Citizenfour: el registro documental de la primera entrevista de Edward Snowden

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Citizenfour, el documental que registra el día en que Snowden salió del anonimato.

El último trabajo de Laura Poitras, que se estrena en España el 27 de marzo, es un documento shockeante del preciso momento en que Edward Snowden rompe el silencio.

Citizenfour: el registro documental de la primera entrevista de Edward Snowden

El último trabajo de Laura Poitras, que se estrena en España el 27 de marzo, es un documento shockeante del preciso momento en que Edward Snowden rompe el silencio.

Citizenfour es el último documental de una serie realizada por la directora Laura Poitras sobre el mundo post 11 de septiembre. Pero en este caso, el centro está puesto en un técnico de seguridad que trabajó para la CIA y la NSA, que no sólo se atrevió a darle el alterta al mundo entero de que la inteligencia angloestadounidense viola la intimidad de todos los ciudadanos de todo el mundo, sino que además dio la cara públicamente: Edward Snowden.

El documental no se focaliza en la información abierta por Snowden. Cuenta lo necesario, a sabiendas que las filtraciones fueron conociéndose a través de grandes medios como The Guardian, Der Spiegel u O'Globo, desde hace ya casi dos años. El eje es lo que tuvo que atravesar un jóven de 29 años que trabajaba para una empresa contratista del aparato de inteligencia estadounidense, en las oficinas de la NSA en Hawái. 

Citizenfour es el nombre que Snowden usaba para contactarse con Poitras mediante un sistema de encriptación. Sin dar aviso ni a su familia ni a su pareja de una década, Snowden se ausentó del trabajo con la coartada de recibir un tratamiento para la epilepsia. Así finalmente se produce el primer encuentro entre Snowden, Poitras, y los periodistas Green Greenwald y Ewen MacAskill en un hotel de Hong Kong.

Los registros son de ese momento. Del encuentro con el whistleblower desconocido para todos. El clima de tensión es un elemento constante. Snowden sabe que desde cualquier aparato pueden dar con él. Aunque un teléfono de línea esté colgado, el técnico que conoce el funcionamiento de la interceptación de cientos de millones de comunicaciones en simultáneo, sabe que pueden patear la puerta de un momento a otro, y acabar con la vida de todos los que allí están adentro.

Como en las películas de espías, una alarma de incendio en el hotel, desata un pánico que sólo lo puede percibir quién vea el documental.

Y en definitiva, en los pocos días que se produce el encuentro, la inteligencia estadounidense lo tiene casi localizado y dispara la huída de Snowden de Hong Kong, que con la asistencia de Julian Assange y abogados dedicados a los derechos humanos, termina llegando al aeropuerto de Moscú, donde permaneció sin poder ingresar a Rusia debido a que durante el vuelo su pasaporte había sido cancelado.

Luego de recibir un asilo provisional por un año, recientemente extendido, y tras las publicaciones de Greenwald, Jeremy Scahill y otros periodistas sobre los programas de espionaje masivo de la NSA, que incluía la intervención de las comunicaciones de Angela Merkel y otros mandatarios, Snowden finalmente se vuelve a encontrar con Greenwald. Lo más sustancial de la conversación pasa a través de anotaciones febriles sobre papeles, para evitar posibles micrófonos.

Lo que importa es el efecto. El ejemplo de Snowden alentó a otros pares a brindar información para poner al tanto a la opinión pública del poder detrás de esa tiranía de la que no puede escapar ningún ciudadano, ningún empresario y ningún presidente.

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