Chile es hoy un país que se acerca al pleno empleo, capaz de superar la pobreza

Toda chilena y chileno que hoy día quiere trabajar sabe que va a tener la oportunidad de encontrar un empleo digno, de sentirse útil y digno frente a su familia y frente a la sociedad.
Chile es hoy un país que se acerca al pleno empleo, capaz de superar la pobreza

Inauguración de un hospital en Chile.

Hace exactamente tres años, y después de dos largas décadas de una lucha democrática, logramos por primera vez conquistar el corazón y las voluntades de una nueva mayoría de chilenos, una nueva mayoría de chilenos que nos permitió llegar a esta casa de Gobierno y que nos dio el tremendo privilegio, pero también la inmensa responsabilidad, de conducir los destinos de nuestra patria, por un período de cuatro años.

Ese día comenzó algo mucho más grande que un simple cambio de Gobierno, porque ese día entramos a este Palacio de La Moneda con una misión, una misión por la cual habíamos luchado tanto tiempo, grande, noble y, al mismo tiempo, muy exigente. Nos propusimos lograr lo que nuestros padres y nuestros abuelos durante tanto tiempo habían anhelado, pero que nunca habían logrado. Incluso, recuerdo que dos Presidentes de la Concertación, el Presidente Frei y el Presidente Lagos, se comprometieron a llegar al Bicentenario como un país desarrollado. Y no lo lograron.

Nosotros no nos dejamos quebrar y llegamos con esa misión, transformar a Chile, a nuestra patria, durante esta década, en un país que logre derrotar la pobreza y que logre alcanzar el desarrollo.

Al mismo tiempo, nos propusimos darle un contenido y un sentido más humano y más valórico a esa sociedad que queríamos construir. Y nos comprometimos a construir una sociedad de oportunidades, para que todos pudiesen desarrollar sus talentos, de seguridades, para que todos pudieran vivir con dignidad, y de valores, porque en la vida los valores son importantes. Y nuestro Gobierno está profundamente comprometido con ciertos valores esenciales, como la libertad, como la vida humana, como la dignidad de todos los seres humanos, como la familia, como la justicia, y muchos más, que han inspirado todas y cada una de las acciones de nuestro Gobierno.

También, con una promesa que los chilenos comprendieron muy bien: cambiar para mejor la vida de todos y cada uno de los chilenos, pero con un compromiso y una preocupación muy especial, porque igual como un padre de familia se preocupa de todos sus hijos, pero con un compromiso y dedicación especial por aquel que más lo necesita, lo mismo debe hacer un buen Presidente y lo mismo debe hacer un buen Gobierno. Y ese compromiso especial era con los más humildes, con los más vulnerables y con nuestra clase media, de forma tal de permitirle a todos nuestros niños, cualquiera sea la calidad de la cuna que los vio nacer, tener la oportunidad de volar tan alto y llegar tan lejos, como sus sueños, sus talentos y sus esfuerzos se lo permitan.

Y esa misión grande, noble, pero también exigente, requería no solamente un cambio de Gobierno, requería mucho más que eso, requería un cambio de ritmo y también exigía un cambio de rumbo (...).

Adicionalmente, tuvimos que enfrentar una economía internacional cuya crisis comenzó el año 2008 y que todavía está lejos de terminar, y que tiene a muchos países, entre ellos los países más poderosos del mundo, y también a algunos países de nuestra América Latina, viviendo en medio de la recesión, el desempleo y muchas veces la desesperanza.

Además, 12 días antes de asumir este Gobierno, Chile fue golpeado por un devastador terremoto y maremoto, que todos sabemos, destruyó no solamente muchas vidas humanas y muchos sueños de muchas familias, sino que también destruyó muchas escuelas, hospitales, viviendas, infraestructura.

Pero nada de eso nos quebró ni tampoco quisimos utilizar esos argumentos para no ratificar nuestro compromiso con el programa de Gobierno que le habíamos prometido a los chilenos.

Por eso, frente a esta adversidad, lejos de quebrarnos, los chilenos nos unimos y hemos dado un verdadero ejemplo de valor, de coraje y de unidad, que es reconocido y admirado en el mundo entero.

Por ejemplo, cómo no sentirnos orgullosos que en sólo 3 años, un país pequeño como el nuestro, haya logrado reconstruir un 87% de lo que esa madrugada del 27 de Febrero un terremoto y un maremoto devastador destruyeron en nuestro país.

Cómo sentirnos orgullosos que simultáneamente con ese proceso de reconstrucción, que ha sido difícil, hayamos logrado, al mismo tiempo, recuperar ese liderazgo y ese dinamismo que como país habíamos perdido, y haber logrado duplicar nuestra capacidad de crecimiento y crear más de 810 mil nuevos y mejores empleos para los chilenos.

Y, al mismo tiempo, mejorar los salarios y crear trabajos más dignos y de mejor calidad, con contrato, con previsión social, con seguro de desempleo, y la mayoría de ellos, para nuestras mujeres, que querían y merecían incorporarse en plenitud al mundo del trabajo.

Ustedes saben la diferencia entre un país que vive en el desempleo, como lo conocimos nosotros, y un país que se acerca al pleno empleo, como lo estamos viviendo hoy en día.

