El de Catalunya y los demás parlamentos

Acabo de aterrizar en la antigua frase que dice que “la verdad es la primera víctima de las guerras”. Al mismo tiempo, estoy oyendo a los controladores aéreos que gobiernan mis alas debatir entre ellos si la relación causa – efecto, que todo lo explica, funciona solo en uno o en ambos sentidos. Con la pista tan poblada de mentiras lo normal es pensar que estamos en guerra, quizás soterrada.

Roberto, el copiloto, se ha ido a hacer un pis largo, y Jaime, de la Torre de Control, me dice que la espera no será corta. Entonces es cuando, alarmado, me informa:

– Sabes, Domingo, acabo de escuchar que han secuestrado el Parlamento de Catalunya.

– Jaime, disculpa, el Parlamento de Catalunya o un avión llamado “Parlament de Catalunya”.

– No tengo ese avión en la lista. Espera, que pregunto.

– No te vayas a despistar, que tenéis overbooking aquí arriba.

– Falsa alarma, es un político, que ha dicho lo de “secuestrado” en sentido figurado.

– Pues que se apunte de figurante en una de romanos. Sigo a la espera de autorización para tomar tierra.

Soy, ya lo habrá deducido, uno más del montón de pájaros que revoloteamos en orden para no tropezar, lo que sería fatal. Estoy cabreado por la sucesión de argumentos embusteros que nos regalan muchos políticos engreídos, a quienes los periodistas no aciertan a secarles la lengua cuando se les inunda con sus peores babas.

No sé cuánto tiempo durará este tiempo muerto y decido darle vida penetrando en cada uno de los 17 parlamentos autonómicos. Quiero realizar un recuento del número de leyes que han sido capaces de debatir y aprobar desde el 1 de enero de 2016 hasta el 31 de julio de 2018. Me gustan los números irrefutables.

Seguro que usted ha captado mi intención: Partiendo de que un parlamento que esté “secuestrado” no puede trabajar a gusto, lo que pretendo es comparar los resultados de su principal actividad, la legislativa, con la de los 16 que están “libres”. Como buen perdedor que siempre seré, tengo tendencia a defender al más débil, que además de ser de menor tamaño suele estar acosado por el resto, sobre todo si protesta. Si los números que estoy buscando confirman mis sospechas, lo que haré será construir una serie de comparaciones, lo más odiosas posibles, contra la mayoría. Con esta estrategia aporto mi granito de arena a favor de un mayor equilibrio de fuerzas entre las partes en conflicto, lo que facilitará, por cojones, y disculpe que lo subraye, la negociación, que es el único bálsamo contra los odios.

Si los de Control me dejan flotar el tiempo suficiente para terminar el primer cuadro de datos, las comparaciones odiosas saldrán por sí solas…

¡Conseguido!

Salvo en los casos de Canarias, Cantabria y La Rioja, en la mayoría de las webs parlamentarias me ha bastado con cuatro clics para localizar y descargar a mi muy usada Excel la información que busco, sin dejar por ello de mirar al azul que me rodea para evitar desgracias. Hay que premiar a quién se lo merece, y debo manifestar que me han resultado especialmente fáciles las de los vascos, murcianos, baleares, catalanes, navarros y castellano leoneses, aunque todo lo dicho pudiera ser al revés y yo estar afectado por el mal de altura. Le invito a que contraste tanto la facilidad de acceso como los números obtenidos, pues están a su alcance y con la ventaja, probable, de que usted estará surcando tierra firme. Por cierto, agradezco que Cantabria me esté contestando al e-mail que les he enviado. Me facilitan la información que no conseguía en su sitio de Internet

Cuadro I

Leyes aprobadas por los 17 parlamentos autonómicos de España desde el 1 de enero de 2016 hasta el 31 de julio de 2018.

