomática interoceánica motivada por el pacto Aukus, el acuerdo de defensa cerrado entre Reino Unido, Estados Unidos y Australia para contrarrestar la presencia de China en el mar de China Meridional, no da señales de amainar.

Francia ha decidido llamar a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra tras conocer el movimiento, que ha calificado como una "puñalada en la espalda" entre los aliados. El meollo del asunto: un millonario acuerdo firmado en 2016 entre Francia y Australia para la compra de submarinos franceses.

Estas son las claves para entender la crisis de los submarinos:

El contrato militar del siglo

Australia selló en 2016 un acuerdo con Francia para la compra de submarinos convencionales que la prensa gala no tardó en bautizar como “el contrato del siglo” por el coste total de la operación: 31.000 millones de euros. El acuerdo, que ganó frente a las ofertas de Alemania y Japón, establecía que el Grupo Naval, una empresa estatal especializada en la construcción de defensa naval, debía entregar 12 máquinas a lo largo de 50 años. 

¿El problema? Que el acuerdo con EE UU y Reino Unido entierra, de facto, dicho contrato. El pacto alcanzado por los tres países no solo tiene como objetivo reforzar la cooperación trilateral en tecnologías avanzadas de defensa (como inteligencia artificial y vigilancia de larga distancia), sino que incluye la adquisición de al menos 8 submarinos de ataque de propulsión nuclear (SSN) que el gobierno australiano planea construir en la ciudad de Adelaida.

La cancelación del proyecto con Francia al parecer ha llegado luego de años de reclamos por parte de la administración australiana, que ya se había quejado por los retrasos y costes adicionales del contrato con París. Pero, sobre todo, luego de entender que el objetivo ha cambiado: la clave ahora está en fortalecer las defensas militares frente a una China en ascenso.

"Creo que tenían todas las razones para saber que nos preocupaba profundamente que la capacidad que ofrecía el submarino de clase Attack no iba a satisfacer nuestros intereses estratégicos y dejamos muy claro que tomaríamos una decisión basada en nuestros intereses nacionales estratégicos", declaró este domingo el primer ministro australiano, Scott Morrison, en una rueda de prensa en en Sydney.

Naval Group, por su parte, ha expresado en un comunicado su “decepción” por la decisión al considerar que ofrecía a Australia “un submarino convencional superior a nivel regional”, además de “capacidad submarina soberana con compromisos inigualables en términos de transferencia de tecnología, puestos de trabajo y contenido local”.

Aukus, ¿un acuerdo secreto?

De acuerdo con la declaración del jefe del Gobierno australiano, el presidente francés, Emmanuel Macron, fue informado sobre las intenciones de Australia en junio de este año. Sin embargo, el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, ha denunciado que el pacto alternativo tripartito se ha sellado con “doblez, desprecio y mentira”.

París sostiene que el acuerdo Aukus se negoció en secreto y que el mandatario galo lo desconocía totalmente hasta una hora antes de anunciarse, este 15 de septiembre. En el otro extremo, el titular de Finanzas australiano, Simon Birmingham, ha insistido en que su país había informado a París del acuerdo con EE UU y Reino Unido, aunque ha admitido que, efectivamente, las negociaciones habían sido secretas dadas las “enormes sensibilidades”.

Así, Le Drian ha tildado el pacto militar de “puñalada por la espalda” a Francia y la crisis ha empujado a Macron a llamar a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra, una medida diplomática por la que un país expresa su descontento con otro. Este domingo, París ha anunciado que “en los próximos días” el presidente francés pedirá explicaciones en una llamada a su homólogo estadounidense, Joe Biden.

 

 

Una Francia herida

El titular de Exteriores francés no ha dudado en señalar al propio Biden en su descarga contra el pacto Aukus, sentenciando que “esta decisión unilateral, brutal e imprevisible se parece mucho a lo que hacía Trump, el anterior presidente de Estados Unidos”.

Pero más allá de la bronca por las consecuencias económicas que supone la pérdida de un contrato de miles de millones de euros, Francia se ha tomado el pacto Aukus como un insulto: un hiriente ninguneo geopolítico que deja fuera de una importante alianza a un país dotado de armamento atómico, que considera que tiene influencia en el Índico y el Pacífico gracias a territorios como Nueva Caledonia y la Polinesia y que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

En su discurso, Le Drian ha dejado claro que la “traición” de Australia y EE UU ha destruido el pilar esencial de cualquier relación diplomática o comercial: la confianza. “Esto no se hace entre aliados”, añadió. “Tendrá consecuencias”, remachó. Para el político, la retirada de los embajadores de Australia y Estados Unidos por primera vez era "muy simbólica" y ha advertido de que la decisión de Canberra podría comportar consecuencias en futuros acuerdos de la OTAN.

“En materia de geopolítica y diplomacia, se trata de una decisión muy grave. Debemos ser lúcidos sobre el comportamiento de los EE. UU. con sus aliados”, ha deslizado, por su parte, Florence Parly, ministra de Defensa de Francia.


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La OTAN, al borde del precipicio

La crisis de los submarinos promete agravar el distanciamiento entre aliados en el seno de la Alianza transatlántica, dos años después de que el propio Emmanuel Macron calificara de situación de “muerte cerebral” y de estar “al borde del precipicio” a la OTAN.

El acuerdo tripartito podría fracturar además la cercanía de Estados Unidos con Europa: la Unión Europea tampoco ha visto con buenos ojos el pacto, que no solo perjudica los intereses de uno de sus miembros más prominentes, sino que tensa -aun más- los vínculos con el Reino Unido a causa del Brexit. Los Veintisiete discutirán el asunto en la cumbre prevista para el próximo 6 de octubre en Eslovenia. @mundiario

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