Areces fue un luchador antifranquista antes de ser alcalde de Gijón y presidente de Asturias

Vicente Álvarez Areces y José Luis Gómez. / Mundiario
Vicente Álvarez Areces y José Luis Gómez. / Mundiario

Cayó preso en Pontedeume, en A Coruña, cuando codirigía la lucha obrera de Ferrol. Entonces esta ciudad concentraba el mayor número de activistas contra la dictadura de Franco, de ahí que estuviese tomada por la policía. Al irse a vivir a Pontedeume, Tini Areces sobrevivió durante un tiempo.

Areces fue un luchador antifranquista antes de ser alcalde de Gijón y presidente de Asturias

Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias entre 1999 y 2011, falleció a los 75 años en Gijón, la ciudad donde había nacido en 1943 y de la que fue alcalde durante 12 años, desde 1987 a 1999. Las tres últimas legislaturas fue senador del PSOE. Pero Tini Areces se dio a conocer políticamente en Galicia, en la recta final del franquismo, cuando codirigía desde Pontedeume la lucha obrera ferrolana. Un día cayó preso.

Ferrol, según sus datos, concentraba entonces el mayor número de activistas contra la dictadura de Franco, de ahí que estuviese tomada por la policía. Al irse a vivir a Pontedeume –entre Ferrol y A Coruña–, Tini Areces sobrevivió durante un tiempo.

El franquismo no fue para él un camino de rosas. Areces fue un estudiante comunista comprometido en la lucha antifranquista, que más de una vez pagó con la cárcel. Galicia fue su principal teatro de operaciones como activista político e intelectual, entre los años 66 y 72, si bien su carrera profesional y política se desarrolló luego en Asturias, donde, ya de la mano del PSOE, sería alcalde de Gijón entre 1987 y 1999, año en el que accedió a la presidencia del Principado.

Este matemático metido a político estuvo estrechamente vinculado a los premios Príncipe de Asturias y también ejerció como perito industrial y profesor de Estadística de la Universidad de Oviedo. Fue padre de dos hijos.

Asturias es tradicionalmente de corte socialista, aunque en las autonómicas del 95 fueron los populares quienes se pusieron por delante. A Areces le tocó lidiar con el rocoso Francisco Álvarez-Cascos, también de Gijón. A su manera, logró salir victorioso.

A Tini Areces le impactó especialmente el 11-M, a la vista de la conexión asturiana. Solía decir que el Principado vivió "la misma angustia y dramatismo de todo el mundo", que dio lugar a "una movilización impresionante", pero que nadie podía sospechar que desde allí habían suministrado la dinamita a los terroristas, "por lo que la indignación fue total". Areces lo tenía claro: "Hay que poner orden, ya que la dinamita no se puede utilizar para todo, incluida la pesca".

Para el que fue su presidente y un hombre ilustrado, los asturianos tienen ”una fuerte identidad" y forman "una comunidad histórica", pero se sienten "parte integrante de España". Si hay una comunidad histórica con población identificada con su tierra esa es el Principado de Asturias y, sin embargo, no hay una gran fuerza nacionalista. Hasta su llegada al poder, Asturias no tenía televisión autonómica, pero Areces logró ese objetivo.

Un día le pregunté si España avanza hacia un Estado federal. "En España hay cierta prevención a utilizar la palabra federal. (Rodrigo) Rato ya dijo una vez algo así como que 'España es un Estado federal...', pero si lo dice un socialista se monta una buena. La verdad es que estamos en un modelo de corte casi federal".

Durante años, Vicente Álvarez Areces tuvo buena sintonía con los socialistas catalanes, si bien discrepó con ellos en materia de financiación autonómica. Logró una especial afinidad con Pasqual Maragall. Consideraba a los socialistas catalanes "gente culta, imaginativa, innovadora... y con una capacidad de pacto muy grande". Antes de que estallase el independentismo, se declaraba "de los que lamentan la imagen negativa de Cataluña cuando es un ejemplo de la España plural".

"En ocasiones se deforma mucho lo que dicen los socialistas catalanes, cuando resulta que el PSC siempre ha reivindicado sentirse a gusto en España. El criterio de pagar por renta y recibir por población hay que matizarlo bien, para que no haya autonomías de segunda división”, solía decir Areces en los años previos a la gran crisis de PSC.

La postura común –opinaba– es que las velas del cambio deben moverlas los vientos de la solidaridad territorial, sea cual sea la singladura que se pretenda recorrer. El hasta ahora senador creía que “la gran reforma del Senado, llamado a ser cámara territorial, nos llevará a un debate a fondo en el que debemos ser capaces de construir una política de Estado". Para él también era importante la reforma del sistema de financiación autonómica, sobre todo en sanidad. "Eso sí, ni en uno ni en otro caso debemos crear fisuras que den lugar a estatus especiales". Se ha muerto un demócrata que plantó cara a la dictadura@mundiario

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