¿Asumen los votantes de Podemos sus gestos, sus objetivos, sus modelos y sus alianzas?

14491477240417 [640x480]
A Pablo Iglesias le agrada posar en el palco azul.

Conviene analizar a los dirigentes de Podemos en estado puro: lo que libremente han venido diciendo en todos estos años en todo tipo de foros. Y, sobre todo, cuáles han sido sus relaciones de parentesco ideológico y, en su caso, de financiación.

¿Asumen los votantes de Podemos sus gestos, sus objetivos, sus modelos y sus alianzas?

Me he preguntado a menudo cuáles son las razones por las que una masa tan considerable de ciudadanos se ha sentido atraída por las propuestas de Podemos y de sus dirigentes y hasta qué punto su voto está adecuadamente fundamentado en el conocimiento global de lo que este movimiento o partido viene a significar. Dicho sea, ante todo, desde el más absoluto respeto a la autonomía personal de cada cual.

Pero, en mi perspectiva, Podemos debe ser analizado desde una triple perspectiva: Lo que sus dirigentes han venido manifestando libremente desde su aparición pública; la concreción de los programa electorales con que han concurrido a las diversas elecciones, y la forma de gobernar en aquellos ámbitos, donde gracias –cosa que conviene tener presente- y en la mayoría de los casos, a la connivencia con el PSOE han llegado a gobernar.

Estos tres planos sobrepuestos o interrelacionados dan, a mi entender, la visión real de lo que significa este movimiento. Como ocurre en todos los casos, en la simple lectura de sus programas electorales, al margen incluso de la propia ideología, todos hallamos propuestas asumibles y que se entienden razonables y posibles, al lado de otras que parecen más utópicas, irrealizables o disparatadas.

En este sentido, alguna de sus ofertas, como la famosa “renta única”, o sea, dotar a todo español de un sueldo mínimo del Estado por el hecho de serlo, fue una excelente idea en sí misma, un gancho electoral, en el que muchos creyeron y siguen creyendo en la esperanza de que si Podemos alcanzara el gobierno la llevará a cabo.

Pero conviene analizar a los dirigentes visibles de Podemos en estado puro: lo que libremente han venido diciendo en todos estos años en todo tipo de foros desde la televisión bolivariana, sus propios medios, en reuniones con toda suerte de formaciones afines o parecidas. Y sobre todo, cuáles han sido sus relaciones de parentesco ideológico y, en su caso, financiación. Y partir de ahí empiezan los matices. Porque cuando se considera que porque ETA no mata hay que liberar a sus asesinos, o que el modelo de Venezuela debe ser exportado a Europa, o se da por hecho delante de los de Bildu que el País Vasco será independiente o se acusa a la Policía de introducir droga entre los jóvenes vascos para pervertirlos y otras cosas peores que se han dicho libre y espontáneamente, hay que extraer las propias consecuencias. Y no digamos nada de sus propuestas sobre abrir fronteras, extender la nacionalidad española sin requisitos ni siquiera correspondencia por parte de otros países, etc.

A Podemos le viene bien para alzarse como regenerador moral el clima lamentable de corrupción anidado en los grandes partidos y por eso, sus gestos y sus promesas han resultado atrayentes. Es curioso que su mensaje no solamente ha calado en aquellos sectores en situación más precaria (que en cualquier caso deben ser una prioridad del Estado para evitar toda situación de exclusión social), sino entre las propias clases medias urbanas y los jóvenes.

Y por eso, con la ayuda inestimable del PSOE, se alzaron con el gobierno de ciudades importantes, como Madrid, Barcelona, Valencia, A Coruña, Santiago, Cádiz o Ferrol, en algunos casos a través de subcontratas locales. Pero lo más relevante es que el efecto del presunto cambio ha sido el desmontar elementos esenciales de la propia personalidad, usos y costumbres de las ciudades ocupadas, a través de sus símbolos, tradiciones y costumbres. ¿Era eso necesario, lo demandaba la sociedad, tiene otros efectos aparte de suscitar controversias y enfrentamientos? ¿Cambia algo los problemas pendientes de resolver?

ritamaestre-capilla-peq [640x480]
Rita Maestre, portavoz de Carmena.

 

Los nuevos alcaldes de Podemos y sus franquicias nos ofrecen una muestra evidente de lo que nos espera si alcanzan el poder en el Estado. La variada gama de personajes que han colocado en escena es todo un repertorio de tipos humanos: desde las concejalas que asaltan capillas en semipelotas, altos cargos que mean en la calle o extranjeros de origen que impiden que se despliegue la bandera española en el balcón de un ayuntamiento.

Los prejuicios personales

Se han instalado en las instituciones los propios perjuicios personales de cada quien, al margen del respeto debido a la variedad sociológica de las ciudades que ahora gobiernan. Y así lo urgente ha sido retirar cruces, cambiar la letra de un himno regional para no mencionar a España, convertir la tradicional cabalgata de reyes en un festival de magos, dejar de asistir a actos socioculturales en los que el poder político ha estado presente desde hace 400 años o, como ocurre en Compostela, dejar de representar a la ciudad en  los actos jacobeos, tradición que da lugar a la ciudad misma y a su historia. Eso es el cambio y la modernidad.

Y ahora viene el programa, atemperado sobre los grandes apriorismos, pero con soluciones para todo, empezando por el problema catalán, con una doble medidas: promover un referéndum que legalmente se sabe imposible y anunciar que se estará en contra del deseado efecto de quienes lo reclaman.

Y sobre todo gestos, muchos gestos. La puesta en escena de la presentación de sus diputados en el Congreso ha sido un innecesario espectáculo de circo, a no ser por la salvedad del más comentado: Que una riquísima heredera compostelana se presente en el Congreso como una mujer menesterosa, como una madre necesitada de apoyo social, lo cual es mentira, con su hijo en brazos, no sólo es un lamentable acto de propaganda barata, es una falta de respeto a la verdadera mujer trabajadora en la situación que falsamente trata de representar.

Esto es sólo un pequeño aperitivo de lo que nos espera.

Comentarios