Avanza la negociación con vistas a renovar el Consejo del Poder Judicial en septiembre

Tribunal Supremo. / RTVE
Tribunal Supremo. / RTVE
El CGPJ no debe ser una correa de transmisión del Ejecutivo, pero tampoco convertirse en el frente judicial de oposición al Gobierno. Dependerá no solo de quienes sean finalmente los elegidos como vocales, sino principalmente de quién sea la persona que lo vaya a presidir. 
Avanza la negociación con vistas a renovar el Consejo del Poder Judicial en septiembre

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, pasa estos días poco tiempo en su despacho oficial. Sale rápido del viejo caserón de San Bernardo para ir al encuentro con su buen amigo el responsable de Justicia del PP, Enrique López.

La tórrida tarde madrileña transcurre para los dos entre nombres de magistrados y juristas que van desgranando para acordar los que van a ser los próximos miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Un órgano constitucional que cumple en funciones pronto dos años. Y que ni siquiera se ha intentado renovar parcialmente como posibilita la ley orgánica.

El CGPJ no puede ser una correa de transmisión del ejecutivo, pero tampoco convertirse en el frente judicial de oposición al Gobierno. Dependerá no solo de quienes sean finalmente los elegidos como vocales, sino principalmente de quién sea la persona que lo vaya a presidir.

La justicia española necesita al frente a una persona de sólida formación jurídica, de intachable trayectoria y con amplia experiencia en las instituciones más altas del Estado. Un hombre que más allá de la ideología sepa tejer y lograr consensos y que sea unánimemente aceptado en la carrera judicial.

No hay que mirar muy  lejos para encontrar a esa  persona indicada para presidir el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo en los próximos cinco años. @mundiario

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