¿Por qué los políticos reavivan fuegos ya apagados por la sociedad civil?

La vía catalana por la independencia en Barcelona, el 11 de septiembre de 2013
La vía catalana por la independencia en Barcelona, el 11 de septiembre de 2013.

Nueva aportación desde MUNDIARIO al debate sobre Cataluña. El autor parte de que el nacionalismo sirve para solucionar una serie de problemas que no existirían si no existiera el nacionalismo.

¿Por qué los políticos reavivan fuegos ya apagados por la sociedad civil?

Todo sectario es un idiota. Ignoro si Chesterton, inagotable almacén de frases lapidarias, formuló alguna vez este pensamiento que, aunque mío, y pido indulgencia para mi leve vanidad, estimo no desmerecería el vitriólico caletre del gran narrador británico. Digo más. Creo que es un pensamiento que, cual aquel malhadado Arbeit macht frei a la entrada de Auschwitz, debiera hacerse constar en carteles de buen tamaño ubicados en sitio visible de todos los puestos fronterizos, de manera tal que, al penetrar los extranjeros en nuestro país, lo tuvieran como aviso a mareantes, acaso con una aclaración suplementaria:  Recuérdelo porque en España hay muchos. Con esta sucinta advertencia, quienes no nos conozcan, ignorantes de que empleamos energías dignas de mejor provecho en seguir debatiendo lo que llevamos siglos debatiendo, podrían evitar mezclarse con los sectarios y discutir con ellos, apelando a la sabia recomendación de que conviene no discutir con un idiota, porque podrían confundirnos con él.

Traspasado el medio siglo de mi edad, veo las cosas del mundo con eso, tan indefinido, tan evanescente, pero a la vez tan perceptible, que llaman sabiduría. Y ¿qué es la sabiduría? Pues, para entendernos y llamar al pan pan, la sabiduría es adquirir conciencia de que la gran dosis de tolerancia que hay que aplicar con quien no piensa como nosotros no se interprete como patente de corso para admitir, con la negra pasividad  de la resignación, toda cuanta mamarrachada se le pueda ocurrir al prójimo. Dicho con contundencia, la sabiduría es anteponer a ciertos discursos, manidos hasta la extenuación, que ya está bien de gilipolleces.

Los logros civiles de la Transición

Yo, que cuando Su Excelencia la diñó contaba quince primaveras y me honro en portar el ADN de la Transición (la mayúscula es con todo merecimiento), quisiera compartir con usted un simple símil. La Unión de Editoriales Universitarias Españolas es una asociación profesional nacida en 1987, cuya historia, tras los diversos avatares, dificultades y desencuentros de todas las cosas humanas cuando se juntan más de dos individuos, es la historia de un éxito. Hoy la dirección de la UNE la compartimos editores universitarios de Cataluña, Canarias, Granada, Salamanca, Oviedo, Zaragoza, Madrid y Santiago. Cuando toca vender la marca, usamos el adjetivo "español" sin complejos, pues es la forma en que, fuera de España, nos entienden.

Como la mayor parte de la sociedad civil española durante los últimos treinta años, en nuestra asociación hemos abstraído lo que nos separa y encontrado la fuerza en lo que nos une (de ahí, el anagrama de nuestra denominación: UNE). Pero, ya lejano el brillo de los extraordinarios logros civiles de la Transición, siento reactivarse las mismas, aburridas, cansinas, reiteradas, anacrónicas monsergas nacionalistas que, desde el romanticismo, definen el drama de España, un país que, en la era de Internet y la globalización, aun se discute y busca a sí mismo; los viejos, viejísimos, atávicos, trasnochados, argumentos de quien no ha aprendido a pasar página y no se entera de en qué mundo vive. Para una porción de sectarios, es decir, de idiotas, con el signo de su bandera tatuado, decir cosas como estas es signo inequívoco de pertenencia al PP. Una deducción tan lúcida e inteligente lo testimonia todo sobre el poder del sectarismo, hoy rampante en España.

El mito Artur Mas
La tendencia del hombre a perpetuar su memoria es innata, tanto en la guerra como en la ciencia.  Leónidas, rey de Esparta, pasó a la gran historia de la humanidad por resistir con 300 guerreros la furia despiadada de Jerjes. Imagine Vd. que Tales de Mileto hubiera planteado las base de su famoso teorema sin formular su desarrollo, menudo cuerpo le hubiera quedado a la posteridad. Artur Más, que tiene poca madera y aspecto de mito, la verdad sea dicha, pasará a la historia, si es que pasa, por su extraordinaria habilidad en soliviantar conciencias a base de argumentos que hieden a naftalina para, con ello, provocar un problema cuya solución ignora. Todo un mérito.

 

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