Los cabecillas del 15-M perdieron su credibilidad cuando “asaltaron el cielo” de los los privilegios

Concentración del 15-M en Sol, en Madrid.
Concentración del 15-M en Sol, en Madrid.
Ahora son ya casta, como aquella a la que criticaban en su  época de aparente inocencia y virginidad.
Los cabecillas del 15-M perdieron su credibilidad cuando “asaltaron el cielo” de los los privilegios

El 15 de mayo de 2011, un grupo de jóvenes, unidos a través de internet, difunde sus inquietudes políticas y sociales por España y otros países, hasta crear una conciencia generalizada acerca del deficiente funcionamiento de los partidos políticos y de la democracia en nuestro país y en otros. Se convocan en la Puerta del Sol de Madrid y el movimiento se  extiende a más de cincuenta ciudades españolas y a otras,  europeas y americanas, con el nombre de “spanish revolution”.

Unos dijeron que no había que hacerles caso; otros estaban de acuerdo con algunas de sus propuestas; hubo quien dijo que era cosa del malvado Rubalcaba  para reventar el temido éxito del PP en las elecciones que estaban a la vuelta de la esquina.

Fueron muchos los que no se enteraron de lo que pasaba o no dieron importancia al acontecimiento y continuaron con su siesta.  Otros, metieron en el mismo saco a todos los indignados, los calificaron de perroflautas y les aconsejaron convertir el movimiento social en partido político.

 No se reconoció entonces que en esas desordenadas asambleas había españoles ilusionados –jóvenes y mayores, trabajadores, estudiantes y parados, familias, profesionales,...- con algunas de las propuestas.

Muchas de sus reivindicaciones eran utópicas, irrealizables o revolucionarias; pero otras eran vistas con complacencia por “juan español”: erradicación de la corrupción y de los privilegios de la clase política; democratización de los partidos políticos y revisión de su financiación; reforma de la Ley Electoral; vivienda; un sistema educativo estable, propio del siglo XXI; despolitización de la justicia; desempleo; actitud de las entidades financieras ante la crisis, por citar sólo algunas.

Muchos de los que con sus actuaciones dieron lugar a la aparición de esta corriente social, tal vez hoy lamentan los errores, sus errores, que dieron lugar al hartazgo de millones de españoles.

¿Qué queda de aquel “se puede”? A la vista está; perroflautas, anarquistas y antisistema, siguieron el consejo de los partidos instalados alternativamente en el poder y convirtieron el movimiento en partido. Y llegaron a las instituciones; primero al Parlamento Europeo y poco después a ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Pasaron del  “se puede” al “aquí estamos”, y, convertidos en casta, la casta a la que tanto habían criticado, disfrutan de sus privilegios con fruición. Sin embargo conservan el uniforme del desaliño y de las formas.

Al grito de Pablo Iglesias “El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto, han llegado al Gobierno , porque los votaron millones de españoles, con el propósito de  poner patas arriba el sistema político instaurado hace más de 40 años con tanto esfuerzo, tantas renuncias de unos y otros y con un claro afán de reconciliación.

¡Quien iba a decir a quienes pusieron de moda a los “perroflautas” que esto iba a suceder!; pues ha sucedido y, además, de la mano de uno de los partidos que propició su aparición como consecuencia de sus errores durante los 40 años de vida de la Constitución.

PSOE y PP tienen la responsabilidad de constituirse en promotores del núcleo básico de una nueva reconciliación nacional, que permita a los más de 47 millones de españoles mirar el futuro con esperanza y estabilidad, olvidando todo aventurismo. @mundiario

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