Ángel Garrido desata la indignación en Podemos por sus ataques machistas

Ángel Garrido, consejero del Gobierno de Madrid. / Twitter
Ángel Garrido, consejero del Gobierno de Madrid. / Twitter

El hombre de confianza de Cristina Cifuentes acusó a Lorena Ruiz-Huertas de montar un espectáculo de vanidades sin otro fin que su puesta de largo.

Ángel Garrido desata la indignación en Podemos por sus ataques machistas

El debate sobre la moción de censura que Podemos ha enfilado en la Asamblea de Madrid para desbancar del poder a Cristina Cifuentes tuvo a un hombre que sobresalió por encima de los demás: Ángel Garrido, consejero de Presidencia y Justicia de la presidenta comunitaria. Garrido acudió al reglamento del Parlamento para atacar a los morados, a quienes logró sacar de sus casillas.

El consejero atacó a la bancada de Podemos por haber montado "un espectáculo, una feria de las vanidades orquestada exclusivamente con un fin: la puesta de largo de su candidata, la señora Ruiz Huerta", es decir Lorena Ruiz-Huerta, portavoz del partido en la Cámara de la capital y candidata a tomar el puesto de Cifuentes. Sus palabras indignaron al partido, que le acusaron de machista. "Gran lección de machismo parlamentario la del señor Garrido. Acostúmbrese al siglo XXI y salga del medievo", explicó Pablo Iglesias desde su perfil de Twitter.

A las palabras del mandamás se unieron las de la propia atacada, quien respondió que "si alguien se ha puesto de largo ha sido usted con su rosario de recados machistas, clasistas y paternalistas".

Garrido replicó a las acusaciones de machismo aduciendo que la expresión "puesta de largo" la usó primero Ramón Espinar, secretario general de Podemos Madrid y diputado autonómico, al momento de explicar el propósito del proyecto debatido. Aparte, acusó que en Podemos "hay mujeres agredidas" que la agrupación se niega a denunciar.

Para engalanar más su protesta, el dirigente del Partido Popular acusó a la vocera de ser "una persona con nula experiencia de gestión, pese a ello, y movida por la vanidad digna de mejor causa, tiene la absoluta falta de respeto hacia los madrileños de proponerse para gestionar el Gobierno de la región. Lo único que se me ocurre respecto a su soberbia es la de un joven que hubiera terminado Bachillerato y se propusiera para presidente mundial de Microsoft".  

Sus palabras hicieron saltar a Jacinto Morano, parlamentario por Podemos, quien se quejó de que la presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados, permitiera "tomar la palabra a los miembros del Gobierno cuando le venga en gana". "Me sorprende que el Gobierno haya decidido intervenir antes de la exposición de la moción de censura. ¿Carecen de argumentos contra nuestro programa? ¿Solo le interesa la puesta en escena?", criticó Morano desde su escaño.

El pleito llegó a tal punto que hasta el PSOE pidió la palabra pese a que había dicho que no tomaría parte del debate. Pilar Sánchez Acera, diputada por el partido rojo, intercedió asegurando que "en un capítulo de reglamento de la Asamblea  dedicado a regular debate no tiene cabida interpretación arbitraria y contraria Reglamento" y acusó a Adrados de "intervención partidista".

Adrados, no obstante, pasó de las peticiones al asegurar que "el Gobierno puede participar en el momento que quiera" y posteriormente dio nuevamente la palabra al hombre que era ya por méritos propios el protagonista del evento. La jefa de la Asamblea citó el artículo 113.6 en el que se asegura que "los miembros del Consejo de Gobierno podrán intervenir en los debates siempre que lo soliciten, sin perjuicio de las facultades de ordenación que corresponden al presidente".

Garrido hizo leña del árbol caído y criticó a los grupos izquierdistas por querer impedir sus intervenciones a nombre del Gobierno. "Estos grupos no quieren que intervenga el gobierno en una moción de censura. Esta todo  dicho de cómo entienden la democracia y el estilo que tendríamos si desgraciadamente gobernara la izquierda en la comunidad de Madrid".

El debate por la moción de censura contra Cifuentes estuvo marcado por los pleitos y ataques entre los distintos personajes. El mismo Ramón Espinar llegó a tildar a la presidenta de ser "una rana más del charco de Esperanza Aguirre". No obstante, en Podemos esto no se vio como un ataque directo ni mucho menos motivo para llamar a la censura a su líder, quien también le avisó a Cifuentes y su equipo que sus días en el poder están contados. "En cualquier democracia homologada como la española, la señora Cifuentes hubiera cogido los bártulos y se hubiera ido a su casa, como no lo han hecho hemos presentado esta moción. Son una maquina para denigrar las instituciones de la Comunidad de Madrid", lanzó Espinar.

Podemos se ha dado a sí mismo la responsabilidad "ética", un término que se ha puesto de moda entre sus dirigentes, de salvar a la capital de lo que Ruiz-Huertas ha catalogado como una quiebra técnica. Para ello, están dispuestos a sacar municiones de cada palabra que salga de la boca de los mandos del PP. Su moción de censura, no obstante, está condenada al fracaso.

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