Aznar y sus mentiras respecto a la intervención de España en la guerra de Irak

Jose María Aznar, expresidente del Gobierno. / economiadigital.es
Jose María Aznar. / economiadigital.es

A diferencia de Tony Blair, José María Aznar se ha negado a comparecer por la colaboración de su Gobierno al Reino Unido en el conflicto armado en Oriente. 

Aznar y sus mentiras respecto a la intervención de España en la guerra de Irak

En una opinión pública mareada con el quinielismo post-26 J, los círculos mediáticos y políticos no han tenido mayor interés en hablar del llamado informe Chilcot, sobre la participación del Reino Unido en la guerra de Irak. Han pasado trece años y nada parecido hemos hecho en nuestro país, fuera del consabido intercambio de reproches entre partidos. Y nada se ha escrito con membrete del Estado sobre la trastienda de esta página negra de nuestra reciente historia.

No obstante, nos caen de lleno los resultados de este proceso indagatorio coordinado por John Chilcot al señalar, por ejemplo, que "el Reino Unido no agotó todas las opciones pacíficas" antes de apoyar la invasión de Irak. Y que la existencia de armas de destrucción masiva se presentó a la opinión publica "con una certeza que no estaba justificada".

Es una dosis de recuerdo sobre las mentiras de Aznar. Con una diferencia. Mientras que Tony Blair, el principal damnificado por los resultados de la investigación británica, ya ha pedido disculpas (ya lo había hecho en octubre de 2015), el entonces presidente del Gobierno español no ha dicho esta boca es mía. Pero no es ningún secreto de Estado que apoyó aquella guerra con entusiasmo digno de mejor causa.

Por tanto, es normal que al difundirse el informe oficial sobre la participación británica en aquella absurda aventura, los españoles hayamos desviado la mirada hacia José María Aznar, a la espera de que tuviese a bien imitar el valiente gesto de su exsocio en tan oscuro contubernio. Ni ahora ni antes hemos tenido noticia del menor gesto de contrición en el actual presidente honorario del PP, coprotagonista de la famosa foto de las Azores (Bush, Blair, Aznar y Durao Barroso). Hubiera sido un rasgo de grandeza impropio del personaje. Y supondría admitir una relación entre su apuesta iraquí y la inesperada victoria electoral de Zapatero en marzo de 2004.

Es inevitable recordar el grito masivo del "No a la guerra" y aquellas manifestaciones de la España real que pusieron en evidencia a una España oficial en régimen de mayoría absoluta del PP. No sirvió de nada. Pocos días después, en sesión informativa del Congreso, Aznar se abrazó a un argumento tan falaz como declamar que, aunque los españoles no le seguían, "es más importante la responsabilidad que los votos", dijo.

Lo que ocurrió después está en la mente de toldos. Los votos se le fueron por el sumidero a Rajoy en marzo de 2004. Y del ejercicio de la responsabilidad nunca más se supo. Jamás pidió disculpas, como ha hecho Blair y como en 2007 hizo también el ex primer ministro portugués Durao Barroso, al reconocer públicamente que la invasión se llevó a cabo con información falsa sobre la existencia de armas de destrucción masiva.

Y usted, señor Aznar, ¿no tiene nada que decir?

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