Bruselas no se cree los ingresos presupuestados por el Gobierno de España

Sede de la Comisión Europea, en Bruselas. / Cuatro
Sede de la Comisión Europea, en Bruselas / Cuatro

De lo que duda la Comisión Europea es del objetivo de déficit público: el 5,8% en 2014; léase casi 60.000 millones de diferencia entre ingresos y gastos públicos.

Bruselas no se cree los ingresos presupuestados por el Gobierno de España

La Comisión Europea exige más ajustes presupuestarios en 2014 porque prevé un crecimiento menor del calculado por el equipo económico de Rajoy y teme que los ingresos de España sean inferiores.

En España deben de leerse poco los papeles económicos del Gobierno de Mariano Rajoy, porque si se leyese su letra pequeña, con detenimiento, no sería necesario que Bruselas descubriese sus agujeros negros. Algunos se sorprenden de que la Comisión Europea enmiende, una vez más, las cuentas de España, pero en realidad Bruselas sólo demuestra dos cosas: la primera, que sabe sumar y restar, y la segunda, que por si acaso se cubre exigiendo más ajustes, temiendo que no sea realista el cuadro de ingresos del Estado.

De lo que se duda es sobre el objetivo de déficit público de España: el 5,8% en 2014; léase casi 60.000 millones de euros de diferencia entre ingresos y gastos públicos. A Bruselas le da casi igual lo que se ingrese y lo que se gaste en España, si la diferencia encaja en sus previsiones. Pero va a ser que no…

¿Dónde está la clave? En el crecimiento económico del país. Si España crece más, también recaudará más, aminorando el déficit, siempre que consiga mantener el gasto previsto, pero si, como teme Bruselas, España crece menos, nada encajará.

¿Es mucha la diferencia? No, pero es importante. Desde Bruselas creen que en 2014 la economía crecerá un 0,5%, mientras que Madrid sostiene que es posible alcanzar un crecimiento del 0,7%. En realidad, el problema es más complejo, porque la desconfianza afecta a más anualidades y en el fondo unos y otros saben que España carece de un nuevo modelo de crecimiento, alternativo al del ladrillo. Ni siquiera hay buenas noticias del resto de la zona euro, ya que entre julio y septiembre, el Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro ralentizó su crecimiento al 0,1%, frente al 0,3% registrado en los tres meses anteriores, según datos de la oficina de estadística Eurostat. Y en el conjunto de la Unión Europea, el avance fue del 0,2%.

Francia y Alemania están en el punto de mira de España: una, porque componen el motor de la Unión Europea, y dos, porque son los dos grandes clientes de España. Pues bien, Alemania moderó el avance de su PIB al 0,3% debido a la peor evolución de las exportaciones, y Francia vio contraerse la actividad un inesperado 0,1% entre julio y septiembre. Por su parte, en ese periodo, España salió de la recesión, tras crecer un 0,1%, e Italia no logró salir a flote; mejora pero sigue con crecimiento negativo.

El vector resultante de estos datos da la razón al Banco Central Europeo, que rebajó los tipos de interés hace poco más de una semana para que la reactivación europea no desfallezca. En pocas palabras, el frenazo de la recuperación europea puede ralentizar el repunte de España, salvo que la nueva coalición de gobierno de democristianos y socialdemócratas se centre en estimular la demanda.

De momento, España parece un saco sin fondo: se habla mucho del ajuste pero la deuda pública sigue aumentando, señal de que las cosas no se hacen bien en ese sentido. Por eso mismo, se cerró septiembre con un pasivo público de 954.863 millones de euros. El país, por tanto, casi debe lo mismo que produce en un año.

El PIB español es de 1,022 billones y la deuda representa el 93,4% del PIB. Y no se quedará ahí el problema, porque el propio Gobierno ya admite que en 2014 la deuda alcanzará el billón de euros y que en 2015 superará el 100% del PIB. Traducido: más cargas para las futuras generaciones y más problemas para las de ahora. @J_L_Gomez

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