El traje del franquismo

Actos oficiales de conmemoración del 42 aniversario de la Constitución ante el Congreso. / Mundiario
Actos oficiales de conmemoración del 42 aniversario de la Constitución ante el Congreso. / Mundiario
Este 6 de diciembre se celebraron los actos de conmemoración del 42 aniversario de la aprobación de la Constitución española de 1978.

El danés C. Anderson publicó en 1837 un cuento conocido como “El Rey desnudo” (El traje nuevo para el Emperador). Salvo un niño, no se quiso ver la desnudez del monarca.

En 1978, hace hoy 42 años, el franquismo tardío se hizo un traje democrático para recobrar el favor popular. Pero la realidad era bien distinta. Los harapos del nuevo ropaje no cubrieron el esqueleto del sátrapa. Todo estaba atado y bien atado, como vaticinó el general perjuro.

La nueva Constitución se edificó sobre los rescoldos del viejo régimen: el nacional catolicismo (Dios, Patria y Rey). Mutaron a Franco por una monarquía designada por él mismo; el poder real se asentó sobre un ejército que tuteló el proceso desde el primer día; las instituciones permanecieron en pie, cambiando nombres y servidas por las mismas personas; no se depuraron responsabilidades entonces ni hasta hoy.

Las Fuerzas Armadas no cambiaron de signo; estuvieron presentes e inamovibles, impidiendo el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos. Asonadas militares en lo más rancio de la tradición hispana, se sucedieron desde el primer gobierno  de Adolfo Suárez, al que obligaron a dimitir, pasando por Leopoldo Calvo Sotelo (23-F), Felipe González, etc. (véase el estudio de David Miranzo / Universidad Rey Juan Carlos, Las operaciones de golpe militar durante la transición). El (des)control militar había llegado al extremo de encarcelar a los componentes de la Unión Militar Democrática por su lucha en favor de la democracia.

¿De qué nos asombramos ante los pronunciamientos de antiguos militares, conocidos estos días? El principal golpista, ex general de división Beca Casanova, ocupó importantes cargos hasta hace bien poco. No es que ahora se convirtiera al franquismo, sino que ya lo era. Tienen el cinismo de acudir al artículo 8º de la CE 1978, la principal concesión al militarismo franquista. Poco importa que el art. 104 les ponga bajo dependencia del Gobierno, si en todo caso les dota de la misión de proteger los derechos y libertades y asegurar la soberanía e independencia de España y defender su integridad territorial. ¡Ahí es nada! La coartada perfecta para amenazar a un sedicente gobierno filo comunista independentista y terrorista.

Este es el panorama: la Corona borbónica sentada en un trono de sangre, inviolable y corrompida; el Poder Judicial sin depurar y dependiente de otros poderes; las Cortes sometidas al control abyecto de los partidos (nacidos de una ley electoral infame), y el incumplimiento de la propia Constitución (v.g. art. 67º-2), han vestido de indecencia el régimen del 78 que ha llegado a su fin. Alea jacta est. @mundiario

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