Brasil sufre otra crisis de desórdenes en su crecimiento en el siglo XXI

Brasileños están enardecidos por la crisis política y económica. / peru21.pe
Brasileños enardecidos por la crisis política y económica. / peru21.pe

Brasil es un país tan asombroso como su irrepetible y particular asentamiento, cuya fascinación explica la genial arquitectura de Niemeyer, que refleja el arte como una nueva naturaleza.

Brasil sufre otra crisis de desórdenes en su crecimiento en el siglo XXI

Desde Stefan Zweig se profetiza que Brasil será la nueva potencia del siglo XXI. Puede que sí, puede que no, pues ya se sabe que para los imperialistas la guerra es su forma de hacer política. El fraude de los remakes, en la tela y fuera de la pantalla, engendra monstruos.

No, Brasil no será de ningún modo un USA-bis. Porque ni nació como ellos ni hunde sus raíces en las semillas de la Mayflower. Brasil nació del fabuloso periplo de los navegantes de una pequeña nación en “el culo de Europa”, los mismos que hablan la lengua evolucionada del galego-portugués  implantada en Angola, Moçambique, Cabo Verde, Macao, Goa, Damao, Diu, Brasil.

Saltan a la vista dos diferencias fundamentales que sitúan a Brasil en lo más alto de las naciones iberoamericanas: su potencial económico todavía, en buena parte, en potencia; una historia también convulsa pero no tanto como la de otros países del continente.

En la actualidad Lula-Russeff no son Chávez-Maduro ni Evo ni remotamente Castro-Castro.

A lo largo y ancho de su inmenso territorio- con una población camino de los 200 millones y en crecimiento, con un melting-pot  semejante al de EEUU, el objetivo de este Estado que no cesa de crecer en plena floresta, creemos que su consolidación la alcanzará cuando invierta el lema de su bandera, no solo canarinha e verde, também azul: PROGRESSO E ORDEM.

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