La caída de Mosul es un duro golpe al ISIS, pero tampoco es el fin de la guerra

Así quedó Mosul. / CNN
Así quedó Mosul. / CNN

La euforia oficial quedó eclipsada por el elevado coste humano y material de la contienda, así como por la convicción de que aún queda mucho trabajo para acabar con el poder de atracción del Estado Islámico.

La caída de Mosul es un duro golpe al ISIS, pero tampoco es el fin de la guerra

“El comandante jefe de las Fuerzas Armadas, Haider al Abadi, llegó a la ciudad liberada de Mosul y felicitó a los heroicos combatientes y al pueblo de Irak por la gran victoria”, asegura un comunicado difundido por la oficina del primer ministro. El presidente francés, Emmanuel Macron, celebróo el triunfo del Ejército en Mosul y ha mostrado el agradecimiento del país a sus tropas. "Desde Francia rendimos homenaje a todos aquellos que, con nuestras tropas, han contribuido a la victoria", dijo Macron.

El primer ministro iraquí, el chií Haider al Abadi, pisó en efecto la ciudad liberada de Mosul para declarar la victoria frente a los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y felicitar a sus heroicos soldados y al pueblo de Irak.

El proyecto yihadista de consolidar un Estado se desmorona con la pérdida de su bastión iraquí, su feudo sirio cercado y con un líder dado por muerto. La caída de Mosul es un duro golpe al ISIS, pero tampoco es el fin de la guerra. Su poder de aterrorizar a Oriente Medio y Occidente es inquietante.

En Mosul, tras nueve meses de duro combate urbano, las tropas han logrado prácticamente echar a los yihadistas de la ciudad, aunque aún quedan algunos combatientes en la zona Al Qaliyat.

La euforia oficial quedó eclipsada por el elevado coste humano y material de la contienda. También, por la convicción de que aún queda mucho trabajo para acabar con el poder de atracción del Estado Islámico.

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