No obstante, sorprendido por las diferencias de producción legislativa entre unos y otros de nuestros autonómicos, para montar las comparaciones que decía decido agruparlos en función de circunstancias comunes, como son los cambios de colores que se hayan producido entre esta legislatura y la anterior o anteriores, pues deduzco que cuando tal cosa se da, el ansia de los nuevos por legislar producirá resultados diferentes. Seguro que usted ya lo ha detectado en el cuadro anterior, pero no cuesta nada destilar estos nuevos.

Cuadro II

Leyes aprobadas en los 11 parlamentos autonómicos en los que el presidente del gobierno de la actual legislatura es del mismo partido que en la anterior (aunque hayan variado las coaliciones o los pactos de investidura).

En este caso, la diferencia de los parlamentarios catalanes con respecto a la media de todos los que tampoco han cambiado de color en esta legislatura llega hasta los 7 puntos. Ahora veremos el comportamiento de dos nuevos subgrupos.

Cuadro III

Leyes aprobadas en los 2 parlamentos autonómicos en los que el nuevo gobierno ha desplazado a uno del PP que estuvo gobernando durante varias legislaturas consecutivas anteriores. En el caso de Navarra era UPN, socio histórico del PP.

Hay otro grupo, igualmente interesante, cuya producción legislativa también cumple las expectativas de la lógica que nos anima.

Cuadro IV

Leyes aprobadas en los 5 parlamentos autonómicos en los que el nuevo gobierno ha desplazado a uno del PP que solo estuvo gobernando en la anterior legislatura (Castilla la Mancha y Extremadura), o en la anterior y otras, pero no consecutivas (Baleares, Cantabria y Aragón).

Cuadro V

Leyes aprobadas en los 5 parlamentos autonómicos en los que sigue gobernando el PP, igual que en anteriores legislaturas, aunque en varios haya tenido que pactar la investidura con Ciudadanos.

Dejemos ahora los cuadros con números, que también llegan a aburrir. La cosa no varía demasiado por el hecho de que sean socialistas, nacionalistas o PP los que se sucedan a sí mismos en las mayorías parlamentarias, tal como lo demuestra el hecho de que andaluces y asturianos hayan aprobado, respectivamente, 22 y 24 leyes en el mismo periodo que los catalanes 28. O que los diputados vascos y canarios, en “libertad” porque aún no quieren independizarse, hayan aprobado 25 y 10 leyes, menos también que los “secuestrados”. 

Me extraña que no me avisen para aterrizar, y también que Roberto no haya regresado de lo suyo. Tal parece que todo se hubiera confabulado para que yo pueda llevar a buen puerto este divertimento en un tiempo récord. Pero los pasajeros, quien sabe si usted viaja también conmigo, deben estar hartos de darle vueltas al mismo vacío.

El último Internet donde busco es el del Congreso de los Diputados.

Este último parlamento, el más poderoso, desvela unos resultados que no necesitan comentarios porque tal como nos dice, hablando de las cosas que le sorprendieron en el pasado, el ex diputado del PP Jorge Trías Sagnier en su libro “El baile de la corrupción”, de obligada lectura si usted quiere conocer España, “no podía entender la frivolidad con la que quienes más debían ocultar sus miserias, más alto gritaban contra las miserias de sus adversarios”.

Escucho a Roberto volviendo desde sus necesidades, por lo que solo tengo tiempo para dos reflexiones telegráficas que pienso negro sobre blanco.

> Los parlamentos pueden hacer muchas cosas, pero la única para la que no podrían ser sustituidos es la legislativa. Los catalanes van ganando.

> Los diputados catalanes han tenido menos tiempo real que los demás para elaborar, debatir y aprobar leyes. Recuerdo el tiempo efectivamente “secuestrado” por el 155 y el paréntesis de unas elecciones autonómicas, las del 21D de 2017, que solo Galicia y Euzkadi también celebraron, en ambos casos a finales de 2016. Con más mérito aún, gana el de Catalunya.

Jaime, el de Control, está a punto de autorizar el aterrizaje. A toda prisa, ejecuto “enviar” y me siento libre. Creo que acabo de meterle al malo el dedo en el ojo que más le duele. @mundiario