Semana Santa: de la victoria póstuma de Chacón a los 40 años de la legalización del PCE

El apretón de manos entre Santiago Carrillo y Adolfo Suárez tras la legalización del Partido Comunista en abril de 1977.
El apretón de manos entre Santiago Carrillo y Adolfo Suárez tras la legalización del Partido Comunista en abril de 1977.

Viernes: Aun nos resuena el eco multipartidario de las honras fúnebres a Carmen Chacón. Sábado: Aniversario de la explosiva legalización del Partido Comunista de España.

Semana Santa: de la victoria póstuma de Chacón a los 40 años de la legalización del PCE

Carmen Chacón, socialista del PSC y el PSOE, política ejemplar que iba para primera ministra, luego de dos veces ministra. Digo bien, porque eso de “presidenta del Gobierno”, es una herencia del tardofranquismo, pues en toda Europa la cabeza del Ejecutivo se denomina jefe del Gobierno, primer ministro o presidente del Consejo de Ministros.

Nunca sabremos ya si Chacón se inclinaría en mayo por la desconsolada Susana, el compungido López o el Sánchez primer secretario general elegido por las bases.

Sábado Santo: Ese día pero hace 40 años, siempre 40 años, Adolfo Suárez legalizaba el PCE del Carrillo stalinista convertido al heterodoxo eurocomunismo. Entonces asistíamos mi mujer y yo, en el Instituto Femenino de “El Ferrol de Su Excelencia” a la puesta en escena de “La boda de los pequeños burgueses”, de Bertolt Brecht, interpretada por un grupo teatral aficionado madrileño. De repente uno de los actores se dirigió al público y anunció espectacularmente: “Ha sido legalizado el Partido Comunista de España.” En las primeras filas se levantaron conocidos “compañeros” de Ferrol, puño en alto. Parte del auditorio entonó la Internacional y el resto como nosotros, se puso en pie. A la salida, en coches o andando, cientos de trabajadores, en su mayor parte de los astilleros reprimidos a tiros de los “grises” en el 72, iniciaron un incesante giro de 360 grados alrededor de O Cabalo, la imaginativa estatua ecuestre del caudillo por la gracia de Dios.

A Adolfo Suárez sólo tardaron cuatro años los nostálgicos, en pasarle factura esgrimiendo sin seguro la pistola al grito de “Se sienten, coño”, a la espera de la “autoridad militar”, a quien “no está ni se le espera” en la Zarzuela del hoy “Rey Padre”.

Carrillo llegó a un “consenso”, como Felipe (“que vienen los rojos”). Por eso la vieja guardia de la Transición pretende “consensuar” otra más, a ver si los casi nietos de González y Rodríguez son bueniños, tanto como los residuos de Izquierda Unida, los neocomunistas que creen que pueden, así como el histórico Pablo reencarnado en Pedro, acceden a reforzar la lucha del nuevo proletariado por compartir la “calidad de vida” burguesa.

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