En el primero, son los trabajadores los que todas las mañanas salen, a veces con esperanza, a buscar trabajo, y se encuentran con esos letreros que dicen “no hay vacantes”, y vuelven en las tardes con el dolor y, al mismo tiempo, con la angustia de tener que enfrentar a sus familias y decirles que a pesar de sus esfuerzos, siguen estando sin trabajo.

En cambio en un país con pleno empleo, como hoy día lo estamos logrando, ocurre justo lo contrario, toda chilena y chileno que hoy día quiere trabajar, sabe que va a tener la oportunidad de encontrar un empleo digno, de ganarse la vida con su propio esfuerzo, de sentirse útil y digno frente a su familia y frente a la sociedad. Y son los empleadores los que andan o tienen que andar buscando a los trabajadores, ofreciendo mejores condiciones para poder alcanzar sus objetivos.

La diferencia entre un país y otro, la sabemos no solamente por lo que significa desde el punto de vista económico, sino porque el trabajo es mucho más que un sustento o una forma de ganarnos la vida, es una manera de sentirnos útiles a la sociedad, de sentirnos dignos.

Por esa razón, uno de los objetivos que hemos logrado que más nos llena de orgullo y satisfacción, es poder haber creado esos 814 mil nuevos empleos.

Pero además de eso, cómo nos sentirnos orgullosos que después del retroceso que hubo en materia de pobreza en el Gobierno anterior, en nuestro Gobierno hemos logrado volver a tener la capacidad de reducir la pobreza y de reducir las desigualdades excesivas que cruzaban a nuestra sociedad.

Durante estos tres años, 150 mil compatriotas, es decir, cuatro veces el Estadio Nacional lleno de bote a bote, lograron superar la pobreza extrema.

Cómo no sentirnos contentos, cómo no sentirnos contentos de haber podido lograr hacer renacer ese espíritu de innovación, de creatividad y de emprendimiento tan propio del alma de los chilenos, y que estaba adormecido, al haber logrado crear en estos primeros tres años 150 mil nuevos emprendedores, que ahí están, desarrollando sus talentos, cumpliendo sus sueños, creando trabajo, creando oportunidades.

Cómo no sentirnos orgullosos si fuimos nosotros los que hemos denunciado y enfrentado como nunca antes en nuestra historia, los abusos que algunos malos empresarios cometían en forma muy impune, contra nuestros consumidores y contra nuestros trabajadores.

Cómo no sentirnos contentos con haber cumplido ese compromiso de crear una nueva política social, no solamente con un nuevo Ministerio de Desarrollo Social, cuya sede está aquí, en el corazón de La Moneda, sino que también implementando una nueva filosofía, que no castiga el esfuerzo, sino que premia el esfuerzo de aquellos que sufren muchas veces de falta de oportunidades, a través del ingreso ético familiar, que constituye el instrumento más poderoso para derrotar la pobreza extrema en nuestro país.

Cómo no sentirnos también contentos de que fue nuestro Gobierno el que logró, por fin, después de 40 años de promesas, extender el posnatal de tres a seis meses y ampliar su cobertura, porque el posnatal cubría a sólo una de cada tres mujeres trabajadoras de nuestro país, y hoy día podemos decir, con legítimo orgullo, que no solamente duplicamos de tres a seis meses su período de beneficio, sino que también extendimos de una de cada tres, a todas las mujeres trabajadoras chilenas, el acceso a ese beneficio.

Cómo no estar contentos que durante nuestro Gobierno aprobamos una ley contra la discriminación, para hacer de Chile un país más respetuoso con la diversidad y con la diferencia, y un país también más respetuoso con aquellos que piensan o sienten distinto.

Cómo no sentirnos contentos, como lo dijo el ministro Mañalich, de haber logrado terminar con esa lista de 380 mil chilenas y chilenos que esperaban, a pesar que la ley se los garantizaba, por una operación cubierta por las atenciones Auge. Y, al mismo tiempo, haber eliminado ese 7% de descuento de salud para nuestros pensionados.

Cómo no estar contentos cuando a esta altura podemos decir, que además de todas las viviendas que debimos reparar producto del terremoto, durante nuestros cuatro años vamos a lograr construir 750 mil nuevas viviendas, la cifra más alta en la historia de Chile, lo cual significa que 750 mil familias van a poder iniciar una vida nueva, con lo que significa para una familia tener la tranquilidad de la vivienda propia y la seguridad de una vivienda de calidad.

Cómo no estar contentos también, cuando fue nuestro Gobierno el que abrió las puertas de la democracia y de la participación a más de 5 millones de chilenos, que antes no participaban, a través de la inscripción automática y el voto voluntario. El Gobierno que introdujo las primarias en nuestro país, para darles más poder, más participación a nuestros ciudadanos, en la elección de sus autoridades. Porque digámoslo con todas sus letras, nuestros compatriotas tienen derecho, en primer lugar, a saber en qué se gastan los impuestos con los cuales ellos contribuyen, y por eso hemos hecho un enorme esfuerzo en transparencia, y también a saber qué hacen las autoridades que ellos eligen con sus votos.

Además, también, a pesar de que todavía no hemos logrado llegar y hacer comprender al país el esfuerzo gigantesco que estamos haciendo en materia de la gran reforma a la educación pendiente.

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