Antón Costas dice desde Barcelona lo que en Galicia se oculta: hace falta una gran ciudad

Antón Costas, a la derecha, en la presentación del libro Cómo salir de esta en Barcelona, junto a la periodista Julia Otero y el autor. / Mundiario
Antón Costas, a la derecha, en la presentación del libro Cómo salir de esta en Barcelona, junto a la periodista Julia Otero y el autor. / Mundiario

Todos los grandes países pivotan sobre al menos una gran ciudad –otra cosa es que sea o no la capital– y sobran los ejemplos. Si Galicia no desarrolla una gran ciudad es por su localismo mal entendido y también por razones políticas de raíz electoral. Una vez más, ven desde fuera lo que dentro no se quiere ver.

Antón Costas dice desde Barcelona lo que en Galicia se oculta: hace falta una gran ciudad

No todos los días uno se lleva alegrías leyendo la prensa; sobre todo en los últimos tiempos. Pero hay días que sí. Hoy, por ejemplo, me ha alegrado el día leer la revista O Economista, donde entrevistan al catedrático gallego afincado en Barcelona Antón Costas, un economista –un maestro– por el que siento especial predilección. Por infinidad de razones, entre otras por ser un convencido de que el problema de la crisis económica española no vino de un fallo del sector público, como se dijo, sino de un espectacular fallo del sistema financiero privado europeo que favoreció el sobre endeudamiento de las empresas y las familias. Pero no es esa ya vieja coincidencia la que me ha endulzado este jueves. Ésa ya estaba descontada.

Lo que realmente me ha alegrado el día es saber que hay un prestigioso catedrático de economía que dice en un medio de Galicia lo que aquí tanto se esconde: este pequeño país no tendrá futuro si no se dota de una gran ciudad. Modestamente, lo llevo diciendo y escribiendo durante años, generalmente ante el recelo de quienes prefieren una Galicia como la actual, donde ninguna ciudad sobresale y donde todas las ciudades se pelean por la miseria o –lo que es peor– por la nada. Un país que parece instalado en el cuento del rey desnudo donde se habla de las siete grandes ciudades de Galicia, cuando es evidente que en Galicia no hay ninguna gran ciudad.

El problema de Galicia no es que Santiago de Compostela sea la capital, sino que Galicia no tiene ni Nueva York ni Los Ángeles

"Las grandes ciudades son el motor del dinamismo innovador y del crecimiento de los países. Y también de su modernización demográfica", explica con claridad el expresidente del Círculo de Economía de Barcelona, un gallego de Vigo afincado en la Ciudad Condal, que sabe bien el valor que tiene Barcelona para Cataluña. En realidad, todos los grandes países pivotan sobre al menos una gran ciudad. Otra cosa es que sea o no la capital. Ejemplos hay de sobra pero en cuanto a la premisa inicial llaman la atención casos como los de Japón y Tokio, Francia y París, Gran Bretaña y Londres, Argentina y Buenos Aires o España y Madrid. De la segunda premisa pueden dar idea Estados Unidos y Washington, frente a Nueva York, Chicago o Los Ángeles; Italia y Roma frente al eje Milán-Turín o a una escala más autonómica Florida y Tallahassee, frente a Miami, o Euskadi y Vitoria, frente al Gran Bilbao. El problema de Galicia no es, por tanto, que Santiago sea la capital, sino que Galicia no tiene ni Nueva York ni Los Ángeles.

¿Qué sería de Cataluña sin Barcelona? Muy poca cosa. Y otro tanto podríamos decir si nos planteásemos qué sería de Andalucía sin Sevilla y Málaga o qué sería de Aragón sin Zaragoza. Las ciudades de cierta entidad aportan una vida social, cultural, comercial, financiera y empresarial que irradia vitalidad dentro y fuera de sí mismas.

Galicia no tiene ninguna gran ciudad, por mucho que Vigo y A Coruña, contando con sus castigadas áreas metropolitanas, empiecen a parecerse a ciudades intermedias. Y eso es en parte por razones históricas y en parte por decisiones políticas recientes, que frenaron los crecimientos de Vigo y de A Coruña. Sin ir más lejos, el Gobierno de Galicia, salvo en la breve etapa del socialista  Fernando González Laxe, tuvo una concepción rural del país, hasta el extremo de construir una autovía por la que, con suerte, van dos o tres coches, mientras Vigo y A Coruña se colapsan a diario, haciendo insufrible la vida de sus ciudadanos, que por alguna razón misteriosa todavía no se han plantado frente a San Caetano al grito de incompetentes.

Vigo y A Coruña ya no pueden entenderse como municipios a la antigua usanza, sino como auténticas áreas metropolitanas

Vigo y A Coruña ya no pueden entenderse como municipios a la antigua usanza, sino como auténticas áreas metropolitanas, pero desde la Xunta se dedican a debatir qué es un área metropolitana, en vez de arreglar –de verdad– el transporte y sentar las bases de futuro del desarrollo de un país como el gallego, necesitado de verdaderos motores económicos y culturales. Y no lo hace porque la Xunta es consciente de que si A Coruña y Vigo se dotan de potentes áreas metropolitanas su poder quedaría diluido o relegado al control del rural gallego.

No se trata de excluir a nadie, sino de potenciar a una o dos ciudades para que tiren del resto, atraigan inmigrantes y conviertan Galicia en un gran país, en vez de una gigantesca residencia de ancianos. La solución no está exclusivamente en los despachos de los conselleiros, pero es evidente que también pasa por ellos. Sin más complejos. Por Galicia, presidente Feijóo.

Si Galicia no desarrolla una gran ciudad es por su localismo mal entendido y también por intereses políticos. Una vez más ven desde fuera lo que dentro no se quiere ver, por lo que seguramente el discurso de Antón Costas pasará inadvertido, ya que al poder en Galicia no le interesa ese tipo de mensajes modernizadores, sobre todo por razones electorales. Pero al menos en MUNDIARIO dicho queda, profesor. @J_L_Gomez

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