Claves gallegas, españolas y catalanas para las elecciones en Galicia

Alberto Núñez Feijóo y Gonzalo Caballero. / RR SS
Alberto Núñez Feijóo y Gonzalo Caballero. / RR SS
Seguramente el socialista Gonzalo Caballero dispone de estudios demoscópicos serios que le han devuelto a la realidad. Tiene cuesta arriba, derrotar en las urnas a Núñez Feijóo.
Claves gallegas, españolas y catalanas para las elecciones en Galicia

Las encuestas serias devuelven a Gonzalo Caballero a la realidad. Al menos en eso ha moderado su discurso triunfalista. Gonzalo Caballero ya no aspira, como hace unos meses, a ganar las próximas elecciones autonómicas. Seguramente dispone de estudios demoscópicos serios que le han devuelto a la realidad. Tiene muy cuesta arriba, por no decir casi imposible, derrotar en las urnas a Núñez Feijóo, si al final, como parece más que probable, decide recuncar. Sin embargo, el líder de los socialistas gallegos se afianza en el convencimiento de que el PP no logrará revalidar la mayoría absoluta ni aunque al final alcance algún tipo de acuerdo con Ciudadanos, que está por ver cómo se materializaría. En ese escenario, se abriría paso un gobierno progresista encabezado por el sobrino del alcalde de Vigo y sustentado por el nacionalismo y el rupturismo, que en ningún caso renunciarían a propiciar un cambio de color político en la Xunta por más que el acuerdo tuviera un coste muy elevado para alguno de los socios.

Lo de que los populares pueden perder a día de hoy un mínimo de ocho escaños, cuatro  por provincia, es algo que no vaticinaban los sondeos ni siquiera cuando en abril pasado, en las elecciones generales, el PSOE gallego logró el hito histórico de ser la fuerza más votada en Galicia. Si el PP sufre el retroceso en intención de voto del que habla Caballero, entonces sí, los socialistas tendrían todas las papeletas para ser la primera fuerza política, algo inédito en unos comicios gallegos desde que arrancó el proceso autonómico en 1981. Pero, de puertas para adentro, en la sede de O Pino ni los más optimistas contemplan esa posibilidad, a no ser que Feijóo decida a última hora hacer mutis y los populares acaben presentando un candidato circunstancial. Porque el Pepedegá dispone de una potente maquinaria electoral, que ha demostrado sobradamente su eficacia cuando se pone a pleno rendimiento. 

Puede que a Caballero le traicione el subsconsciente –y se sincere involuntariamente– cuando asegura que Don Alberto no adelanta la convocatoria electoral porque sabe que saldría perjudicado. En el propio Pesedegá creen que, a pesar de los pesares, los primeros meses del gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos generan un clima políticamente propicio para el progresismo gallego y las consiguientes expectativas favorables a un amplia confluencia de la izquierda para desalojar al PP de San Caetano. El paso del tiempo hará que afloren las disensiones entre las dos almas del ejecutivo comandado por Sánchez e Iglesias, con el consiguiente desánimo de su electorado, y el rearme de la parte de la ciudadanía menos ideologizada que prima la estabilidad política que encarna Feijóo por encima de cualquier otra cosa.

Y luego está lo de Cataluña. El independentismo catalán puede convertirse con el paso del tiempo en el mejor aliado del PP gallego en la medida en que deje en evidencia la extrema fragilidad de la exigua mayoría que sustenta el gobierno de socialistas y podemitas. Si de aquí al otoño el experimento de Pedro y Pablo fracasa, o simplemente vuelve a asomar el fantasma de la ingobernabilidad y del bloqueo, los de Feijóo tendrán al alcance de la mano la cuarta mayoría absoluta. O en el peor de los casos podrán seguir gobernando con permiso de Vox, que salvo sorpresa mayúscula, tiene casi todas las papeletas para entrar en O Hórreo. Así lo apuntan varias encuestas de consumo interno de los partidos, por cierto, bastante más fiables que las que se publicaron en las últimas semanas, le pese a quien le pese. @mundiario

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