Casado tiene un buen espejo en el que mirarse: el PP de Galicia, y también la opción de dejar paso

Pablo Casado y Pedro Sánchez. / RR SS
Pablo Casado y Pedro Sánchez. / RR SS
Un partido que se alterna en el Gobierno con el PSOE se supone que debe tener más seguridad en sí mismo y no precipitarse ni radicalizarse en exceso.
Casado tiene un buen espejo en el que mirarse: el PP de Galicia, y también la opción de dejar paso

Con la reforma laboral y los Presupuestos de 2022 en el bolsillo, Pedro Sánchez ha defendido la estabilidad del Gobierno de coalición, a pesar de la “incertidumbre” provocada por la pandemia del coronavirus. El presidente del Gobierno también ha pedido a los socios del Ejecutivo que respeten la reforma laboral ya pactada con patronal y sindicatos: "Es de sentido común que el poder legislativo respete el acuerdo de los agentes sociales", dijo en una frase de manual. 

Tras cerrar el año con luces (reforma laboral, Presupuestos) y sombras (inflación, precio de la luz), el Gobierno iniciará 2022 con una intensa agenda, donde se incluirán más reformas estructurales –entre ellas las pensiones– el eterno diálogo con Cataluña y la posible y controvertida vuelta del rey emérito Juan Carlos I.

Por su parte, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha reaccionado de mala manera ante el balance del cumplimiento de los compromisos adquiridos en el acuerdo de la coalición que hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

En línea con la vuelta al discurso duro materializada en el pleno del Congreso en la que había exclamado "¿qué coño tiene que pasar en España para que asuma una responsabilidad?", Casado no ha escatimado en descalificaciones a la hora de describir la acción del Gobierno de Pedro Sánchez. "Recochineo", "arrogancia", "incompetencia" e "insensibilidad" fueron algunos de los descalificativos del balance del líder del PP.

En el PP tal vez creyeron que el Gobierno de Sánchez caería con la pandemia, pero no cayó. Después imaginaron que podría caer con la crisis económica derivada de la pandemia, pero tampoco cayó

Pablo Casado remata el año con problemas internos, en su guerra inútil con Isabel Díaz Ayuso, y un tanto aislado, incluso alejado de Vox y Ciudadanos, y de la CEOE. Tanto, que el líder del PP cargó contra la patronal por su apoyo a la reforma laboral: “Cada uno es responsable de sus decisiones”, vino a decir.

En el PP tal vez creyeron que el Gobierno de Pedro Sánchez caería con la pandemia, pero no cayó. Después imaginaron que podría caer con la crisis económica derivada de la pandemia, pero tampoco cayó. Todo ello desató cierta desesperación –además de frustración– en el partido de Pablo Casado.

Un partido que se alterna en el Gobierno con el PSOE se supone que debe tener más seguridad en sí mismo y no precipitarse ni radicalizarse.

Pablo Casado tiene un buen espejo en el que mirarse: el PP de Galicia, y también la opción de dejar paso, si ve que no es capaz de gobernar primero en su casa y después de ofertar un buen plan para gobernar España, pero sin ponerse nervioso ni alterarse. @mundiario

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