Los nuevos partidos aspiran a llegar al centro del… Estado español
Pablo Iglesias y Albert Rivera se interrumpieron mutuamente, sonrieron con desdén a veces y se bombardearon con sus “yomás”, si bien no llegaron a pisase literalmente.
El otro día aguantamos una hora de debate presentado como insólito, porque Évole, en un supremo esfuerzo por bajar a la calle los debates de los líderes políticos, llevó el suyo a un bar de un barrio deprimido de Barcelona, ¿casualmente?
Así que Iglesias y Rivera se interrumpieron mutuamente, sonrieron con desdén a veces y se bombardearon con sus “yomás”, si bien no llegaron a pisase literalmente. Era una mesa redonda, pero Iglesias se sentó a la derecha y Rivera a la izquierda de Évole, el único brillante del espacio.
La cosa fue, es preciso reconocerlo, más divertida que un Intermedio del Wyoming.
El Rivera cualquiera diría que acababa de tomar unas copas de raki con el Tsipras.
El Iglesias parecía el concesionario español de los socialdemócratas daneses, nada menos que daneses.
Ambos empujaban para situarse primeros en el Centro, aun sin llamarle así.
¿Ha habido alguna vez un partido de Centro?
Partidos “bisagra” sí y , por lo tanto, abriéndose hacia la Derecha o hacia la Izquierda.
¿O será que los partidos “emergentes” quieren demostrar que “ciudadanos, podemos llegar al Centro del Estado de la madrileña capital”?
Con dos meses por delante nos sobra tiempo de reflexionar.