Chile decidirá el desempate presidencial con un panorama político transformado

Imagen de miembros del Frante Amplio, la agrupación más joven de la política chilena. / RRSS
Imagen de miembros del Frente Amplio, la agrupación más joven de la política chilena. / RRSS

Después de bastante tiempo de mostrar un sistema estable pero aletargado, tal parece que ahora Chile está entrando en una nueva era política.

Chile decidirá el desempate presidencial con un panorama político transformado

Durante 27 años después del final de la dictadura de Augusto Pinochet, la política en este país sudamericano estuvo dominada por las mismas caras. La generación que, a partir de 1990, condujo a Chile a través de una de las transiciones democráticas más celebradas del mundo, se mantuvo en el poder, casi sin oposición, durante casi tres décadas.

Eso parece haber terminado. En las pasadas elecciones generales del 19 de noviembre fueron los nuevos partidos encabezados por nuevos líderes los que salieron victoriosos. Nunca se ha reelegido a tan pocos titulares, 7 senadores y 74 representantes del Congreso. Nunca ha habido tantas caras nuevas como ahora, 12 senadores y 81 representantes del Congreso. Impulsados por una generación más joven, los recién llegados han abierto la política chilena y han convertido la segunda vuelta del próximo 17 de diciembre entre el expresidente Sebastián Piñera y el centroizquierdista Alejandro Guillier en una carrera verdaderamente abierta.

Dirigidos por antiguos activistas estudiantiles que ahora tienen poco más de 30 años, el Frente Amplio, una amplia coalición de izquierda a menudo comparada con el partido Podemos de España, se ha hecho la fuerza más potente del ruedo político. La candidata presidencial del partido, Beatriz Sánchez, periodista de 46 años, obtuvo el 20 por ciento de los votos, mucho más de lo esperado. Se espera que muchos de sus seguidores respalden a Guillier en la segunda ronda de votación.

Todos estos cambios, e independientemente de quién gane en diciembre, pues Piñera podría verse como continuismo, muestran que lo que sucede es más profundo que la elección, ya que se debe a un verdadero surgimiento de una nueva generación política, algo por demás difícil de lograr en América Latina. Es en el fondo una buena noticia que tanto los partidos de izquierda como los de derecha tradicionales no pudieran traer nuevos talentos a puestos de liderazgo en esta temporada electoral. Ello significa que Chile se está cambiando la piel. @mundiario 

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