Casado deshoja la margarita

Casado
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Si, no, abstención...Me conmueve este señor que puede ser crucificado por el fanático progresismo si le sale un no, por el rancio conservadurismo si le sale un si o por la opinión pública si se lava las manos. En una España que arde en el presente y contempla un futuro en llamas, es preferible coger la manguera que tomar las de Villadiego.

Casado deshoja la margarita

Seguimos llamándole “ruedas de prensa”, porque resulta muy difícil encontrar una expresión que describa lo que hace ya unos cuantos años escenifican los líderes políticos y los chicos y chicas de la cosa mediática. Se ha impuesto, de forma descarada, degradante para la opinión pública y humillante para la opinión publicada, la esperpéntica puesta en escena de “usted pregunte lo que quiera que yo le contestaré lo que me de la gana” Y, sin embargo, nunca se ha hablado más de libertad de expresión, de derecho a la información, de transparencia oficial, de independencia mediática, y nunca, ¡oh, paradojas de la vida!, se ha practicado menos que ahora.

Claro que un/una periodista está en su íntimo y legítimo derecho a inclinarse por una u otra ideología como referentes personales de aspiración a un mundo mejor. Pero, chico, cuando el carné profesional le convierte a uno/una en intermediario entre gobernantes con voz y gobernados solo con voto, lo importante deja de ser el color con el que un gobierno contempla la vida y empieza a ser la cruda realidad de si los ciudadanos pueden contemplar la vida a color o en blanco y negro. Quiero decir que, el derecho de un periodista a arrimar el ascua a su sardina ideológica, acaba donde empieza el derecho de la gente corriente, del lector, el oyente o el televidente tolerante, incisivo, reflexivo a manejar esa materia prima tan escasa a la que llamamos la verdad, lo más parecido a la verdad o casi toda la verdad.

Ahora mismo, tras 50 días y 50 noches de confinamiento y un par de días de faenas de aliño, la amedrentada sociedad española se enfrenta al dilema de una nueva prórroga de un Estado de Alarma que hace frontera entre el totalitarismo y la democracia. Arde por los cuatro costados un Gobierno investido/sostenido voluntariamente, concienzudamente, obsesionadamente, por populistas, independentistas, comunistas, abertzales y una ecléctica amalgama, legítimamente antisistemática, de acuerdo, pero éticamente hablando, qué quieres que te diga, en vergonzante proceso de deserción y, ante el hipotético asombro de muchos españoles, el asombroso silencio de los corderos mediáticos, las expresiones de terror de un Presidente y sus ministros “solos ante el peligro”, uuuuff, que contemplan cómo las ratas abandonan el barco, resulta que trasladan toda la responsabilidad de este momento tan oscuro a una parte de eso que llaman las derechas, ya sabes, un nido de fachas, de puercos capitalistas, de rancios constitucionalistas y gente de mal vivir de esa.

Ahí tenéis pues a Pablo Casado (¡que sería de Pedro Sánchez sin un Pablo del que echar mano, oye!), deshojando la margarita. Ojalá la prórroga del Estado Alarma sea un acto de buena fe, y no otra jugada con las cartas marcadas. Ojalá el PP tome la decisión menos mala para los españoles, aunque no sea la mejor para los Populares. Ojalá el conservadurismo y el progresismo mediático, si pasa lo que parece que no puede pasar (piénselo usted bien señor Casado) aplaudan también todos a una a estos bomberos, como a esos otros de la Cuarentena, por los servicios prestados a un país, ¡oh, España!, en el que la supervivencia, el empleo, la economía, la vida, la esperanza de solidaridad de Europa, está que arde.

Ahora, también te digo una cosa. El tal Pedro que no se crea el más listo de la clase. Que no se acostumbre, ¿eh? Que no le coja gusto a ese marxismo a lo Groucho que consiste en salir por la tele y anunciarle a los españoles: “estos son mis aliados (Rufián, Esteban, Iglesias, Bildu, En Marea, Compromís, IU) cuando no me sirven tengo otros...” @mundiario

 

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