¿Se atrevería Nicolás Maduro a hacerle un Banesco a Donald Trump?

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español. / RR SS
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español. / RR SS

El presidente Nicolás Maduro mucho cacarea contra Trump, que a diferencia de Rajoy sí le aprieta las tuercas, pero al final todo se le va por la boca. En cambio, con España parece que no tiene mucho miedo. ¿O debemos de decir respeto...? En Venezuela hay españoles detenidos.

¿Se atrevería Nicolás Maduro a hacerle un Banesco a Donald Trump?

Abanca es un banco español. Su socio mayoritario –en la práctica, el dueño– es el financiero venezolano Juan Carlos Escotet, también propietario del venezolano Banesco, ahora intervenido por Nicolás Maduro. Hasta su llegada a Europa, ningún país ajeno a la OCDE había comprado un banco en la eurozona. Por esa razón, entre otras, sorprendió tanto su desembarco en lo que era Novagalicia Banco, cuya subasta ganó frente a la gran banca española. Hoy aquel banco público creado sobre los antiguas cajas gallegas, privatizado, se llama Abanca. Opera básicamente en Galicia, donde es líder, pero también en otras partes de España, así como en Portugal y en otros países. Abanca es un banco español no solo porque tiene su sede en España, sino porque societariamente ya no depende de Banesco, puesto que su propietario es el dueño de Banesco y de Abanca pero el banco gallego ya no cuelga del grupo financiero venezolano, el más importante de su país. Tanto Abanca en España como Banesco en Venezuela van bien y Juan Carlos Escotet –un venezolano nacido en Madrid, hijo de españoles– es, según Forbes, una de las grandes fortunas latinoamericanas.

Mariano Rajoy es un político gallego, ahora presidente del Gobierno de España. Conoce bien la situación de Abanca y de Banesco. Muy de cerca. También conoce a Nicolás Maduro, con quien ha mantenido diferencias en público, algo inusual en él. Además, Rajoy tiene un profundo conocimiento de la emigración gallega a Venezuela y de su dimensión social y económica. Nada muy distinto de lo que pasó con la emigración canaria a ciudades como Caracas o Maracaibo. Tras sus peleas con Maduro, Rajoy ha aceptado restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela, país donde España tiene importantes intereses en la banca y en otros sectores.

Al paso de lo sucedido con Banesco en Venezuela ha salido el presidente de la Xunta de Galicia, que tardó casi tres días en lanzar un mensaje de tranquilidad sobre Abanca. Alberto Núñez Feijóo pudo haberse explicado antes y mejor –del mismo modo que su Oposición– pero su gesto es políticamente relevante; máxime cuando todo el mundo sabe que, como admite Escotet, la intervención de Banesco es política. Lo de menos es el pretexto utilizado. Maduro precisaba dar un golpe de efecto en este momento y lo ha dado.

Es de suponer que el Banco Central Europeo –a la espera de la llegada de Luis de Guindos el 1 de junio– y el Gobierno de España estarán haciendo grandes gestiones en un terreno resbaladizo como es la Venezuela de Nicolás Maduro, pero su extrema discreción –pareja a la de la Oposición– no deja de llamar la atención. En Venezuela están detenidos financieros españoles, en Venezuela está en juego el principal banco del país, propiedad de un residente en España, dueño de un banco de la eurozona. Cuando en Argentina pasaron cosas así con Repsol no se actuó igual. ¿Qué sucedería si interviniesen un banco de Ana Botín en otro país? ¿Actuarían así –como hace España– Estados Unidos o cualquier gran potencia de la Unión Europea? Es más, a pesar de sus bravuconadas, ¿se atrevería Nicolás Maduro a hacerle lo mismo a Donald Trump o Angela Merkel? Porque Maduro mucho cacarea contra Trump, que a diferencia de España sí le aprieta las tuercas, pero al final todo se le va por la boca. En cambio, con España parece que no tiene mucho miedo. ¿O debemos de decir respeto? @J_L_Gomez

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